Sondra Radvanovsky, soprano: ¡°Mi madre muri¨®. Me divorci¨¦. Necesito un cambio. Quiero vivir en Espa?a¡±
La cantante estadounidense, una de las mejores del mundo y en su gran momento, act¨²a en el Festival Cap Rocat de Mallorca junto a Pablo Mielgo
Muchos dicen que es una soprano poco convencional, pero nadie discute su solidez. El caso es que Sondra Radvanovsky (Berwyn, Illinois, Estados Unidos, 53 a?os) atraviesa estos ¨²ltimos a?os los momentos m¨¢s gloriosos de su carrera. Asombra y rinde, llega al fondo y exhibe por un lado su fortaleza basada en la experiencia y por otro ese misterio de lo inexplicable, pero certero, que tienen las grandes de la ¨®pera. Sus ¨²ltimas apariciones en Espa?a han sido sonadas. La cantante estadounidense no ha dejado a nadie indiferente: de su debut en el Liceu en 2018 junto a Jonas Kaufmann y el bar¨ªtono malague?o Carlos ?lvarez a su Tosca en el Teatro Real, tambi¨¦n con el espa?ol y varios bises que cant¨® medio conmocionada por su efecto ante el p¨²blico.
El pr¨®ximo s¨¢bado 23 regresa al pa¨ªs donde, dice, quiere vivir, aunque a¨²n no ha decidido d¨®nde. Lo har¨¢ en Palma de Mallorca, dentro de La noche de los sentidos del festival Cap Rocat. Le espera un concierto a la carta: sus arias favoritas, acompa?ada de Pablo Mielgo, director musical de la Orquestra de les Illes Balears.
Pero, ?por qu¨¦ ahora Radvanovsky quiere vivir en Espa?a? No tiene inconveniente en contarlo por videoconferencia desde Nueva York. Ver¨¢n que las razones son poderosas. ¡°Desde que se produjo la pandemia, todos hemos cambiado. Yo tambi¨¦n: quiero vivir al d¨ªa. Mi madre muri¨® en enero, al tiempo mi matrimonio se vino abajo y me divorci¨¦ despu¨¦s de 22 a?os. Necesito un cambio¡±, afirma.
Esas dos razones pesaron tambi¨¦n la noche del cuatro de julio pasado, cuando el p¨²blico del Real la aclam¨® para que cantara el bis de Vissi d¡¯arte, en Tosca (Puccini). ¡°Atravesaba esa ¨¦poca dura. Mi madre en ese momento estaba ya muy enferma y mi matrimonio resquebraj¨¢ndose. Mi estado emocional se mezcl¨® con otros factores. Yo hab¨ªa puesto toda mi energ¨ªa en mi canto, era lo ¨²nico que en mi vida no hab¨ªa cambiado, as¨ª que met¨ª ah¨ª adentro toda mi fuerza. En el ¨²ltimo a?o, de hecho, creo que he crecido respecto a la manera en que introduzco mis emociones en ¨¦l. Adem¨¢s, tras la pandemia, el p¨²blico se mostraba hambriento por sentir la emoci¨®n de la m¨²sica en vivo. Todo ello condujo a una especie de tormenta perfecta¡±.
Y explot¨®, sin que se lo figurara. ¡°Nunca lo tuve previsto y no deber¨ªamos esperar algo as¨ª en ning¨²n momento. Pero se desatan las emociones y ya. Siempre encuentras a alguien que lo critica porque rompe el ritmo de la representaci¨®n, pero, ?qu¨¦ vas a hacer? Si no te decides a repetir el aria, el p¨²blico seguir¨ªa todav¨ªa aplaudiendo¡±. Hay m¨¢s¡ En su trayectoria tanto por Europa como por Norteam¨¦rica ¡ªbien en Estados Unidos como en Canad¨¢, donde ahora vive¡ª, Radvanovsky observa muchas diferencias. ¡°Como digo, la pandemia nos ha cambiado a todos radicalmente. Y al mundo de la ¨®pera, para siempre. La m¨²sica cl¨¢sica est¨¢ muy arraigada a Europa, pero Norteam¨¦rica es la tierra del pop, del country, del jazz. Aqu¨ª no se ense?a la m¨²sica cl¨¢sica, no forma parte de lo natural y si no lo alimentas o lo riegas, muere¡±, cree la soprano.
Las ra¨ªces tambi¨¦n tiran: por parte de padre es checa, algo que le ha llevado a dominar papeles como la Rusalka, de Dvor¨¢k. Su madre, en cambio, proven¨ªa de Dinamarca. Ella naci¨® a las afueras de Chicago y se cr¨ªo en Indiana. Pero carga sobre s¨ª, un pasado tr¨¢gico de huidas y silencio. ¡°Mi abuela jam¨¢s hablaba de su vida en la antigua Checoslovaquia. Pero poco antes de morir le dijo a mi padre que hab¨ªa sido violada por unos soldados alemanes y que quiz¨¢s ¨¦l¡¡±.
Ella prefiere mirar adelante. En el continente donde quiere trasladarse observa un compromiso colectivo y una decidida apuesta por los j¨®venes. ¡°El Estado se ocupa, el p¨²blico asiste. En Nueva York, ¨²ltimamente en el Metropolitan, que es el teatro m¨¢s grande del mundo, anda medio vac¨ªo y el p¨²blico que acude es muy mayor. Aqu¨ª, esto se muere. Si voy a Europa, la gente joven me espera en la puerta. Para m¨ª eso marca la diferencia. Han logrado mantener ese lazo de la ¨®pera con los j¨®venes mientras Norteam¨¦rica lo ha perdido: no ha sido capaz de encontrar a esa nueva generaci¨®n y seducirla para que acudan a los teatros¡±.
Lo peor es que, seg¨²n ella, los potenciales nuevos p¨²blicos pierden el inter¨¦s a velocidad de la luz y los gestores, seg¨²n ella, no son capaces de cortar la hemorragia. ¡°He le¨ªdo encuestas en los peri¨®dicos tristes al respecto: algunas indican que un 27% del p¨²blico joven afirma no querer volver a un espect¨¢culo de m¨²sica cl¨¢sica en vivo¡±.
Sondra Radvanovsky cree, entre otras razones, que esa desandada se da por no ser capaces de romper din¨¢micas perversas. ¡°Los teatros de ¨®pera en Estados Unidos no saben representar a las sociedades de 2022. No existe la diversidad, no abundan los colores de piel distintos, no encuentras representantes del colectivo LGTBI. La ¨®pera sigue siendo una plataforma de dominio blanco y masculino: no existen mujeres directoras de escena ni musicales, creo que en eso Europa anda m¨¢s concienciada y toma ventaja. En un escenario deseas ver reflejada una parte de la realidad social, aqu¨ª, simplemente, no la encuentras¡±.
Aparte, conviene reivindicar con nobleza ciertos conceptos. Como el divismo. ¡°En cierto sentido, desde luego. En el de buscar lo ic¨®nico, porque el divismo es un im¨¢n. El t¨¦rmino est¨¢ cambiando. Nos debemos quedar con lo positivo. No queremos al caprichoso que llega tarde, pero s¨ª a alguien que se muestra generoso con su tiempo y con su arte. La ventaja es que vivimos en una ¨¦poca que tiende a lo homog¨¦neo, a vestir de serie, a lo gen¨¦rico. El divismo representa lo contrario, una b¨²squeda por ser ¨²nicos, marchar al toque de nuestro propio tambor sin que debas someterte a ciertas reglas. Tomar la delantera, marcar un camino propio. Por eso atraen y nos fijamos en ellos¡±.
Pero el divismo cuesta. ¡°En esta carrera, cantar es lo f¨¢cil. Lo que menos te exige. Esta vida no es normal. No puedes mantener una relaci¨®n f¨¢cilmente, viajas, estudias¡ Tambi¨¦n te debes a tu p¨²blico. Si tienes cola, atiendes a todos y cada uno de los que te est¨¢n esperando hasta que se va el ¨²ltimo porque si puedes llegar a ellos de alguna forma con un gesto amable lo van a recordar el resto de sus vidas. Somos responsables de eso y yo lo siento sobre mis espaldas. Depende de nosotros trasladar el legado de nuestra forma de arte a las siguientes generaciones y eso es una carga grande, pero entre todos debemos lograrlo. Si no lo hacemos, desaparecer¨¢¡±.
Babelia
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