Gala Porras-Kim, la artista que cuestiona la ¨¦tica de los grandes museos
La creadora colombiana, de ra¨ªces coreanas y residente en Los ?ngeles, expone por primera vez en Espa?a en el Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo
?Cu¨¢nto tiempo debe pasar para que una tumba con restos humanos deje de tener el estatus de persona y pase a ser objeto de museo? ?Una mujer momificada y una abuela que acaba de morir pueden ser lo mismo? ?D¨®nde habr¨ªan querido quedar para la posteridad los cuerpos embalsamados que se exponen en instituciones como el British Museum de Londres? ?...
?Cu¨¢nto tiempo debe pasar para que una tumba con restos humanos deje de tener el estatus de persona y pase a ser objeto de museo? ?Una mujer momificada y una abuela que acaba de morir pueden ser lo mismo? ?D¨®nde habr¨ªan querido quedar para la posteridad los cuerpos embalsamados que se exponen en instituciones como el British Museum de Londres? ?Se han respetado sus voluntades? Sobre estas bases de profunda reflexi¨®n espiritual trabaja la artista colombiana Gala Porras-Kim (Bogot¨¢, 39 a?os), una de las voces con m¨¢s proyecci¨®n en el panorama internacional del arte contempor¨¢neo. Gracias a la confluencia de las culturas asi¨¢ticas, occidentales y latinoamericanas que se enroscan en su ADN, su trabajo ha formado parte de las bienales de Gwangju en Corea, S?o Paulo en Brasil y la Whitney de Nueva York. El a?o pasado protagoniz¨® dos exposiciones individuales de gran relevancia en Londres y Nueva York y en 2023 ha desembarcado por primera vez en Espa?a a trav¨¦s del Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo (CAAC), en Sevilla, donde muestra hasta septiembre la exposici¨®n M¨¢s all¨¢ de la tumba.
Es m¨¢s que elocuente este t¨ªtulo para una creadora profundamente conceptual que reivindica los cuidados no solo materiales, sino tambi¨¦n espirituales en los protocolos de los museos. El CAAC hace un recorrido por su producci¨®n reciente a trav¨¦s de obras ¡ªenormes instalaciones, dibujos a grafito de gran formato, v¨ªdeos y arte sonoro¡ª que indagan en la arqueolog¨ªa, la ling¨¹¨ªstica, la antropolog¨ªa y la historia, proyectos basados en la investigaci¨®n sobre los artefactos culturales y la relaci¨®n que mantienen con sus funciones originales ¡ª¡±pasan a?os y a?os, pero las momias siguen siendo personas, ?d¨®nde quisieran ellas estar?¡±, se interroga la artista¡ª al insertarse en instituciones muse¨ªsticas que los someten a sistemas de catalogaci¨®n y preservaci¨®n.
¡°Me interesa analizar archivos o dep¨®sitos de museos antropol¨®gicos y arqueol¨®gicos y c¨®mo, en las medidas de conservaci¨®n de las instituciones, priman el mantenimiento f¨ªsico de los objetos, pero no se consideran sus funciones intangibles o la parte espiritual¡±, explica la artista mientras recorre sigilosa, como si no quisiera perturbar la paz de alg¨²n muerto, los claustros del Monasterio de la Cartuja en Sevilla, sede del CAAC. Un edificio que, ya en s¨ª mismo, es un s¨ªmbolo de todo su trabajo: ¡°El lugar perfecto¡± para estrenarse en Espa?a, asegura.
¡°Aqu¨ª tambi¨¦n fue enterrado Col¨®n [antes de exhumar sus restos y llevarlos a Santo Domingo], hay varios sepulcros y conecta con el pasado colonial, un espacio que habla de c¨®mo el patrimonio colonizador ha pervertido algunas cuestiones en la cultura muse¨ªstica¡±, explica el director del centro, Juan Antonio ?lvarez Reyes, interesado en la obra de Porras-Kim desde que la conoci¨® en Los ?ngeles preparando otra exposici¨®n en la que la artista ejerc¨ªa de comisaria y se qued¨® ¡°impresionado¡± con su inteligencia y sensibilidad.
En concreto, en esta preocupaci¨®n por imprimir alma y po¨¦tica a los museos, se exponen piezas como la que se muestra, casualmente, en la propia Capilla de Col¨®n, titulada Amanecer para el sarc¨®fago de la 5? dinast¨ªa del Museo Brit¨¢nico procedente de Guiza. Aqu¨ª la artista recuerda la tradici¨®n egipcia de enterrar a los muertos mirando hacia el Este. La pieza es una reproducci¨®n de la tumba con una flecha pintada en el suelo con la que solicita al museo londinense que corrija la posici¨®n en que mantiene el sarc¨®fago en sus salas y lo gire 50 grados para conseguir que regrese a su posici¨®n original. Igualmente, se muestra un enorme dibujo plegado de un paisaje, una suerte de envoltura para la vitrina de la estatua de Nenkheftka, un alto funcionario de Egipto que cre¨ªa que se reencarnar¨ªa en una escultura, para preservar as¨ª su intimidad, siempre expuesto a la mirada de los visitantes del British Museum.
Tambi¨¦n hay cartas, reproducidas y expuestas en las paredes, en las que Gala Porras-Kim se dirige a los directores de los grandes museos del mundo para darles sus recomendaciones al respecto de la conservaci¨®n espiritual de sus artefactos culturales. ¡°Tengo una alerta en Google para que me avise cuando un director cambia en un museo, y as¨ª se vuelvan a enviar¡±, advierte.
Hija de padre colombiano historiador y madre coreana profesora de espa?ol, Gala Porras-Kim se traslad¨® de su Bogot¨¢ natal a Los ?ngeles con 11 a?os, donde reside desde entonces. En este enjambre de culturas, no es de extra?ar que, adem¨¢s de cuestionar los protocolos de las instituciones europeas marcadas por su pasado imperialista, traslade sus inquietudes y su po¨¦tica al pasado colonial de Am¨¦rica Latina y sus culturas precolombinas.
Gala estudi¨® durante dos a?os zapoteco, una macrolengua integrada por diferentes dialectos procedente de los estados de Oaxaca y Veracruz, en M¨¦xico. La artista expone, en unas bell¨ªsimas estructuras de madera y papel, todos los verbos zapotecos y su traducci¨®n al ingl¨¦s, tal y como los estudiaba para poder recordarlos. ¡°Igualmente, me preocupa c¨®mo se han representado y conservado cosas intangibles como los sonidos o el lenguaje a trav¨¦s de la ling¨¹¨ªstica o la historia¡±, cuenta.
Como explica muy gr¨¢ficamente el director del CAAC, la exposici¨®n tambi¨¦n recorre una tercera pata fundamental en la trayectoria de la artista colombiana. Porras-Kim se fija ¡°en unos elementos que para los responsables de los museos son terror¨ªficos: las esporas y los hongos, la salinidad, el agua, contra los que luchamos en nuestros almacenes¡±. Un enorme muro que cruza toda la nave central de la exposici¨®n es, de hecho, una de las piezas m¨¢s interesantes. En ¨¦l, Gala ha introducido, en algunos huecos que deja la porosidad del material, granos de sal. ¡°Esto va a provocar la demolici¨®n natural de la pared. Funciona con el tiempo igual que la dinamita, ya se usaba en las antiguas culturas mexicanas¡±, comenta la artista, que espera que en septiembre, una vez se clausure la muestra de Sevilla, no quede nada en pie de lo que hoy es una mole de unos 10 metros de ancho por dos de alto. Nunca un museo sinti¨® tanta fragilidad ante la mirada escrutadora, pero llena de po¨¦tica, de otro ser de apariencia fr¨¢gil y extremada delicadeza como Gala Porras-Kim, la artista que quiere dotar de alma a los museos.