Vigencia y apolog¨ªa de Prisciliano de Compostela, primer hereje de la Iglesia
Te¨®logos, escritores, historiadores, una asociaci¨®n y un documental con la familia de Ram¨®n y Manu Chao reivindican la figura del l¨ªder cristiano decapitado en el siglo IV por predicar la igualdad entre hombres y mujeres y la separaci¨®n entre religi¨®n y poder
El peque?o Tiago Prisciliano vive en Par¨ªs y tiene en su casa, para cuando sepa leer, un libro de su bisabuelo en versi¨®n francesa y castellana. Prisciliano de Compostela (Seix Barral, 1999) es el viaje personal, desde Francia y en Vespa, que realiz¨® el escritor, periodista de Radio France International y pianista Ram¨®n Chao por el camino de la V¨ªa L¨¢ctea, el hoy multitudinario Camino de Santiago. El padre de ...
El peque?o Tiago Prisciliano vive en Par¨ªs y tiene en su casa, para cuando sepa leer, un libro de su bisabuelo en versi¨®n francesa y castellana. Prisciliano de Compostela (Seix Barral, 1999) es el viaje personal, desde Francia y en Vespa, que realiz¨® el escritor, periodista de Radio France International y pianista Ram¨®n Chao por el camino de la V¨ªa L¨¢ctea, el hoy multitudinario Camino de Santiago. El padre de Manu Chao, el cantante de la extinta Mano Negra, corr¨ªa en aquel libro tras las huellas hist¨®ricas del primer cristiano condenado a muerte por herej¨ªa y brujer¨ªa en el siglo IV. Prisciliano (340-385) fue decapitado con seis de sus disc¨ªpulos ante la Porta Nigra de Tr¨¦veris (Alemania), a pocos metros de donde luego se situar¨ªa la casa natal de Karl Marx. Su ejecuci¨®n, ordenada por el emperador Magno Clemente M¨¢ximo y alentada por su gran enemigo Itacio, se produjo siete siglos antes que la primera Inquisici¨®n, que persigui¨® a los c¨¢taros, y precedi¨® en m¨¢s de 10 siglos a la Inquisici¨®n espa?ola.
Tras la muerte de Prisciliano, rechazada por destacados representantes cristianos como Mart¨ªn de Tours o Ambrosio de Mil¨¢n, el priscilianismo se hizo fuerte en la Gallaecia de ritos ancestrales, que los romanos no hab¨ªan logrado erradicar. El l¨ªder cristiano que muri¨® por sus ideas predicaba la igualdad de hombres y mujeres, de pobres y ricos, la separaci¨®n entre religi¨®n y poder y la comuni¨®n con la naturaleza. Recomendaba leer los evangelios ap¨®crifos y denunciaba la corrupci¨®n enquistada en el imperio. El mito, lejos de olvidarse, sigue creciendo a trav¨¦s de novelas, libros de historia y un documental que acaba de ver la luz.
Aunque no hay certeza de d¨®nde naci¨® y d¨®nde fue enterrado, Galicia sigue reivindicando la figura del que lleg¨® a ser obispo de ?vila. El primero en sugerir p¨²blicamente la teor¨ªa de su inhumaci¨®n gallega fue, sin embargo, un franc¨¦s, Louis Duchesne, en 1900, y tras m¨¢s de un siglo el debate contin¨²a. A esto tambi¨¦n ayuda que la Iglesia cat¨®lica nunca realizase pruebas de carbono 14 para datar los supuestos restos del ap¨®stol hallados en Compostela. En la necr¨®polis sobre la que se construy¨® la catedral se encontraron enterramientos romanos y tardorromanos, compatibles con la ¨¦poca en la que floreci¨® el priscilianismo, cuando 10 de los 11 obispos de Gallaecia abrazaban sus doctrinas. En 1884 el Vaticano dictamin¨®, por un decreto pontificio que notific¨® al arzobispado por telegrama, que las ¡°antiguas cavilaciones¡± quedaban ¡°superadas¡±: los huesos de la catedral eran de Santiago el Mayor. Seg¨²n la leyenda, las reliquias hab¨ªan viajado hasta Padr¨®n desde Palestina en una barca de piedra (que no es la ¨²nica barca de piedra que aparece en la tradici¨®n transportando santos). Sobre los huesos de la catedral, Lutero hab¨ªa llegado a decir que pod¨ªan ser los de ¡°un perro o un caballo¡± y en varias obras literarias se propuso que podr¨ªan ser los de una mujer.
Mientras tanto, los priscilianistas del siglo XXI se organizan en torno a la Asociaci¨®n de Amigos de Prisciliano, de la que Ram¨®n Chao fue miembro destacado hasta su muerte. Hoy, el presidente es el periodista Moncho Paz y el colectivo cuenta incluso con su particular versi¨®n de papam¨®vil: el Priscim¨®vil, un Suzuki Samurai blanco con la misma ave azul que llevan los socios en sus camisetas. A ellos no les importa tanto d¨®nde est¨¦ enterrado el hereje (o m¨¢rtir), sino recobrar un puesto de honor en la historia de Galicia para el religioso al que mataron por cuestiones pol¨ªticas, bajo acusaciones tales como la de rezar desnudo y usar extra?as hierbas en sus rituales.
El propio Castelao colocaba a Prisciliano ¡ªportando un b¨¢culo rematado con la ¡°hoz de los druidas¡±¡ª a la cabeza de un desfile de ¡°gallegos inmortales¡± en su discurso Alba de Groria. Ahora, el documental El camino de Ram¨®n Chao. Tras las huellas de Prisciliano, de Arraianos Produci¨®ns y apoyado por la Diputaci¨®n da Coru?a, vuelve a plantear los interrogantes. Y esta vez quien se involucra en el proyecto es el resto de la familia Chao, porque Ram¨®n muri¨® en 2018 y su hermano, el te¨®logo Xos¨¦ Chao Rego, autor de Prisciliano, profeta contra o poder, falleci¨® en 2015.
As¨ª que Antoine Chao, periodista y extrompetista de Mano Negra, hace de gu¨ªa en Par¨ªs y en S¨¨vres, donde muestra la casa familiar en la que naci¨® el grupo en 1987. Y Manu aparece tocando, en su concierto gratuito del pasado verano en Vilalba (villa natal de su padre), y adem¨¢s presta su m¨²sica como banda sonora: ¡°Oh, libertad, divina libertad / quiero salir y no me abren la puerta¡±. Adem¨¢s, con Aser ?lvarez, director de Arraianos, viaja a Tr¨¦veris y a Par¨ªs otro te¨®logo que escribi¨® sobre aquel predicador de los albores del cristianismo, Vitorino P¨¦rez Prieto.
Tiago Prisciliano es nieto de Antoine, y vive rodeado de m¨²sicos. Cuando crezca y lea el libro de su bisabuelo sabr¨¢ que su nombre es pura controversia. Una pol¨¦mica que sobrevive a los siglos y no deja de alimentarse con nuevos datos gracias a ensayos teol¨®gicos, tratados de historia y tesis doctorales ¡ªde investigadores como Diego Piay, Pedro L¨®pez Barja u ?scar N¨²?ez¡ª, novelas ¡ªSusana Fortes, Tracy Saunders¡ª y hasta convenciones de expertos celebradas en la ¨²ltima d¨¦cada. El mito tambi¨¦n se nutre de las tartas que invent¨® en Par¨ªs el cocinero Alberto Herr¨¢iz, emigrante de Cuenca. Este amigo de Ram¨®n Chao cuenta en el documental que los ingredientes b¨¢sicos de su G?teau Prisciliano son la casta?a y la avellana, lo ¡°contrario¡± que la Tarta de Santiago, un bocado intenso de almendra.
El Cela priscilianista en un curso de verano
Aunque sin duda uno de los m¨¢s sonados eventos ya es del siglo pasado. Fue aquel curso de verano sobre Prisciliano que organiz¨® la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo en Pontevedra en 1981. Hubo que pedir bancos al p¨¢rroco de una iglesia vecina porque el sal¨®n se qued¨® peque?o y las sillas no llegaban. All¨ª Camilo Jos¨¦ Cela se declar¨® priscilianista y, en contra de los que suger¨ªan Lusitania o la B¨¦tica como posible cuna de Prisciliano, el escritor proclam¨® como lugar de nacimiento del hereje su propio pueblo de Iria Flavia. El religioso habr¨ªa venido al mundo ¡°seg¨²n rumores, que no testimonios, m¨¢s o menos por donde ahora pasa la v¨ªa del tren y frente a la casa de Tanis La Riva¡±, dijo Cela con su rotundo desparpajo. Tanis La Riva fue miembro del partido de Lerroux, presidente de la Diputaci¨®n de A Coru?a hasta 1936, fabricante de bombillas y amigo de Valle-Incl¨¢n.
Seg¨²n relata en su Cr¨®nica san Sulpicio Severo (363-425), tras la derrota de Magno Clemente M¨¢ximo, en 388 varios disc¨ªpulos viajan hasta Tr¨¦veris con el permiso de Roma para exhumar los restos de su l¨ªder y traerlos a Hispania. Ese acontecimiento coincide con el momento en que el priscilianismo cobra una fuerza inusitada en Galicia, que luego se prolonga varios siglos. Ram¨®n Chao contaba que se hab¨ªa decidido a escribir sobre Prisciliano empujado por su amigo Ignacio Ramonet, aunque tambi¨¦n confesaba que lo hab¨ªa hecho por culpa de Unamuno. Cuando arranc¨® su Vespa y se ech¨® al camino, el padre de los Mano Negra ¡°no pretend¨ªa descifrar el enigma¡±, escrib¨ªa en el art¨ªculo Prisciliano y basta, Espa?a, de Le Monde Diplomatique. Pero en su libreta llevaba grabada una frase del autor de Niebla: ¡±No creo que ning¨²n cat¨®lico medianamente culto pueda pensar que las reliquias de Compostela son de Santiago¡±.