Javier Mar¨ªas Franco, el mejor amigo
La guionista Julia Altares esperaba despedirse del escritor, con el que compart¨ªa complicidades desde hace tres d¨¦cadas, esta tarde de domingo. No pudo ser
Esta ma?ana de domingo, en la que jugaba el Real Madrid, su equipo del alma, he sabido ya sin esperanzas que quedaba poco¡ cuando se me hab¨ªa ofrecido la oportunidad de despedirme de ¨¦l.
Javier es uno de mis mejores amigos desde hace treinta y tantos a?os y, tras dudar unos instantes, por el dolor y el miedo, he decidido que ten¨ªa que ir a verle. Sobre todo, para darle las gracias por haber sido siempre el mejor amigo posible.
Pero no ha podido ser. Antes de la hora marcada, las cinco de la tarde, que yo esperaba con impaciencia, negaci¨®n, tristeza profund¨ªsima y mucha emoci¨®n, s...
Esta ma?ana de domingo, en la que jugaba el Real Madrid, su equipo del alma, he sabido ya sin esperanzas que quedaba poco¡ cuando se me hab¨ªa ofrecido la oportunidad de despedirme de ¨¦l.
Javier es uno de mis mejores amigos desde hace treinta y tantos a?os y, tras dudar unos instantes, por el dolor y el miedo, he decidido que ten¨ªa que ir a verle. Sobre todo, para darle las gracias por haber sido siempre el mejor amigo posible.
Pero no ha podido ser. Antes de la hora marcada, las cinco de la tarde, que yo esperaba con impaciencia, negaci¨®n, tristeza profund¨ªsima y mucha emoci¨®n, se ha ido. Y despu¨¦s su Real Madrid ha ganado avasalladoramente el partido¡
Es bastante inconcebible para m¨ª saber que no volver¨¦ a re¨ªrme a carcajadas con ¨¦l, hablando de lo mal que estaba este mundo y de c¨®mo hab¨ªan cambiado los tiempos. Los tiempos en los que nos conocimos, mediados de los ochenta, consider¨¢bamos ambos que fueron tiempos m¨¢s alegres, m¨¢s vivaces, m¨¢s reflexivos, m¨¢s creativos en todos los sentidos, especialmente en el an¨¢lisis libre y desprejuiciado del pensamiento. A veces nos re¨ªamos pensando que est¨¢bamos mayores quiz¨¢, para inmediatamente tener claro que era el mundo el que hab¨ªa ido a peor. Y nos volv¨ªamos a re¨ªr. Era lo que m¨¢s le gustaba del mundo: re¨ªrse y hacer re¨ªr.
Saber que no volver¨¦ a leer sus art¨ªculos de El Pa¨ªs Semanal, con los que pod¨ªa estar de acuerdo o no, aunque casi siempre s¨ª, pero en los que admiraba su manera inteligente y personal, alejada de todo borreguismo, de analizar las cosas, siempre con esa vuelta de tuerca tan suya, es demoledor. S¨¦ que durante muchos domingos seguir¨¦ buscando su art¨ªculo, para hacerle por la ma?ana la cr¨ªtica por SMS y para que ¨¦l luego siguiera comentando cada cosa que le dec¨ªa. Agradecido, inseguro a veces, de si hab¨ªa quedado bien o no. ?Inseguro, ¨¦l! Pero as¨ª era Javier.
?Y qu¨¦ va a ser de todos sus lectores sin sus novelas? Mira que tardaba a?os en publicar, pero la emoci¨®n cuando anunciaba con pudor ¡ªy siempre diciendo que ser¨ªa la ¨²ltima¡ª que iba a sacar novela era uno de esos momentos en los que te das cuenta de c¨®mo nos provoca aut¨¦ntica felicidad la buena literatura. Enredarte en su prodigiosa manera de narrar, de exponer pensamientos, en sus digresiones, en las voces de sus personajes¡ En las resonancias de otros genios del pasado¡ Javier Mar¨ªas provocaba al pensamiento, y ya no hay muchos como ¨¦l.
No solo generaste mucha admiraci¨®n y gratitud, tambi¨¦n fuiste un hombre muy querido y apreciado por los que tuvimos la gran suerte de tenerte cerca¡±
Estos d¨ªas he pensado que a lo doloroso que es perder a un ser querido, en el caso de mi amigo Javier, se une la p¨¦rdida del genio, de una de las mentes m¨¢s privilegiadas y originales que ha dado el mundo de la cultura, me atrever¨ªa a decir universal. Porque Javier Mar¨ªas es un genio de la literatura y del pensamiento de este siglo y del pasado. Pero en esa vertiente suya poco puedo aportar sobre ¨¦l, por indiscutible y estudiada y un¨¢nime.
Como amigo cercano y antiguo, s¨ª puedo decir que era el amigo incondicional, siempre leal, generoso y entregado donde los haya. Divertid¨ªsimo y a veces gamberro, aunque la imagen que diera fuera la de una persona demasiado seria, quiz¨¢ por su timidez. Era protector al m¨¢ximo, como si tuviera la misi¨®n vital de que todos sus amigos estuvi¨¦ramos bien. No hay generosidad ni bondad mayores. Mercedes L¨®pez-Ballesteros y otros tantos amigos que no cito, por no olvidar a ninguno, saben de lo que hablo.
Javier Mar¨ªas Franco. No solo generaste mucha admiraci¨®n y gratitud, tambi¨¦n fuiste un hombre muy querido y apreciado por los que tuvimos la gran suerte de tenerte cerca. Y a?ado el Franco, por cuanto quisiste siempre a tu madre. Ella te hizo valorar y apreciar siempre a las mujeres.
Aunque poco te importaban los honores y dem¨¢s zarandajas, ya eres eterno.