¡®Cuadris¡¯ de inmenso trap¨ªo y justos de casta
Rafaelillo corta una oreja y Dami¨¢n Casta?o firma los mejores muletazos en la tercera de feria
No hizo falta conocer el peso de la corrida ¡ªen Mont-de-Marsan, al igual que en la mayor¨ªa de plazas francesas, no se anuncia ese dato en la tablilla¡ª; uno a uno, los toros de Cuadri que saltaron al ruedo en la tercera de la feria de la Madeleine dejaron bien claro que en Comeu?as, la finca onubense en la que nacieron y se criaron, no se pasa hambre. Y, de paso, tambi¨¦n demostraron que no hace falta saber cu¨¢ntos kilos pesa un toro para quedar maravillado por su inmenso trap¨ªo.
?Qu¨¦ corrid¨®n de toros! Ejemplares de un cuajo descomunal, hondos como ellos solos, lustrosos, serios y bellos. Animales cuya mirada helaba la sangre. L¨¢stima que en su interior no albergaran tan generosas dosis de casta brava. Sin ser ning¨²n petardo, la corrida de Cuadri decepcion¨®. Siempre se espera m¨¢s de un hierro tan querido y respetado por los aficionados.
De forma desigual, algunos con las manos por delante, se desplazaron de salida en los capotes y muy discretamente pasaron despu¨¦s el examen del tercio de varas. No s¨®lo les cost¨® arrancarse, sino que, despu¨¦s, bajo el peto, ninguno se entreg¨® y apret¨® de verdad. La mayor¨ªa se limit¨® a empujar con la cara arriba, casi siempre con un solo pit¨®n, y a la defensiva.
Complicados resultaron en banderillas. Casi todos esperaron, cortaron y pusieron los pitones por las nubes cuando los toreros de plata intentaron dejar los palos. Alguno de ellos, muy limitado de recursos, pas¨® un trago.
En el ¨²ltimo tercio se comportaron de forma desigual, aunque predomin¨® la nobleza y soser¨ªa. Hab¨ªa casta, pero no la suficiente. Del conjunto destac¨® el bueno, pero exigente cuarto, que embisti¨® con mayor transmisi¨®n; y el sexto, justo de fuerzas, pero de una calidad superlativa. Y de aut¨¦ntica pena fue lo del tercero, que apuntaba ser uno de los m¨¢s encastados, hasta que se lastim¨® una pezu?a y comenz¨® a dolerse.
Ese tercero, como el enclasado ¨²ltimo, le correspondi¨® a Dami¨¢n Casta?o, que firm¨® los mejores muletazos de la tarde, pero que volvi¨® a demostrar que tiene un serio problema con la espada. Aunque su primera faena qued¨® interrumpida por la lesi¨®n de su oponente, el salmantino se desquit¨® con el que cerr¨® plaza en una labor que comenz¨® acelerada, pero que fue templ¨¢ndose, y de la que sobresalieron un par de tandas en redondo y un pase de pecho infinito y soberbio. Seguramente habr¨ªa obtenido alg¨²n trofeo, pero ?ay la espada!
S¨ª pase¨® una oreja Rafaelillo, que cautiv¨® a los tendidos en una faena emocionante frente al encastado y buen cuarto, el m¨¢s completo. Aunque anduvo casi siempre despegado y abocado, extrajo tandas de muletazos largos y limpios por ambas manos de un astado listo que repon¨ªa y no regalaba nada.
Octavio Chac¨®n, que desde hace un tiempo parece un alma en pena, dio muletazos, pero transmiti¨® lo mismo que reflejaba su rostro: una total apat¨ªa.
No fue la corrida brava de Cuadri que todo el mundo esperaba, no; pero tampoco una de esas completamente aplomadas que hicieron saltar las alarmas hace un par de temporadas. Hay esperanza.
Cuadri / Rafaelillo, Chac¨®n, Casta?o
Toros de Celestino Cuadri, muy bien presentados por su gran seriedad, hondura y cuajo; mansurrones y a la defensiva en el caballo; y nobles, aunque justos de casta en el último tercio. El 4º destacó por su transmisión y el 6º, por su calidad.
Rafaelillo: dos pinchazos, estocada corta atravesada -aviso- y dos descabellos (saludos); estocada corta tendida (oreja con petición de la segunda).
Octavio Chacón: estocada muy atravesada y dos descabellos (silencio); estocada, un descabello -aviso- y dos descabellos (silencio).
Damián Castaño: tres pinchazos, espadazo bajo muy tendido y atravesado y tres descabellos (silencio); pinchazo y bajonazo (ovación de despedida).
Plaza de toros de Mont-de-Marsan (Francia). Tercera corrida de la Feria de la Madeleine. 22 de julio. Lleno.
Babelia
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