El tesoro de diamantes del palacio real de Dresde: robado por la mafia y devuelto hecho a?icos
Los seis acusados de uno de los atracos m¨¢s espectaculares de los ¨²ltimos a?os han restituido parte de las valiosas joyas del siglo XVIII en un intento de reducir su condena. La mayor¨ªa est¨¢n rotas y da?adas
La responsable del museo de Dresde habl¨® de ¡°milagro navide?o¡± cuando, a mediados de diciembre, aparecieron 31 piezas de la valios¨ªsima colecci¨®n de orfebrer¨ªa de la B¨®veda Verde del palacio de esta ciudad del este de Alemania. Era algo inaudito. Hab¨ªan sido robadas en un espectacular atraco tres a?os antes, y muy pocos albergaban esperanza alguna de recuperarlas. Se las daba por desengarzadas, fundidas y desaparecidas para siempre.
El milagro no responde a otra cosa que al intento de los presuntos ladrones, seis miembros de una misma familia mafiosa de Berl¨ªn, de reducir sus condenas. Las joyas aparecieron esparcidas sobre la mesa de reuniones de un despacho de abogados de la capital alemana mientras sus letrados negociaban un trato con la Fiscal¨ªa. Pero lo que al principio parec¨ªa una excelente noticia para el patrimonio cultural alem¨¢n se ha visto empa?ado al conocerse el an¨¢lisis de las piezas recuperadas: la mayor¨ªa est¨¢n rotas, magulladas, desfiguradas. Y faltan precisamente las m¨¢s valiosas.
Un perito declar¨® este martes en el juicio que una de las piezas, cubierta de diamantes, est¨¢ partida en nueve trozos. Todas tienen restos blanquecinos, probablemente de alguna sustancia corrosiva usada para limpiarlas y eliminar pruebas. Los brillantes lucen turbios y de un color gris¨¢ceo. No se descarta que permanecieran bastante tiempo bajo el agua.
El juez de la Audiencia de Dresde donde se juzga a seis hombres de entre 23 y 28 a?os, le pregunt¨® a la restauradora de las colecciones reales qu¨¦ sinti¨® al volver a ver las joyas: ¡°Fue muy emocionante¡±, respondi¨®, seg¨²n la cr¨®nica del Frankfurter Allgemeine. Pero enseguida enumer¨® las p¨¦rdidas: no est¨¢ la charretera con el conocido como Saj¨®n Blanco, un diamante de 50 quilates que cost¨® lo mismo que la construcci¨®n de la iglesia Frauenkirche de Dresde cuando se compr¨® en el siglo XVIII. Tampoco un gran lazo con 650 diamantes ni el collar de la reina Amalia Augusta, que luc¨ªa 32 de estas piedras preciosas de gran tama?o. ¡°Eran las piezas maestras de la colecci¨®n¡±, lament¨® la testigo.
La B¨®veda Verde es una de las c¨¢maras del tesoro m¨¢s ricas de Europa, con una colecci¨®n de orfebrer¨ªa del siglo XVIII magn¨ªficamente conservada y que, a diferencia de otros tesoros reales, desperdigados por las herencias, se manten¨ªa como conjunto. Su pieza m¨¢s c¨¦lebre, el Diamante Verde, se salv¨® del robo gracias a que se encontraba en pr¨¦stamo en una exposici¨®n del Metropolitan Museum de Nueva York.
De estar en las poco vigiladas y endebles vitrinas del palacio real de Dresde, tambi¨¦n habr¨ªa acabado en el bot¨ªn de los ladrones. Las im¨¢genes de las c¨¢maras de seguridad, visionadas en el juicio, muestran que dos encapuchados entraron por una ventana del palacio sin que saltaran las alarmas y, sabiendo perfectamente cu¨¢l era su objetivo, reventaron con un hacha la vitrina que conten¨ªa las 21 joyas m¨¢s valiosas de la colecci¨®n. Salieron en cuesti¨®n de minutos, escaparon con un Audi A6 al que prendieron fuego en un garaje a cuatro kil¨®metros del palacio y cambiaron de veh¨ªculo para volver a Berl¨ªn.
Aunque al inicio del juicio sus abogados aseguraban que saldr¨ªan absueltos, las cosas se han ido torciendo para los Remmo, un clan criminal muy conocido en Berl¨ªn, relacionado con muchos otros delitos graves. Pese a que se tomaron la molestia de cubrir la c¨¢mara del tesoro con la espuma de un extintor, la Polic¨ªa encontr¨® restos de ADN que permiten identificarles.
El espectacular robo de Dresde abri¨® muchos interrogantes sobre la seguridad de los museos alemanes. Para romper la vitrina los ladrones usaron un hacha corriente. Consiguieron dejar a oscuras el museo minutos antes de entrar quemando un cajet¨ªn el¨¦ctrico cercano. Unos d¨ªas antes hab¨ªan serrado y pegado con cola para que parecieran intactos los barrotes de la ventana por la que se colaron, y nadie se dio cuenta. Fueron detenidos un a?o despu¨¦s, durante una operaci¨®n con m¨¢s de 1.000 polic¨ªas llegados de toda Alemania que registraron varias viviendas del barrio berlin¨¦s de Neuk?lln, donde residen los Remmo.
Cuatro de los seis acusados est¨¢n dispuestos a colaborar a cambio de ver sus condenas reducidas. El trato que propone el tribunal no solo exige la devoluci¨®n de las joyas, sino tambi¨¦n que confiesen c¨®mo planearon el golpe y qu¨¦ papel jug¨® cada uno de ellos. Como de varios hay pruebas de ADN, se sabe que participaron materialmente. Uno de ellos no quiere declararse culpable y asegura que tiene coartada.
El misterio sobre el paradero de las tres piezas m¨¢s valiosas sigue sin resolverse. Eran, junto con el Diamante Verde, las estrellas de la colecci¨®n de obras maestras de orfebrer¨ªa y joyer¨ªa de Augusto II El Fuerte, pr¨ªncipe de Sajonia y rey de Polonia (1670-1733). ?Fueron vendidas? ?Todav¨ªa las guardan los Remmo como la carta en la manga definitiva para librarse de la c¨¢rcel? El bot¨ªn pudo estar, o sigue estando, bajo el agua. Durante las vacaciones de Navidad, 22 buzos de la Polic¨ªa se sumergieron en el canal de Neuk?lln en busca del resto de las piezas. No hallaron mucho m¨¢s que bicicletas oxidadas.
Las piezas de joyer¨ªa del siglo XVIII robadas, con un total de 4.300 diamantes, no solo tienen un valor asegurado de casi 114 millones de euros; tambi¨¦n son de inmensa relevancia cultural e hist¨®rica para Sajonia. La primera sorpresa cuando fueron halladas fue el n¨²mero: a primera vista eran 31, cuando robaron 21. Los conservadores enseguida descubrieron consternados que la mayor¨ªa estaban hechas pedazos. Una joya que imita una cola de garza y la estrella de pecho de la Orden polaca del ¨¢guila blanca s¨ª est¨¢n completas, pero da?adas, y a¨²n no se sabe si podr¨¢n ser restauradas y devueltas a su estado original.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.