Futurismo, homosexualidad y fascismo: la revoluci¨®n prohibida de Gino Galli
Una exposici¨®n saca a la luz la fascinante obra del pintor futurista, disc¨ªpulo preferido de Giacomo Balla, que termin¨® repudiado y trabajando como confidente de la polic¨ªa secreta de Mussolini
Un joven atractivo de unos veintipocos a?os, nariz robusta y pelo corto ondulado, con una camisa negra fascista y una corbata, observa absorto una ilustraci¨®n apoyada en la cama mientras se masturba con la mano izquierda. El cuadro est¨¢ pintado sobre una tabla y no lleva firma. Pero es ¨²nico. No solo para los est¨¢ndares del siglo XX. Sino por lo que representa en el g¨¦nero ¡ªnormalmente estas obras son de dimensiones peque?as y sin el detalle y el color¡ª y por su protagonista, que podr¨ªa haber sido Giuseppe Bottai, ministro de Educaci¨®n ...
Un joven atractivo de unos veintipocos a?os, nariz robusta y pelo corto ondulado, con una camisa negra fascista y una corbata, observa absorto una ilustraci¨®n apoyada en la cama mientras se masturba con la mano izquierda. El cuadro est¨¢ pintado sobre una tabla y no lleva firma. Pero es ¨²nico. No solo para los est¨¢ndares del siglo XX. Sino por lo que representa en el g¨¦nero ¡ªnormalmente estas obras son de dimensiones peque?as y sin el detalle y el color¡ª y por su protagonista, que podr¨ªa haber sido Giuseppe Bottai, ministro de Educaci¨®n del gobierno de Benito Mussolini, impulsor de la Marcha sobre Roma y alt¨ªsimo cargo del partido fascista. La obra, que jam¨¢s hab¨ªa sido expuesta, es el colof¨®n de una alucinante muestra en la Sapienza de Roma construida sobre un largo trabajo de investigaci¨®n art¨ªstica e hist¨®rica que redescubre a trav¨¦s de unos 50 cuadros la obra de un joven pintor surgido del futurismo y repudiado luego por el sistema fascista. El eslab¨®n perdido de la vanguardia italiana m¨¢s relevante.
Gino Galli (Roma, 1893-Florencia, 1944) era entonces un joven talentoso y guapo. Con el tiempo, tambi¨¦n algo inclinado a opi¨¢ceos y abiertamente homosexual. O todo lo abiertamente que se pod¨ªa ser en un periodo convulso de Italia en el que el pintor, el mejor disc¨ªpulo del futurista Giacomo Balla, deb¨ªa ser la punta de lanza de un controvertido movimiento pol¨ªtico-art¨ªstico. Pero Galli cabalg¨® un momento extra?o en el que el fascismo, que hab¨ªa abrazado al futurismo en sus primeros compases, silenci¨® tambi¨¦n a determinados artistas que, por sus tendencias sociales, no encajaban en el ideario del nuevo r¨¦gimen. Fr¨¢gil, solitario y atormentado, termin¨® esfum¨¢ndose del circuito art¨ªstico y formando parte de un siniestro y secreto inventario de delatores que trabajaron para las cloacas del monstruoso sistema nacido tras la Marcha sobre Roma de octubre de 1922. Muri¨® solo en Florencia, por causas que ni siquiera se conocen. Y poco m¨¢s se supo, hasta que el periodista Edoardo Sassi comenz¨® a obsesionarse con ¨¦l y enrol¨® a la comisaria Giulia Tulino en la aventura de una ins¨®lita muestra que se prolongar¨¢ hasta el 6 de mayo.
Sassi, jefe de la redacci¨®n de Cultura romana del Corriere della Sera, comenz¨® a investigar a trav¨¦s de familiares y herederos. Una de las hijas de Balla le recibi¨® varias veces en casa, donde tambi¨¦n vivi¨® Galli, y le cont¨® algunos detalles de aquel hombre misterioso que muri¨® a los 50 a?os. Una de las pistas conduc¨ªa al desv¨¢n de uno de los sobrinos del pintor, que entonces ten¨ªa ya unos 80 a?os. ¡°Aqu¨ª no hay nada¡±, se excus¨® aquel hombre. Pero detr¨¢s de un muro, atornillado y tapado por un armario que bloqueaba el paso a curiosos, se encontraba el magn¨ªfico cuadro de Peppino. As¨ª llamaban a aquella obra quienes la conoc¨ªan y, escandalizados por la supuesta obscenidad, decidieron callar para siempre. Peppino, y ese eso otro dato que confirmar¨ªa la teor¨ªa, era el diminutivo de Giuseppe [Bottai], que en aquella ¨¦poca era un inseparable amigo del pintor, codirector junto a ¨¦l de la revista Roma Futurista y qui¨¦n sabe si tambi¨¦n un amor no correspondido.
Cuando Bottai, que dirigi¨® a los militantes fascistas veteranos de guerra llamados arditi, que luego ser¨ªan el n¨²cleo de las camisas negras, se convirti¨® el diputado m¨¢s joven del Reino de Italia, la relaci¨®n comenz¨® a consumirse hasta llegar a una separaci¨®n completa. Es imposible no pensar que sucedi¨® algo extra?o. ?Por qu¨¦ termin¨® de un modo tan brusco la carrera de un artista con un talento y una amistad tan ¨²til como el futuro responsable de cultura del pa¨ªs? La hip¨®tesis pol¨ªtica podr¨ªa ser factible, pero ¨¦l no era precisamente un antifascista. ¡°Mi impresi¨®n es que desapareci¨® porque era homosexual y estaba mal visto por algunas de las altas jerarqu¨ªas del fascismo. No veo otra hip¨®tesis. Alguien con su genialidad y sus contactos deb¨ªa ser un artista de primer nivel¡±, dice Sassi.
Galli era un pintor excepcional que recorri¨® con audacia la vanguardia, asumi¨® posturas esot¨¦ricas ¡ªen la vida y en sus obras con calaveras, s¨ªmbolos y c¨¢lculos cabal¨ªsticos¡ª y termin¨® regresando a un estilo figurativo, como demuestran los ¨²ltimos cuadros de la muestra (la exposici¨®n comienza con un autorretrato de la etapa final que no logr¨® ser aceptado en una muestra de segundo nivel pese a su calidad). De la primera ¨¦poca se han recuperado apenas cuatro retratos, mientas que de la parte m¨¢s futurista se pudo sacar a la luz algo m¨¢s de obra que vagaba por salones de herederos y casas de subastas a precios irrisorios (Sassi habla de algunos cuadros con precios de salida de 50 euros).
Uno de esos retratos representa otro de los giros de guion de la muestra. Una mujer de unos 45 a?os, algo entrada en carnes y de ojos redondos, mira fijamente a quien la observa. Es la temible Bice Pupeschi, esp¨ªa y amante del capo de la polic¨ªa fascista Arturo Bocchini. Durante a?os, Galli estuvo a su servicio, no se sabe si voluntariamente u obligado por alguna de las fragilidades que le expusieron. El retrato es el ¨²nico que existe de este personaje mal¨¦fico, que gestionaba dos burdeles a trav¨¦s de los que extirpaba informaci¨®n a los clientes y extorsionaba a figuras relevantes de la sociedad romana. De Pupeschi solo se conservaba una foto montada a caballo. Y ahora este retrato. ¡°Tiene un valor documental muy importante. Es el primer retrato conocido de una figura muy estudiada por los historiadores. Es un retrato que prueba los contactos entre ellos dos y su relaci¨®n. Aunque ¨¦l en su diario le atribuye un juicio fuertemente negativo, llam¨¢ndola peligrosa. Pero es muy relevante porque era un personaje rodeado de secreto¡±.
Galli emerge a hora la superficie de nuevo. Y no est¨¢ claro todav¨ªa el impacto que tendr¨¢ su regreso. Sassi agrega: ¡°Espero que salga el resto de su producci¨®n, que hoy todav¨ªa est¨¢ desaparecida. Hemos encontrado mucho, pero es una gota en el mar comparado con el trabajo de una vida. Y espero que se hable de ¨¦l con los datos correctos, cosa que hasta ahora no suced¨ªa. Y que ocupe su lugar merecido en la historia de arte, incluso con sus complejidades. Y eso posible que haya efecto sobre el mercado de sus obras. Pero la muestra, obviamente, no se ha hecho para esto¡±.