La afici¨®n a los toros est¨¢ como noqueada, son¨¢mbula, desorientada¡ (y todos saben por qu¨¦)
Tras la Feria de Fallas y en la antesala de Abril y San Isidro, la tauromaquia no acaba de recuperar la ilusi¨®n ante la nueva temporada
Hoy por hoy, es muy recomendable vivir la afici¨®n a los toros en soledad; mejor as¨ª. En cuanto compartes sensaciones con alg¨²n vecino de localidad, te asalta el des¨¢nimo, cuando no el pesimismo.
Sin duda alguna, el sorprendente cierre de Canal Toros ha dejado a todos con la boca abierta y el coraz¨®n encogido. A los aficionados se les ha cambiado el semblante cuando, de la noche a la ma?ana...
Hoy por hoy, es muy recomendable vivir la afici¨®n a los toros en soledad; mejor as¨ª. En cuanto compartes sensaciones con alg¨²n vecino de localidad, te asalta el des¨¢nimo, cuando no el pesimismo.
Sin duda alguna, el sorprendente cierre de Canal Toros ha dejado a todos con la boca abierta y el coraz¨®n encogido. A los aficionados se les ha cambiado el semblante cuando, de la noche a la ma?ana, han perdido la oportunidad de contemplar las ferias m¨¢s importantes desde el sal¨®n de casa, y la opci¨®n de Mundotoro TV sigue siendo una nebulosa que no acaba de ofrecer una programaci¨®n ilusionante.
Pero no es solo eso. Es el ambiente que se respira tras conocerse los carteles de la Feria de Abril, la de San Isidro y el balance de las recientes Fallas. M¨¢s de lo mismo, combinaciones de hace 10 o 20 a?os, las ganader¨ªas de siempre, tardes de medias entradas valencianas, y solo un nombre, Roca Rey, ¡ªun torero heroico, con un m¨¦rito extraordinario¡ª que atrae la atenci¨®n y sobre cuyos hombros ha ca¨ªdo el peso inhumano de mantener el inter¨¦s de este espect¨¢culo.
Ha influido, tambi¨¦n, la pol¨¦mica decisi¨®n de la empresa de Las Ventas de subir abusivamente los precios de las entradas sueltas para que solo pueda acudir el p¨²blico muy adinerado y no aquellos aficionados que alquilaban un autob¨²s en un pueblo lejano y pasaban el fin de semana en Madrid para matar el gusanillo de su incurable enfermedad taurina.
?Qu¨¦ papel le ha asignado la tauromaquia moderna al toro, protagonista indiscutible de la fiesta?
Ha influido que esta fiesta se ha tornado muy previsible, los toreros y los toros que se anuncian est¨¢n muy vistos, han desaparecido las gestas, y todos ¡ªempresario y toreros¡ª prefieren su zona de confort.
Ha influido la extra?a situaci¨®n de los equipos presidenciales; la laxitud de muchos palcos, el vasto desconocimiento de otros, el triunfalismo o el apego al poder de los dem¨¢s y el variado desatino reglamentario que los desconcierta a todos.
Ha influido este sector taurino, rancio, inmovilista, ego¨ªsta y cobarde¡ Desde las grandes empresas de Madrid y Sevilla, que debieran ser referentes, rompedoras, l¨ªderes de una revoluci¨®n, y que se limitan a hacer lo de siempre, a sabiendas de que los resultados no ser¨¢n diferentes. Y lo que es peor: saben que su gesti¨®n no garantiza el futuro.
Desde los influyentes gestores a los banderilleros, picadores y mozos de espada, dispuestos antes a perder el trabajo que a aceptar cambios que les garantice el porvenir. Pocos colectivos m¨¢s inmovilistas que el de los subalternos, asidos a un convenio colectivo que es una amenaza m¨¢s que una tabla salvadora porque la realidad exige cambios sustanciales ¡ªlas cuentas no salen¡ª a los que ellos se niegan, y que, al final, son imprescindible para que muchos festejos se puedan celebrar.
De los subalternos a las figuras, inamovibles en su pedestal, abrigadas la mayor¨ªa al calor de casas influyentes, que les dise?an c¨®modas hojas de ruta ¡ªferias, toros, compa?eros, fechas y horas¡ª que no tienen otro objetivo que su bolsillo, y transitan al margen del inter¨¦s de la minoritaria afici¨®n que queda.
Porque todos ellos ¡ªel sector en pleno¡ª son uno de los grandes responsables de que los aficionados de verdad quepan en un autob¨²s, cansados de que se gestione al margen de sus gustos y necesidades; y que prevalezca en quienes viven del toro el af¨¢n preferente de recoger las migajas de un espect¨¢culo que, se quiera ver o no, est¨¢ en decadencia.
Y lo est¨¢ ¡ªalguna vez habr¨¢ que quitarse definitivamente la venda de los ojos¡ª no solo porque los tiempos cambian a velocidad de v¨¦rtigo, sino porque la tauromaquia en pleno se ha mostrado siempre incapaz de contrarrestar las embestidas de los variados y peligrosos enemigos y adaptarse a la modernidad, que no es otra que acometer una revoluci¨®n basada en la pureza, la ortodoxia y el respeto a la integridad del toro.
?El toro¡! ?Qu¨¦ papel le han asignado los taurinos actuales al protagonista indiscutible de la fiesta? Hoy podr¨ªa afirmarse sin temor a error que el animal poderoso, altivo, fiero, armonioso y vibrante que ha debido ser siempre el toro de lidia, no existe. Lo que suele aparecer por chiqueros es otra historia, un suced¨¢neo, y, a veces, una caricatura.
La afici¨®n a los toros, como el amor, hay que avivarla cada d¨ªa; y son los taurinos los llamados a ofrecer motivos constantes para la esperanza.
El pasado d¨ªa 25, Telemadrid retransmiti¨® una corrida ben¨¦fica desde Navalcarnero. ?Alguien se plante¨® si ese espect¨¢culo, taurinamente indigno, merec¨ªa ocupar la peque?a pantalla?
El pasado 16 de marzo, con motivo de la quinta corrida de Fallas ¡ªCastella, Manzanares y Talavante en el cartel¡ª, Vicente Sobrino escrib¨ªa lo siguiente: ¡°Llegaron las figuras y lleg¨® el medio toro, tanto de forma como de fondo. Toros dise?ados para el toreo moderno, que no molestan, que colaboran sin poner condiciones, que tienen resuello muy justo. Que son, en definitiva, amigos para siempre¡±.
Y en el des¨¢nimo del aficionado moderno influye tambi¨¦n, c¨®mo no, una clase period¨ªstica generalmente paniaguada, al servicio vergonzoso del sistema, que vela m¨¢s por los intereses de ganaderos, empresarios y toreros que por la grandeza de la fiesta; que sue?a con ser taurina antes que defensora de la integridad del espect¨¢culo, y que oculta las miserias del sector como una forma cobarde y err¨®nea de contribuir a su permanencia.
Todos, taurinos, aficionados y p¨²blico accidental, son conscientes de esta realidad, pero pocos son quienes levantan su voz con energ¨ªa para defender la tauromaquia y trabajar por su futuro.
Por eso, a nadie extra?a que quienes, a pesar de todo, pasan por taquilla se sientan cansados, desilusionados y hartos de tanto desafuero.
La afici¨®n a los toros, como el amor, hay que avivarla cada d¨ªa; son los taurinos los llamados a ofrecer motivos constantes para la ilusi¨®n, para exigir al poder que respete la ley y trabajar para que la emoci¨®n no desaparezca de las plazas de toros.
Pero la fiesta deambula sola, sin un rumbo concreto, y ese es un mal camino.
Que nadie se extra?e, en fin, de que la temporada 2023 comience sin el semblante risue?o que merece un espect¨¢culo que naci¨® para ser grandioso.
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