Colosal concierto de Patti Smith en Azkena Rock
La veterana cantautora de New Jersey da un corajudo recital en el vig¨¦simo aniversario del festival de Vitoria-Gasteiz, donde tambi¨¦n brillaron Ilegales y Emmylou Harris
Lo que le pides al Azkena (que se ha celebrado en Vitoria del 16 al 18 de junio) es que haya al menos un concierto memorable, porque por lo dem¨¢s sabes que todo va a funcionar. Es un festival amable, c¨®modo, que durante el d¨ªa toma el centro de la ciudad. Visto lo visto, es ya casi familiar. Los menores de 14 acompa?ados entran gratis (esperaban 600, el doble que en 2019, finalmente fueron 800) y los carritos de beb¨¦ se mezclan con rock...
Lo que le pides al Azkena (que se ha celebrado en Vitoria del 16 al 18 de junio) es que haya al menos un concierto memorable, porque por lo dem¨¢s sabes que todo va a funcionar. Es un festival amable, c¨®modo, que durante el d¨ªa toma el centro de la ciudad. Visto lo visto, es ya casi familiar. Los menores de 14 acompa?ados entran gratis (esperaban 600, el doble que en 2019, finalmente fueron 800) y los carritos de beb¨¦ se mezclan con rockeros que hace un tiempo que dejaron atr¨¢s la jubilaci¨®n. El director del certamen bromea diciendo que eso s¨ª que es ¡°adoctrinamiento¡± y no anda desencaminado.
Hab¨ªa ganas, especialmente, este a?o. Vitoria recuperaba el festival despu¨¦s de dos a?os de par¨®n pand¨¦mico y da la impresi¨®n de que aparte de los habituales ¡ªesos que vienen cada a?o con fidelidad religiosa desde Almer¨ªa o Pontevedra, y entran al recinto de Mendizabala besando el suelo¡ª, gran parte de la ciudad, rockera o no, se pas¨® por el recinto en alg¨²n momento. No hubo lleno total, casi nunca lo ha habido en este festival, pero a punto ha estado de batirse el r¨¦cord de asistencia: 48.000 personas en tres jornadas; 3.200 en el c¨¢mping dispuesto por la organizaci¨®n.
Acampar este a?o ten¨ªa m¨¦rito. Al recinto, si algo le falla es la sombra (y los precios de la bebida ?Cinco euros por un kalimotxo, jefes? ?Es vino de reserva?) y arreaba el sol con contundencia. La ola de calor arrasaba con una ciudad acostumbrada a todo lo contrario. Hay quien la llama Siberia-Gasteiz. Pero hab¨ªa alegr¨ªa, las ganas son las ganas, e incluso los 39 grados se llevaban con dignidad.
Todo empez¨® con normalidad, a velocidad de crucero, pero ese concierto ¨²nico que hiciera recordar la edici¨®n del vig¨¦simo aniversario se resist¨ªa. No lleg¨® el jueves, tampoco casi nadie lo espera del punk verbenero de Offspring o Toy Dolls. El viernes, Soziedad Alkoholika hizo un concierto para su parroquia, numerosa, s¨ª, tocaban en casa, pero solo para los suyos. Tampoco se salieron Social Distortion. Las estrellas de la noche da la impresi¨®n de que m¨¢s por necesidad que por otra cosa, eran Afghan Whigs. Su concierto sirvi¨® para recordar lo compactos que son, pero tambi¨¦n que no parecen haber compuesto desde 1996 una canci¨®n memorable, a la altura de la alucinante versi¨®n de Can?t Get Enough of your Love Baby, de Barry White, que incluyeron en la banda sonora de Beautiful Girls y que, por supuesto, en Vitoria no son¨®. Todo lo contrario que Ilegales, que cerrando la noche del viernes demostraron cu¨¢ntas canciones alucinantes han escrito y uno se pregunta si no deber¨ªa haber estado Jorge Ilegal en el escenario grande y los Whigs en el peque?o. Pero bueno, eso son cosas que se te ocurren solo despu¨¦s de verlo.
Quedaba el s¨¢bado, que amaneci¨® con un calor directamente insufrible. Adem¨¢s, el tiempo amenazaba tormenta por una Dana que asomaba desde el cant¨¢brico y llegaba esa noche justo hasta Vitoria, que ya es mala leche. Conociendo lo que pasa en esta ciudad cuando la temperatura baja mucho de golpe, uno estaba esperando que en cualquier momento la zona de conciertos fuera arrasada por un tif¨®n y esto se convirtiera en una cr¨®nica de sucesos. Spoiler: no ocurri¨®.
Lo ¨²nico que consigui¨® el primer chaparr¨®n, a eso de las seis de la tarde, fue sumar bien de humedad al ambiente, convirtiendo el recinto en la versi¨®n vasca del bochorno tropical. Entonces daba la impresi¨®n de que la guerra iba a ser entre la lluvia monz¨®nica y el rock and roll. No pasa nada, hemos venido a jugar. Y en el Azkena ha habido conciertos fabulosos bajo la lluvia (por ejemplo, uno de Chris Isaak en 2010).
Parec¨ªa haber despejado cuando sali¨® Israel Nash, que suena a Graham ¨ªdem, aunque no se conozca filiaci¨®n entre ambos. El texano es indiscutiblemente un musicazo y dio un concierto tan bonito como un v¨ªdeo de gatitos e igual de trascendente. Nubes y claros cuando apareci¨® Emmylou Harris, que es una reina y se comport¨® como tal. Tiene una voz preciosa y una prestancia incre¨ªble, pero decidi¨® hacer un recital de lo m¨¢s tranquilo y a esas alturas llev¨¢bamos tal sobredosis de melod¨ªas campestres que daban ganas de subirse a un caballo y buscar una manada de vacas para llevarlas al abrevadero.
Entonces vino Patti Smith, que al aparecer en el escenario dijo (para que vean que no es este cronista el ¨²nico obsesionado con el clima): ¡°Creo que el tiempo ha sido amable con nosotros¡±. Y tanto. Ya anochec¨ªa, est¨¢bamos a 25 grados¡ aquello promet¨ªa. En ese momento un poco de electricidad neoyorquina era justo lo que necesit¨¢bamos despu¨¦s de tanta placidez sure?a. Y eso nos dieron. Desde el primer momento qued¨® claro que Patti Smith hab¨ªa venido a darlo todo. Le sobraba energ¨ªa. Y estamos hablando de una se?ora de 75 a?os. El primer momento memorable lleg¨® cuando anunci¨® que se cumpl¨ªa el 25 aniversario de la muerte del poeta beat Allen Ginsgerg y ley¨® Holy (footnote for Howl), uno de sus poemas. A ver, Smith es una artista y lo ser¨ªa recitando la lista de la compra, pero en ese contexto y con la bandera ucraniana en el escenario, aquello son¨® a celebraci¨®n de la vida. El concierto no dejaba de crecer. En concepto es sencillo, la banda al servicio de la jefa y la jefa al servicio de sus letan¨ªas. Si funciona, para qu¨¦ cambiarlo. Ya hab¨ªan sonado Redondo Beach o Dancing Barefoot y la cosa estaba enfilada con la banda sonando genial y el p¨²blico entregado. Hab¨ªa costado este a?o, pero ya ten¨ªamos el gran concierto del festival. Entonces, ella tambi¨¦n pareci¨® darse cuenta. Por un segundo le fall¨® la voz. Tom¨® aire, grit¨® en castellano ¡°?la vida, la vida!¡± y confirm¨® de qu¨¦ iba la noche.
Se tom¨® un descanso mientras su grupo homenajeaba a Paul McCartney, que cumpl¨ªa 80 a?os, con una versi¨®n de Helter Skelter y la encadenaba con I Wanna Be Your Dog, de The Stooges. Volvi¨® para dedicar un tema ¡°al capit¨¢n Jack Sparrow¡±, es decir a Johnny Depp, pero ya a esas alturas se lo perdonabas todo. M¨¢s cuando despu¨¦s interpret¨® una maravillosa One too Many Mornings de Dylan en honor de Emmylou Harris. A partir de ah¨ª ya solo quedaba enchufar la directa: Because The Night y Horses del tir¨®n. Y al hotel, que es tarde. Lista ella, se hab¨ªa reservado cinco minutos para un bis que fue, c¨®mo no, People Have The power. Entonces Emmylou Harris subi¨® al escenario a hacer los coros y por detr¨¢s del escenario se vio un rel¨¢mpago. Adem¨¢s de concierto del festival ya ten¨ªamos momento del festival. L¨¢stima que no haya foto oficial de ese instante.
Para bajar el subid¨®n, nada m¨¢s adecuado que Black Mountain, con su psicodelia plomiza como para invadir Polonia. Despu¨¦s de un ratito, te das cuenta de que te da igual y recuerdas que en alg¨²n momento hay que cenar. La temperatura ya estaba de rebequita. Por fin algo que encajaba con lo que es Vitoria.
Quedaba solo la traca final: lo de Suzi Quatro fue un espect¨¢culo nost¨¢lgico con coristas y vientos que no hubiera estado mal si no fuese porque ni nosotros ni ella estamos en 1972. Si fuera solo un recital de ¨¦xitos estar¨ªa bien para un crucero. Daniel Romano¡¯s Outfit, del que se esperaba mucho, hizo un concierto embarullado que va muy r¨¢pido sin raz¨®n aparente. Cantan dos todo el tiempo, el guitarra no para de tocar ni entre tema y tema y si al bater¨ªa le atan una mano a la espalda no pasar¨ªa nada. Michael Monroe, con su pelazo, sus licras y su rock lleno de clich¨¦s a lo New York Dolls fue un cierre m¨¢s que digno para el festival. Todo muy ordenado, muy pulcro, muy n¨®rdico.
Sal¨ªa del recinto y ya hab¨ªa cola en el puesto de la organizaci¨®n donde se anunciaban los abonos para el pr¨®ximo a?o. Ser¨¢ el 15, 16 y 17 de junio de 2023. Puedo asegurar que varios cientos de personas ya han apuntado la fecha. La fidelidad era esto.