Un ¡®Tosca¡¯ con divos, bises y apuros vocales de Jonas Kaufmann
Sondra Radvanovsky, Carlos ?lvarez y el Teatro Real triunfan en Peralada
Con el temperamento y el arrebato vocal de las divas de anta?o, la soprano estadounidense Sondra Radvanovsky rein¨® con luz propia en la versi¨®n de concierto de Tosca, de Giacomo Puccini, que la compa?¨ªa del Teatro Real de Madrid ofreci¨® el pasado domingo en el Festival Castell de Peralada (Girona), bajo la sensacional direcci¨®n del italiano Nicola Luisotti. Noche de bises, pero tambi¨¦n de angustia por los apuros vocales que pas¨® el medi¨¢tico tenor alem¨¢n Jonas Kaufmann. El gran Scarpia del bar¨ªtono andaluz Carlos ?lvarez complet¨® un gran elenco en la cita oper¨ªstica de lujo del festival ampurdan¨¦s.
Los divos son el principal reclamo para agotar el papel en taquilla, y en Peralada, con el aforo restringido por la pandemia, incluso hab¨ªa lista de espera para conseguir una entrada de ¨²ltima hora. Pero, no nos enga?emos, ver una obra de tanta fuerza teatral como Tosca en formato concertante es un espect¨¢culo decepcionante y, en algunas escenas, tedioso.
Hay que aplaudir sin reservas la brillante actuaci¨®n del coro y de la orquesta titulares del Teatro Real -es decir, el Coro Intermezzo y la Sinf¨®nica de Madrid-, bajo la precisa, detallista, segura e intensa direcci¨®n de Luisotti. Tras 16 funciones (del 4 al 24 de julio) cargadas de bises para la historia del coliseo madrile?o, en un montaje del Liceo con puesta en escena de Paco Azor¨ªn y tres repartos cuajados de estrella, la visita rel¨¢mpago de la compa?¨ªa del Teatro Real a la Costa Brava fue un paseo triunfal.
La noche promet¨ªa alto voltaje l¨ªrico, pero, desde la primera aria de Mario Cavaradossi -la bell¨ªsima Recondita armonia- los problemas vocales de Jonas Kaufmann mantuvieron en vilo al p¨²blico. Los momentos m¨¢s angustiosos se vivieron en los d¨²os del primer acto. Frente al derroche de voz y temperamento de Radvanovsky -algo estridente y exagerada en ocasiones-, el estado vocal de Kaufmann no parec¨ªa augurar nada bueno, con una emisi¨®n forzada, sonidos velados y fatiga evidente.
El divo b¨¢varo, que este mes ha alternado funciones de Tosca en Madrid con su deb¨² en el emblem¨¢tico papel wagneriano de Trist¨¢n en M¨²nich, sali¨® del paso con aplomo, fi¨¢ndolo todo a sus agudos robustos y potentes. Pero no estaba fino y su irregular l¨ªnea empa?¨® tambi¨¦n el d¨²o con el bar¨ªtono madrile?o Gerardo Bull¨®n como Angelotti de atractivo timbre.
Sesi¨®n de bises
Afortunadamente, Kaufmann estuvo en mejor forma en el segundo acto, en el que impact¨® su vibrante registro agudo en el exultante Vittoria! Vittoria! En el tercer acto, aunque afloraron de nuevo algunos problemas, acab¨® bisando la emocionante E lucevan le stelle animado por los generosos aplausos.
Hablando de bises, la reina es Radvanvsky. De hecho, su apasionada interpretaci¨®n de Vissi d?arte, arropada lenta y majestuosamente por Luisotti, fue memorable, con un dominio del canto legato y pian¨ªsimos de gran efecto. Y, tal y como sucedi¨® en el Teatro Real, bis¨® la maravillosa aria entre las estruendosas ovaciones del p¨²blico.
Magn¨ªfico Carlos ?lvarez en la piel del s¨¢dico y malvado Scarpia, con un canto de noble fraseo, acentos incisivos y ricos matices. De manual el Spoletta del tenor vasco Mikeldi Atxalandabaso, muy sonoro y histri¨®nico Sacrist¨¢n a cargo del bajo-bar¨ªtono colombiano Valeriano Lanchas y, completando con acierto el reparto, el bajo-bar¨ªtono andaluz David Lagares (Sciarrone), la soprano madrile?a In¨¦s Ballesteros y los Peque?os Cantores de la Comunidad de Madrid.
La calidad de la Sinf¨®nica de Madrid y el Coro Intermezzo fue decisiva en el ¨¦xito de la velada, aunque el formato concertante lastrara muchos momentos de alta temperatura teatral en Peralada. El libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en el drama de Victorien Sardou, y la portentosa partitura de Puccini, son un milagro de inspiraci¨®n musical y tensi¨®n teatral que pierde muchos enteros sin una puesta en escena. La salida del escenario de Scarpia, dando tumbos tras el aluvi¨®n de pu?aladas que le propina una Tosca m¨¢s salvaje y violenta que nunca, provoc¨® algunas carcajadas.
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