¡®Matria¡¯: la actriz Mar¨ªa V¨¢zquez eleva una pel¨ªcula social correcta

No es f¨¢cil parar cuando todo se derrumba alrededor. En este c¨ªrculo vicioso se mueve el personaje principal de Matria, Ramona, una mujer menuda y en¨¦rgica que persigue con obstinaci¨®n m¨¢s horas de trabajo para poder seguir adelante sin que se desmorone del todo su precaria existencia.

Matria es el debut en el largometraje de ?lvaro Gago, quien en 2017 estren¨® el cortometraje hom¨®nimo en el que exploraba la dura jornada de una trabajadora en una conservera gallega. Si entonces lo hac¨ªa de la mano de la mujer que inspiraba su historia, Francisca Iglesias, ahora el peso de la pel¨ªcula recae en una actriz profesional, Mar¨ªa V¨¢zquez, int¨¦rprete que logra exprimir hasta la ¨²ltima gota de un personaje cuyo frenes¨ª oculta un vac¨ªo vital sumergido en capas de tareas, ya sean laborales, dom¨¦sticas o familiares.

Gago logra un filme de corte social que crece cuando busca su propio tono y se despega de estilos formales tan reconocibles como el de los hermanos Dardenne. La l¨®gica influencia de los cineastas belgas en el cine social europeo de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas es enorme y Matria se nutre de esa gran escuela, pero la pel¨ªcula de Gago muestra desequilibrios que acaban pesando en el conjunto. El mayor lastre es la relaci¨®n m¨¢s importante de todas, la de Ramona con su hija Estrella. Esta ¨²ltima es un personaje central para comprender el constante desatino de la madre, pero su fondo no est¨¢ bien definido y eso resta peso al drama, algo que queda en evidencia en la ¨²ltima secuencia madre-hija, cuya tosquedad emborrona al desenlace final.

Matria habla de la lucha por la supervivencia de una mujer insignificante que le planta cara a la vida y a quienes la explotan, un poder representado tambi¨¦n por el personaje de la pareja de Ramona, un borracho en ca¨ªda libre que dinamita el hogar familiar. Este personaje responde a ese esquematismo de los personajes secundarios de Matria. Sin embargo, en su caso s¨ª funcionan los cuatro brochazos, en el de la hija se requer¨ªa un dibujo m¨¢s preciso. Pese a estos altibajos, la pel¨ªcula se sostiene gracias al nervio de Mar¨ªa V¨¢zquez, que, como su personaje, lo da todo. Su pelo, su cuerpo, su agria sonrisa y hasta su gesto fumando suman en su retrato de una de esas mujeres incansables que no pueden parar hasta que un d¨ªa deciden hacerlo.