Fallecimiento de Jos¨¦ Guirao: A tu sonrisa, Pepe
Era elegante y conoc¨ªa muy bien los c¨®digos de las relaciones, por ello salvaba siempre lo importante, la posibilidad del encuentro
Esa mirada de rabillo de ojo de Guirao cuando dec¨ªa algo y no pronunciaba palabra, la conoc¨ªamos sus amigos, la practicaba conmigo y sab¨ªamos qu¨¦ era. Calma por fuera y ebullici¨®n por dentro, traslad¨® al buen hacer en la gesti¨®n y en la pol¨ªtica cultural su propio car¨¢cter. Era un gran hacedor de paz, de punto de encuentro, y no porque no tuviera criterio, no conozco a nadie que supiera mejor lo que hacer, pero siempre entend¨ªa que el ¡°otro¡± estaba all¨ª y era real. ...
Esa mirada de rabillo de ojo de Guirao cuando dec¨ªa algo y no pronunciaba palabra, la conoc¨ªamos sus amigos, la practicaba conmigo y sab¨ªamos qu¨¦ era. Calma por fuera y ebullici¨®n por dentro, traslad¨® al buen hacer en la gesti¨®n y en la pol¨ªtica cultural su propio car¨¢cter. Era un gran hacedor de paz, de punto de encuentro, y no porque no tuviera criterio, no conozco a nadie que supiera mejor lo que hacer, pero siempre entend¨ªa que el ¡°otro¡± estaba all¨ª y era real. De eso no vamos sobrados ahora y falta nos hace.
Dedic¨® su vida a la Cultura a lo grande, a la que hace avanzar y descubrir mundos y a desvelar gentes que aportan. Vivimos muchas cosas juntos, pero sobre todo ¨¦ramos amigos, amigos de verdad, esa amistad que lo permite todo y est¨¢ siempre.
Pepe era elegante y conoc¨ªa muy bien los c¨®digos de las relaciones y por ello salvaba siempre lo importante, la posibilidad del encuentro. Entregado con rotundidad a lo que consideraba su mundo de amistad y de afectos y ah¨ª patinaba su cordura.
Nos qued¨® por vivir el aprisco de ovejas de su casa en el campo, en el que ¨ªbamos a escribir tonter¨ªas sobre la vida.
No puedo, a pesar de los momentos, y por el bien de su recuerdo, pasar por alto las contribuciones reales que hizo a su paso por el Reina Sof¨ªa, por el ministerio y por los dem¨¢s ¨¢mbitos privados en los que estuvo, desde donde naci¨® La Casa Encendida. Era un hombre con visi¨®n, que apostaba por lo s¨®lido, crear instituciones tangibles desde las cuales el caudal de la cultura pudiera existir y los artistas comer.
Me contaba en su casa del campo, los dos solos, que sus cat¨¢logos eran toneladas, y qu¨¦ hacer, ir¨ªan al aprisco de las ovejas a buen recaudo y bien cuidados. Ten¨ªa, como alguien que vest¨ªa bien los cargos, tendencia y especialidad, pero altura suficiente para estar en todos los registros y atender a todos, importante esto.
Pepe fue fugazmente diputado por Almer¨ªa, andaluz en Madrid, como somos otros. Conocedor de la potencia cultural de nuestra tierra del sur para entender Espa?a y para abrirnos continuamente al trasiego actual de las influencias de todos con todos.
Cuando nos daba por re¨ªrnos lo hac¨ªamos en andaluz, con mucha retranca, y alegremente serios.
A sus amigos nos deja muy solos, pero vamos a seguir a su manera. Nos espera el a?o Picasso, para el que nos ha dado instrucciones, y lo haremos como ¨¦l lo hab¨ªa planeado. Amaremos la Cultura y a los creadores a los que a ¨¦l dedic¨® su vida y que son los que organizan los sentimientos y los horizontes.
Su legado es de paz y de vida, aunque no est¨¦ ya.
No me despido de ¨¦l, ahora mismo le puedo o¨ªr y s¨¦ lo que dir¨ªa. Te quedas. Te queremos amigo.