Jos¨¦ Escolar siembra el p¨¢nico en el ¨²ltimo festejo

P¨¢nico, psicosis, caos¡­ Estas pueden ser las palabras que mejor definan lo que ocurri¨® durante la lidia del cuarto toro del ¨²ltimo festejo de la feria de Vic-Fezensac. El ¡°culpable¡± llevaba por nombre Armensito, ten¨ªa grabado en los costillares el n¨²mero 61, hab¨ªa nacido en octubre de 2016 y era negro de capa. Un toro correctamente presentado, de buen remate y algo abierto de cara.

Tras abrirse el port¨®n de toriles, el astado de Jos¨¦ Escolar sali¨® al ruedo como un rayo y con cara de pocos amigos. Y empez¨® la ¡°fiesta¡±. Al primer capotazo, Armensito dej¨® claro que no ten¨ªa la menor intenci¨®n de colaborar con aquellos se?ores vestidos de forma tan particular y que sosten¨ªan unas curiosas telas te?idas de rosa. ?Qu¨¦ listo era el tal Armensito! ?Qu¨¦ prenda! ?Qu¨¦ alima?a! Un toro de terror¨ªficas ideas que se defendi¨® en el caballo y al que intent¨® masacrar Manuel Jos¨¦ Bernal.

No import¨® que el presidente cambiara el tercio tras la tercera vara. El picador volvi¨® a la carga y le recet¨® un cuarto puyazo, mientras el enfado del p¨²blico iba en aumento. Pero, no contento con incumplir el reglamento, Bernal tuvo la osad¨ªa de encararse con los espectadores. Y la que se mont¨®. De los tendidos comenzaron a llover botellas de agua lanzadas contra el varilarguero. Una casi le quita el castore?o.

Tras recoger los refrigerios, los hombres de plata tomaron los palos y dio comienzo un nuevo cap¨ªtulo de desprop¨®sitos. Mientras su matador, Domingo L¨®pez Chaves, ped¨ªa el cambio al presidente, sus banderilleros fueron pasando, uno tras otro, aterrorizados, a intentar colocar los cuatro palos m¨ªnimos. El rostro de alguno de ellos, m¨¢s blanco que la pared, era un poema. Qu¨¦ incapacidad.

Y ah¨ª no acab¨® la cosa. L¨®pez Chaves, que en primer lugar se hab¨ªa encontrado con un serio y cuajado ejemplar de temple y clase exquisitos, se fue inmediatamente a por la espada e intent¨® dar muerte a semejante ¡°regalito¡± como malamente pudo. Pero, tras dos espadazos de fea colocaci¨®n, Armensito se mantuvo en pie, desafiante, neg¨¢ndose a conceder la victoria a sus contrincantes. As¨ª que, rodeado, no de sus tres peones, sino de cuatro o cinco, el torero salmantino esper¨® a que el castigo infringido diera sus frutos.

Ese cuarto fue el polo opuesto del notable primero, al que tore¨® largo, templado y por abajo L¨®pez Chaves, pero sin el debido ce?imiento. Adem¨¢s, a mitad de faena, el de Escolar se lastim¨® la mano izquierda y la obra qued¨® incompleta.

Otro que pas¨® las de Ca¨ªn fue Octavio Chac¨®n, al que se vio muy desconfiado toda la tarde. En segundo lugar, tras un buen rato de espera con la puerta de chiqueros abierta, apareci¨® el sorteado como quinto. Y en quinto puesto, el primer sobrero. ?Qu¨¦ es lo qu¨¦ pas¨® con el segundo toro titular? Nadie lo sabe. El caso es que Chac¨®n anduvo igual de mal con ambos dos. Un lote el suyo de contrastes: encastado y con poder el primero; descastado y muy deslucido el otro.

Algo m¨¢s de actitud demostr¨® Sergio Serrano, aunque en ning¨²n momento lleg¨® a ponerse de verdad y a tirar la moneda. El tercero, tambi¨¦n con casta, desarroll¨® sentido y fue qued¨¢ndose cada vez m¨¢s corto. Y el sexto, m¨¢s noble y soso, tambi¨¦n fue a menos. El albacete?o dio muchas voces y zapatillazos, se cruz¨® por momentos y logr¨® algunos muletazos limpios al final de ambos trasteos.

As¨ª acabo la feria de Vic. Sin una sola oreja cortada. Y eso, en los tiempos que corren, s¨ª que es una noticia.