Mussolini ya no admite visitas
La familia de Benito Mussolini cierra la cripta del Duce y provoca la reacci¨®n airada de un pueblo hist¨®ricamente socialista que viv¨ªa del magnetismo tur¨ªstico del dictador
Cuando llegaba el Primero de Mayo, Maurizio sal¨ªa de su negocio de parafernalia fascista, se plantaba en medio de la avenida principal de Predappio y levantaba el brazo con la mano bien estirada apuntando al cielo. En aquella ¨¦poca era el ¨²nico que despachaba nostalgia fascista en un pueblo gobernado hist¨®ricamente por los comunistas. El tipo cre¨ªa en ello. Benito Mussolini no hab¨ªa nacido all¨ª por casualidad, se dec¨ªa. Pero durante varios a?os, la polic¨ªa decidi¨® encerrarlo en el calabozo el 30 de abril y liberarlo el d¨ªa 2 de mayo para evitar que los manifestantes le partieran la cara. ¡°Es por tu bien, Maurizio¡±, le convenc¨ªan. Aquel conflicto empez¨® en 1957, cuando el primer ministro de Italia, el democristiano Adone Zoli, decidi¨® que el cuerpo del Duce, que hab¨ªa dado tumbos por Italia despu¨¦s de haber sido colgado boca abajo junto a su amante, Clara Petacci, en 1945, descansase finalmente en la cripta familiar de Predappio (6.500 habitantes). Con el tiempo, Maurizio tuvo que ver c¨®mo aumentaba la competencia y c¨®mo un feudo rojo de la Emilia Romania transformaba el complejo debate sobre qu¨¦ hacer con los restos del dictador en un motor econ¨®mico. Hasta hace unos meses.
El 25 de marzo se cumple un siglo de la fundaci¨®n de los movimientos fascistas en Italia. Pero en el cementerio de Predappio, epicentro de la peregrinaci¨®n de nost¨¢lgicos, solo hab¨ªa una familia sacando brillo al m¨¢rmol de una l¨¢pida mientras la florista de la puerta contaba, aburrida, las horas para echar el cierre. El turismo mussoliniano, que todav¨ªa provoca desordenes en sus tres d¨ªas del a?o ¡ªel nacimiento de Mussolini, su muerte y el aniversario de la Marcha sobre Roma¡ª, atraviesa su peor crisis.
Massimo, un tipo fornido y extremadamente educado de 63 a?os, aparca la moto en la puerta y cruza el corredor central con el casco en la mano hasta llegar a la cripta del Duce. Viene a visitarla cada a?o, su abuelo fue un reconocido militar fascista. Esta vez se lleva una sorpresa. ¡°No sab¨ªa que estaba cerrada¡±. La familia de Mussolini, propietaria de la cripta, la reform¨® hace un a?o y puso un candado en la puerta. Corri¨® la noticia, sali¨® en los medios, se dispararon las hip¨®tesis y las visitas cayeron en picado. Da igual a qui¨¦n se interrogue. El cabreo en el pueblo es un¨¢nime.
El dinero no tiene color ni ideolog¨ªa, recuerda agarrada a la m¨¢quina de caf¨¦ detr¨¢s de la barra de la Vecchia Cantena Barbara Lucchi, la propietaria de este hist¨®rico restaurante de Predappio. La mayor¨ªa de negocios, explica, no solo los due?os de los tres lugares donde comercian con s¨®rdidos objetos fascistas, ha perdido alrededor del 60% de su facturaci¨®n desde que hace un a?o el pante¨®n familiar cerr¨®. ¡°Han puesto de rodillas a todo un pueblo. Esta cripta la visitaba todo el mundo, quien ven¨ªa a Predappio lo hac¨ªa con ese motivo. Este pueblo reposa hoy sobre un pedazo de historia y no se le puede poner un candado¡±, se?ala. Algunos creen que la familia est¨¢ presionando con el cierre de la cripta para desestabilizar al alcalde de cara a las inminentes elecciones y apuntan a una de las posibilidades que se barajan en el pueblo: convertirla en un lugar de pago.
Edda Negri Mussolini, nieta del dictador, ha pilotado la cuesti¨®n en los ¨²ltimos meses. Cono total naturalidad niega a EL PA?S que vayan a cobrar por visitar una cripta en cuyo libro de visitas firman 50.000 personas al a?o (aunque se habla de 100.000 personas que llegan a Predappio anualmente por este motivo). Pero s¨ª da a entender que los costes de gesti¨®n que genera, en un contexto en el que todo el pueblo se beneficia de la tumba del ¡°abuelo¡±, donde adem¨¢s est¨¢ enterrada toda la familia Mussolini, no deber¨ªan recaer solo en ellos. ¡°Hicimos reformas, luego el guarda muri¨®. Estamos buscando resolver de la mejor manera la situaci¨®n. No solo para hoy, sino tambi¨¦n para el futuro. Es una tumba, que seguir¨¢ ah¨ª cuando nosotros no estemos. La cripta se reabrir¨¢, pero estamos valorando cu¨¢l es el mejor modo. Deber¨ªa poder autofinanciarse de alguna manera. Hay que ver c¨®mo sostener los gastos¡±, apunta la nieta de Mussolini. ?Cu¨¢ndo reabrir¨¢? No lo sabe, la idea es que tarde demasiado, quiz¨¢ en algunos meses, se?ala.
Lo cierto es que hay unas elecciones en 60 d¨ªas y el alcalde de Predappio, Giorgio Frassineti, cree que todo est¨¢ relacionado. La izquierda podr¨ªa perder por primera vez en la historia y la Liga, con mucha mejor sinton¨ªa con los Mussolini, est¨¢ al acecho. ¡°Mire, el pueblo vive de esto hasta un cierto punto. Tenemos una empresa cada ocho habitantes. Las familias que viven de esto son tres negocios horrendos que si cerrasen nos dar¨ªa mucho placer. Los souvenirs de Predappio no deber¨ªan ser esos objetos fascistas. Tenemos que ser un sitio de cultura, de historia, pero no un s¨ªmbolo del neofascismo. Esos negocios impiden la recuperaci¨®n de la dignidad. ?Qu¨¦ somos? ?La San Marino del fascismo?¡±, denuncia Frassineti, que ya no volver¨¢ a presentarse a las siguientes elecciones. Ninguno de los tres comercios ha querido dar explicaciones a este peri¨®dico.
Maurizio, el cuarto y ¨²ltimo visitante de la ma?ana, tiene 54 a?os y ha viajado en autocaravana con su familia desde Roma. As¨ª que siquiera dejar¨¢ un euro en uno de los restaurantes del pueblo. Corpulento, perilla y camiseta apretada. Coge a su hija del brazo y se fotograf¨ªa con la mano en alto ante la tumba. Ella, sostiene su padre, ¡°es de derechas¡±. Pero est¨¢ claro que se muere de verg¨¹enza y se resiste lo que puede. Se llama igual que aquel loco al que ten¨ªan que encerrar cada 1 de mayo. Hoy ya ni siquiera hace falta.
La nieta de Mussolini: ¡°Franco deber¨ªa seguir en el Valle de los Ca¨ªdos¡±
La sombra del dictador se proyecta en Italia y en Espa?a de manera distinta. La pol¨¦mica por la posible exhumaci¨®n de Francisco Franco del Valle de los Ca¨ªdos, entre quienes frecuentan la tumba del dictador italiano (con una quinta parte de las visitas que recibe la abad¨ªa espa?ola), se observa con asombro. Pero la comparaci¨®n es demasiado heterog¨¦nea para que sirva de ejemplo.
El cad¨¢ver de Benito Mussolini lleg¨® a Predappio en 1957 bajo una firme oposici¨®n de la izquierda, como cuenta el libro Il corpo del Duce, de Sergio Luzzatto. De hecho, la noche del 27 de diciembre de 1971, una bomba compuesta de 4 kilos de explosivos dej¨® destrozada la cripta. Tras el incidente, el alcalde del municipio cedi¨®, sin l¨ªmite de tiempo, la gesti¨®n de la cripta ¡ªde propiedad p¨²blica¡ª a la familia.
Edda Negri Mussolini, nieta del dictador, no termina de entender que se quiera exhumar a Franco del Valle de los Ca¨ªdos. No queire entrar en pol¨¦micas ni inmiscuirse en asuntos de otros pa¨ªses, se?ala. Pero su opini¨®n es contraria. ¡°Yo lo dejar¨ªa donde est¨¢. La idea de mover a los muertos del lugar donde reposan no parece demasiado acertada. Mi opini¨®n, pero es personal y desde un punto de vista externo, es que tiene que permanecer ah¨ª: es lo justo. Pero cada Gobierno decide por los dem¨¢s¡±, apunta. ?Similitudes con la tumba de Mussolini? ¡°No. Es un discurso muy distinto, porque es una cripta privada donde decidimos nosotros. Yo a Franco lo dejar¨ªa donde est¨¢, pero por un respeto a los muertos¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.