¡®Black Panther: Wakanda Forever¡¯, m¨¢s que una pel¨ªcula de Marvel, un s¨ªmbolo intachable (y aburrido)
Ahora es el poder femenino el que, acudiendo al mito de las panteras negras, ocupa la representaci¨®n oficial de la necesaria demanda moral y emocional
En un momento en el que el compromiso con la diversidad y con las minor¨ªas parece ser concebido por buena parte de la industria y por un p¨²blico m¨¢s o menos convencido, pero nunca reacio, como uno de los fundamentos del arte y del espect¨¢culo contempor¨¢neos, no resulta extra?o el triunfo de t¨ªtulos como Black Panther (2018). ?Qui¨¦n es capaz de poner en duda no ya una pel¨ªcula sino un s¨ªmbolo?
Justo un a?o despu¨¦s del gigantesco l¨ªo en la ceremonia de los Oscar a causa de la ausen...
En un momento en el que el compromiso con la diversidad y con las minor¨ªas parece ser concebido por buena parte de la industria y por un p¨²blico m¨¢s o menos convencido, pero nunca reacio, como uno de los fundamentos del arte y del espect¨¢culo contempor¨¢neos, no resulta extra?o el triunfo de t¨ªtulos como Black Panther (2018). ?Qui¨¦n es capaz de poner en duda no ya una pel¨ªcula sino un s¨ªmbolo?
Justo un a?o despu¨¦s del gigantesco l¨ªo en la ceremonia de los Oscar a causa de la ausencia de t¨ªtulos protagonizados por afroamericanos y de representantes negros en las categor¨ªas de interpretaci¨®n, y en medio de las reivindicaciones del #BlackLivesMatter, la pel¨ªcula de Ryan Coogler producida por Marvel, tan pendiente en los ¨²ltimos a?os de la presencia de minor¨ªas en su universo, logr¨® una hist¨®rica nominaci¨®n al Oscar a la mejor producci¨®n del a?o, adem¨¢s de otras seis candidaturas, refrendadas despu¨¦s con tres premios (eso s¨ª, menores). Pero la legitimidad es una cosa y la calidad, otra. Black Panther era fea en lo est¨¦tico y pl¨²mbea, tediosa y pomposa en su narrativa. Y algo semejante ocurre con su secuela, Black Panther: Wakanda Forever. En ambas, el mensaje aparece como elemento primordial. Mientras, el puro entretenimiento, al fin y el cabo esencial en una superproducci¨®n para multisalas basada en unos c¨®mics, queda sepultado por las ideas y las reivindicaciones (tampoco demasiado profundas) en dos pel¨ªculas pasadas de rosca en cuanto al metraje. A las dos horas y cuarto de la primera entrega, envida la segunda con dos horas y 40 minutos.
En el primer t¨ªtulo, la clave estaba en las dos formas posibles de gobernar el reino de Wakanda desplegadas por los aspirantes al trono, enfrentados hasta la muerte: como un rey noble, o como un rabioso guerrero. Para los que quisieran hurgar en el asunto, seguramente no demasiados de los millones de espectadores en todo el mundo, la dicotom¨ªa llevaba irremisiblemente a los dos modos de enfrentarse al poder establecido blanco en los a?os sesenta del siglo XX: los de Martin Luther King y Malcolm X. En Wakanda Forever es el poder femenino el que, acudiendo al mito de las panteras negras, ocupa la representaci¨®n oficial de la necesaria demanda moral y emocional, en torno al personaje de la princesa Shuri (interpretada por la aguerrida Letitia Wright). Junto a ello, en un no se vayan todav¨ªa que a¨²n hay m¨¢s presencia de minor¨ªas masacradas por el poder blanco, el ambiguo de papel de villano pasado por la t¨²rmix del antih¨¦roe, pues hay razones para su comportamiento, est¨¢ representado por el personaje de Namor, mutante mitad humano, mitad submarino, que aparece aqu¨ª como un maya precolombino tambi¨¦n hist¨®ricamente aniquilado por el poder, y esta vez los malvados son los espa?oles de la conquista de Am¨¦rica.
Por supuesto, nada que objetar en cuanto al ideario, si no fuera porque, adem¨¢s de tener poca enjundia, se come directamente la diversi¨®n. La pel¨ªcula desperdicia la primera hora y media, que ya es tiempo, en una serie de discursos alrededor del metal vibranium, met¨¢fora del expolio blanco de los diamantes de sangre africanos, y la primera secuencia de acci¨®n con cierto poder no llega hasta el ¨²ltimo tercio. Como ya le ocurr¨ªa a la primera entrega, la fusi¨®n entre un kitsch africano un tanto hortera y una est¨¦tica black power de violento cochazo de lujo no acaba de cuajar. Y ah¨ª el paradigma es esa bochornosa imagen del risco (o monta?ita) en la que celebran sus triunfos y sus asambleas los habitantes de Wakanda, donde las siluetas, los fondos y los personajes conforman los planos animados por ordenador m¨¢s feos que puedan imaginarse de un espacio recurrente.
Que en casi tres horas Coogler sea incapaz de legar una sola imagen para el recuerdo, m¨¢s all¨¢ del bonito homenaje al fallecido Chadwick Boseman, protagonista de la primera pel¨ªcula, en unos t¨ªtulos de cr¨¦dito (junto al logo de Marvel) mecidos por el sonido del viento y el recuerdo de un muy buen actor, lo dice todo respecto a otra superproducci¨®n en la que las buenas intenciones sociales y pol¨ªticas se zampan el imprescindible jolgorio.
BLACK PANTHER: WAKANDA FOREVER
Dirección: Ryan Coogler.
Intérpretes: Letitia Wright, Lupita Nyong’o, Martin Freeman, Angela Bassett.
Género: superhéroes. EE UU, 2022.
Duración: 161 minutos.
Estreno: 11 de noviembre.