El ni?o que dorm¨ªa sin dormir por lo que pudiera pasar
Miguel ?ngel Oeste disfraza en un libro bell¨ªsimo su infernal experiencia: ¡°Quise matar a mi padre, pero no pude porque es parte de m¨ª¡±
Miguel ?ngel Oeste ha tomado la parte m¨¢s obscena y desgarradora de una biograf¨ªa ¡ªsu biograf¨ªa¡ª y la ha disfrazado de bell¨ªsima literatura. Ha convertido el maltrato de un ni?o ante el silencio de todos los que le rodean en una especie de Cenicienta capaz de enamorar al pr¨ªncipe (el p¨²blico) al deshacerse de los harapos y vestirse con los ropajes sensacionales de un relato que atrapa, que agarra y que despierta la conciencia ante una sociedad ciega ante el dolor. Vengo de ese miedo (Tus...
Miguel ?ngel Oeste ha tomado la parte m¨¢s obscena y desgarradora de una biograf¨ªa ¡ªsu biograf¨ªa¡ª y la ha disfrazado de bell¨ªsima literatura. Ha convertido el maltrato de un ni?o ante el silencio de todos los que le rodean en una especie de Cenicienta capaz de enamorar al pr¨ªncipe (el p¨²blico) al deshacerse de los harapos y vestirse con los ropajes sensacionales de un relato que atrapa, que agarra y que despierta la conciencia ante una sociedad ciega ante el dolor. Vengo de ese miedo (Tusquets) no enga?a desde el propio t¨ªtulo, hasta la firma de un autor refugiado en el mito del w¨¦stern para esconder su propio apellido. Que es el de su padre infernal.
¡°Para m¨ª el miedo es algo grasiento que se enrosca en el cuerpo, que se adhiere como una babosa, que se va arrastrando y que va dejando sus elementos como lo hace un fluido viscoso que se te va pegando a la memoria. Tambi¨¦n es una necesidad. Quiz¨¢ la ¨²nica forma de combatirlo es mediante la escritura¡±, confiesa Oeste (M¨¢laga, 1972) por videoconferencia. No agota ah¨ª su definici¨®n del miedo, que marca un libro y una vida se?alada por los sobresaltos, los golpes, la humillaci¨®n, la imposibilidad de relajarse porque el monstruo siempre actuaba de improviso. ¡°El miedo es dormir sin poder dormir por lo que pueda pasar, porque hay que estar alerta¡±.
Oeste no entrega el maltrato sin procesar, sino que lo va vistiendo de la b¨²squeda en la que se ha empe?ado desde 2009 para trazar los or¨ªgenes de sus padres: ¨¦l, un encantador de serpientes que se abri¨® paso como cocinero, restaurador, pero tambi¨¦n camello y buscavidas en el proceloso mundo de la noche de Torremolinos cuando Espa?a se asomaba a la diversi¨®n, la droga, el sexo sin la represi¨®n del pasado; ella, una guap¨ªsima modelo, un punto rebelde, sometida a la violencia de su pareja y madre que no amaba, o al menos no proteg¨ªa a sus dos hijos. Tambi¨¦n envuelta en las nubes del alcohol y la adicci¨®n.
El personaje que compone Oeste en su novela no solo se desenvuelve como puede en ese ambiente, sino que, una vez adulto, emprende la b¨²squeda de aquellos or¨ªgenes y desmenuza y procesa su perplejidad ante la violencia y el silencio del entorno como un detective objetivo, pero tambi¨¦n suicida, de su propia vida. Porque averiguar es chocarse con el mal. Adentrarse en ello es agarrar el fuego. Componer el libro es simular una catarsis que seguramente no lo es, porque es imposible, aunque mientras nos regala la literatura.
¡°La literatura ni cura, ni nada. Quien crea eso est¨¢ equivocado, pero uno intenta entenderse a s¨ª mismo, entender cosas y apaciguar cosas¡±, asegura Oeste. ¡°Creo que mi novela es un thriller psicol¨®gico en el que el protagonista intenta desprenderse o despegarse de ese miedo. ¡°Los libros no son cat¨¢rquicos, pero pueden servir para conocerse uno mismo mejor, atenuar el rencor, la rabia, la ira¡±.
¡°Quiero matar a mi padre¡± es el enunciado inicial de la novela y a lo largo de ella se va convirtiendo en un logo, una bandera que a ratos ondea firme, a ratos ca¨ªda.
¡ª ?Ha logrado matarlo? ?Acabar con ¨¦l, al menos desde un punto de vista psicoanal¨ªtico?
¡ª Al padre nunca se le puede matar porque forma parte de uno y lo que uno intenta es no herirse m¨¢s a s¨ª mismo. La idea ¡°quiero matar a mi padre¡± juega como una especie de mantra, de repetici¨®n para que el narrador pueda subsistir. Si no, no podr¨ªa subsistir. Es un relato de supervivencia de la propia debilidad del narrador.
El retrato de la M¨¢laga de barrio de los ochenta, que no es sino la Espa?a de los ochenta, nos deja un dibujo del silencio que rodeaba el maltrato. ¡°La violencia entonces quedaba en los l¨ªmites de tu propia casa, estaba normalizada, permitida, y eso iba creando un estado de ¨¢nimo en un ni?o que es el que intento reflejar¡±.
Para m¨ª el miedo es algo grasiento que se enrosca en el cuerpo, que se adhiere como una babosa (...) Tambi¨¦n es una necesidad
En su libro, de hecho, hay dos libros: la historia de ese ni?o y la de su investigaci¨®n detectivesca, su aproximaci¨®n desde distintos ¨¢ngulos y testimonios a una realidad poli¨¦drica que construye con pulso firme. ¡°He intentado equilibrar la b¨²squeda, el viaje, con la introspecci¨®n, la reflexi¨®n y el juego de la propia literatura¡±, afirma. ¡°Al final, creo que mi libro hibrida g¨¦neros como el thriller, el terror, lo testimonial. Un ni?o al final es alguien que est¨¢ descubriendo las cosas por primera vez, no tiene asideros y los miedos se amplifican de forma brutal. El miedo no es a que te peguen, por ejemplo, sino a lo que puede pasar. Por ello hablo de elementos de thriller psicol¨®gico y de terror. En la infancia deja huella y ah¨ª est¨¢. Mi narrador es alguien que se est¨¢ constantemente tambaleando, que es inseguro, que necesita esa b¨²squeda para seguir avanzando¡±.
Heredero literario de la francesa Delphine de Vigan, para afrontar este libro ha evitado leer otros modelos duros de autoficci¨®n, como el que representa Karl Ove Knausg?rd ¡°para no estar influido¡±. Pero su referente cultural m¨¢s clamoroso es el w¨¦stern, que le ha dado su apellido de adopci¨®n y que define como ¡°el sentido y la idea de conquistar algo, conquistar la felicidad, tal vez a trav¨¦s de la escritura, tal vez una quimera, algo simb¨®lico¡±.
Oeste, que escribi¨® en tercera persona la historia de una adolescencia complicada en su anterior novela, Arena, ha elegido esta vez hacerlo en primera persona. ¡°Empec¨¦ en tercera persona y cuando llevaba 40 o 50 p¨¢ginas vi que era un personaje impostado. Decid¨ª dar la cara. Quer¨ªa transmitir un lenguaje descarnado, naturalista, que la gente dijera: ¡°Hostia, ?esto qu¨¦ es?¡±. Y fui al hueso, al desnudo total. A lo mejor mi padre me ha convertido en escritor. Porque si no hubiera escrito, vete a saber¡±. El abismo de una vida sin escribir queda flotando en el aire como un horror a¨²n m¨¢s grande que lo que ha escrito. Una obra que, como concluye, es ¡°un libro en marcha¡±. Porque ¡°escribir me calma, me sosiega, me lleva a mi centro ante mi inseguridad, mi debilidad. No entiendo la vida sin escribir¡±.