Calvin y Hobbes vuelven a explorar su mundo m¨¢gico
Astiberri comienza la reedici¨®n de las c¨¦lebres tiras c¨®micas creadas por Bill Watterson y confirma la vigencia de los cl¨¢sicos del tebeo, que casi todos los sellos relanzan en sus cat¨¢logos
Quiz¨¢s alg¨²n lector pidi¨® como deseo para el a?o nuevo que la historia continuara. Una ¨²ltima, imposible, esperanza. Porque el dibujante Bill Watterson se hizo c¨¦lebre por su talento, pero tambi¨¦n por sus firmes convicciones. Era el 31 de diciembre de 1995 cuando Calvin y Hobbes, tal vez la serie de tiras c¨®micas m¨¢s adorada del siglo XX, terminaba para siempre. As¨ª lo decidi¨® su autor, apenas una d¨¦cada despu¨¦s de su comienzo. No importaron los millones de lectores, las decenas de premios, los miles de diarios que editaban peri¨®dicamente su obra. No habr¨ªa m¨¢s vi?etas. Y punto.
As¨ª fue. El peque?o Calvin no volvi¨® a hacer mu?ecos de nieve, so?ar con aventuras gal¨¢cticas u ofrecer amargas reflexiones sobre la sociedad. Ni su fiel tigre de peluche pudo hacer gala nuevamente de su agridulce sarcasmo. Y el propio Watterson se acall¨® con ellos. ¡°Tras 10 a?os, hab¨ªa dicho b¨¢sicamente todo lo que hab¨ªa venido a decir¡±, relat¨® a?os m¨¢s tarde en una de sus escas¨ªsimas entrevistas. Tampoco ha habido mu?ecos, tazas, camisetas o adaptaciones a televisi¨®n, cine o videojuegos: su creador siempre quiso que Calvin y Hobbes fuera solo un c¨®mic. Ni m¨¢s, ni menos. De ah¨ª que sea ese el ¨²nico formato en que la serie pueda regresar, de la mano de la editorial Astiberri: El gran Calvin y Hobbes ilustrado es el primer tomo de un plan con el que el sello pretende recuperar la obra original.
Al fin y al cabo, el rescate de grandes iconos es una constante en el tebeo. Panini acaba de anunciar el pr¨®ximo regreso de Don Miki as¨ª como de la llamada Biblioteca Marvel, que reeditar¨¢ las primeras apariciones de sus grandes superh¨¦roes. ¡°Si Peter Parker [Spiderman] tiene problemas para pagar el alquiler, era igualmente v¨¢lido en los sesenta que ahora. Y los personajes de Disney tienen un encanto especial que apela tanto al joven que se inicia en la lectura como al adulto¡±, explica Alejandro Mart¨ªnez, editor de Panini. Norma lleva a?os publicando a los Pitufos, Salamandra Graphic ha devuelto a la actualidad a los Mumin y La C¨²pula recopila en varios vol¨²menes la serie underground Odio, de Peter Bagge. Por no hablar de sellos como Dolmen, cuya oferta cuenta con mitos como Pr¨ªncipe Valiente, Mandrake o Phantom. El regreso abarca tambi¨¦n autores espa?oles recientes, como La pista atl¨¢ntica (Desfiladero), de Miguel Calatayud, o la colecci¨®n de Fernando de Felipe que relanza ECC Ediciones.
Aunque Laureano Dom¨ªnguez, editor de Astiberri, aporta un matiz: Calvin y Hobbes termin¨® hace nada y ya es historia. ¡°Es un cl¨¢sico perenne. Cuando vencieron los derechos que ten¨ªa Penguin Random House y no los quisieron renovar, pensamos que merec¨ªa la pena mantenerlos. No va a ser un superventas, porque ya se ha publicado, pero es un t¨ªtulo magn¨ªfico para cualquier cat¨¢logo¡±, celebra. ?l mismo, en realidad, se encarg¨® de publicar la serie anteriormente, en Ediciones B. Y, ahora, vuelve a cruzarse con ella. Promete una traducci¨®n (de Francisco P¨¦rez Navarro) revisada, con papel de mayor calidad y una tipograf¨ªa creada ad hoc con la letra de Watterson. De momento, a este libro, que recoge las tiras de diciembre de 1988 a julio de 1990, seguir¨¢ otro, Un mundo m¨¢gico, en enero. Y dos m¨¢s, probablemente, en la segunda mitad de 2023.
Quien conozca al chiquillo rubio y su salvaje amigo sabe lo que le espera. Y no ver¨¢ la hora de reencontrarse con ellos. Calvin, su imaginaci¨®n desbordante y su batalla contra la autoridad. Hobbes, su sabidur¨ªa y su humor mordaz. Y luego los padres del ni?o, su maestra, su compa?era de escuela Susie Derkins o la temida canguro, Rosalyn. M¨¢s en general, el arte de Watterson para encerrar dilemas y reflexiones de enorme magnitud en pocas vi?etas. ¡°Su visi¨®n sobre los medios o su retrato inteligente de la infancia mantienen su validez¡±, asevera Dom¨ªnguez.
No por nada, el nombre del protagonista se debe al famoso te¨®logo del siglo XVI [Calvino] y el de su animal preferido al fil¨®sofo ingl¨¦s de ¡°el hombre es un lobo para el hombre¡±. ¡°Calvin es autobiogr¨¢fico en el sentido de que piensa en los mismos temas que yo. Pero, en esto, refleja m¨¢s mi edad adulta que mi infancia¡±, en palabras de Watterson que recoge un folleto de Astiberri.
Para los que, en cambio, descubran por primera vez el universo que enamor¨® a tantos lectores, la aventura acaba de empezar. Quiz¨¢s sirva saber que Watterson se inspir¨® en los Peanuts, Pogo o Krazy Kat. Aunque tal vez el mejor resumen sea precisamente la frase que cerr¨® la ¨²ltima vi?eta de Calvin y Hobbes aquel 31 de diciembre. Ante una extraordinaria nevada, el muchacho afirmaba: ¡°Es un mundo m¨¢gico, Hobbes, viejo amigo. ?Vamos a explorarlo!¡±.
He aqu¨ª todo un s¨ªmbolo del c¨®mic, mezcla de humor, ternura y profundidad. Y otra muestra de la importancia del archivo en el mundo del tebeo. Mientras las novelas pelean por el trono de las grandes novedades, las ventas del noveno arte est¨¢n m¨¢s repartidas entre presente y pasado. ¡°El fondo es muy importante. Haciendo un estudio de mercado hace a?os nos dimos cuenta de que el lector medio de Marvel en Espa?a tiene estudios universitarios, o al menos superiores, profesiones liberales y lee m¨¢s libros que la media europea. Es decir, no se va a alimentar solo de novedades¡±, reflexiona Alejandro Mart¨ªnez. ¡°Todas las editoriales buscan el superexitazo, pero son fundamentales los llamados longsellers, los que se mantienen en las listas durante a?os¡±, agrega Laureano Dom¨ªnguez. Y justo ah¨ª Astiberri espera colocar a Calvin y Hobbes.
La propia vida de Watterson contribuy¨® a forjar la leyenda: se march¨® justo en la cresta de la ola y (casi) nunca volvi¨®. Apenas hay una foto de ¨¦l. Sus apariciones, desde entonces, no superan el pu?ado: un par de dibujos, algunas entrevistas y poco m¨¢s. En una de esas charlas, afirm¨®: ¡°Siempre es mejor irse pronto de la fiesta. Creo que la raz¨®n principal por la que Calvin y Hobbes todav¨ªa encuentra su p¨²blico es porque eleg¨ª no quemarlo¡±. Y tambi¨¦n: ¡°Me hice dibujante para dibujar, no para regir un imperio industrial¡±. En realidad, la serie ni siquiera dur¨® una d¨¦cada: Watterson se cogi¨® dos pausas sab¨¢ticas durante ese periodo. Aun as¨ª, le dio tiempo a entrar en la historia del c¨®mic y en el coraz¨®n de sus lectores. Y tambi¨¦n a batallar ¡ªy ganar¡ª para que a las tiras c¨®micas se les diera m¨¢s espacio y libertad en los peri¨®dicos.
Hoy, poco se sabe de ¨¦l. Dom¨ªnguez sostiene que no han tenido ning¨²n contacto con Watterson durante el proceso de adquisici¨®n: ¡°Le hemos pedido al agente si hab¨ªa manera de hablar con alg¨²n editor cercano a ¨¦l, pero de momento no ha habido respuesta¡±. Y subraya que, entre las condiciones, est¨¢ el no alejarse apenas de la edici¨®n estadounidense, en t¨¦rminos de formato, contenido o n¨²mero de p¨¢ginas.
Se dice que Watterson se dedica a pintar y llevar una vida apacible. Una historia cuenta que durante un tiempo firm¨® a escondidas ejemplares de sus obras en la biblioteca de Chagrin Falls, su pueblo natal, en Ohio. Y que dej¨® de hacerlo cuando descubri¨® que algunos los revend¨ªan por cifras millonarias. Se ve que, con el tiempo, la firmeza de sus ideas no ha cambiado. La maravilla de sus dibujos, por suerte, tampoco.
Babelia
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