La (injusta) emoci¨®n del toro
Encastada y dificultosa corrida de Jos¨¦ Escolar en la que G¨®mez del Pilar pase¨® una oreja
La corrida de Jos¨¦ Escolar ha sido, hasta ahora, la mejor presentada de lo que va de feria, la m¨¢s interesante para el aficionado y la m¨¢s dificultosa para los toreros. Toros de estampa muy seria, con mucho cuajo, de esos que imponen un inmenso respeto en cuanto se dejan ver en el ruedo. Toros de poder, encastados, fieros y muy exigentes, de los que no permiten el toreo de capa ni la sensible faena moderna, y obligan a sus lidiadores a poner mil ojos porque no perdonan el m¨¢s m¨ªnimo error.
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La corrida de Jos¨¦ Escolar ha sido, hasta ahora, la mejor presentada de lo que va de feria, la m¨¢s interesante para el aficionado y la m¨¢s dificultosa para los toreros. Toros de estampa muy seria, con mucho cuajo, de esos que imponen un inmenso respeto en cuanto se dejan ver en el ruedo. Toros de poder, encastados, fieros y muy exigentes, de los que no permiten el toreo de capa ni la sensible faena moderna, y obligan a sus lidiadores a poner mil ojos porque no perdonan el m¨¢s m¨ªnimo error.
Representan, s¨ª, la emoci¨®n del toro, pero una emoci¨®n injusta porque nadie, m¨¢s all¨¢ del p¨²blico presente, reconocer¨¢ a los toreros el gran m¨¦rito de salir airoso de tan dificultoso trance. Por el contrario, el hecho de abandonar por su pie la plaza servir¨¢ de excusa, sin duda, para no incluirlos en futuros carteles. As¨ª de dura -m¨¢s que los ind¨®mitos toros de Escolar- es esta profesi¨®n para algunos.
Quede constancia, no obstante, de la belleza de estos toros y el intenso inter¨¦s que despertaron por su dificultad, por su sentido y por lo caras que vendieron sus vidas.
Los cuatro primeros hicieron una buena pelea en varas, y si bien primero y cuarto plantearon serios problemas a lo largo de la lidia, segundo y tercero -al que se le dio la vuelta al ruedo- permitieron el toreo no exento de una alt¨ªsima exigencia, y la soser¨ªa de los dos ¨²ltimos supuso un borr¨®n en el interesante juego de sus hermanos.
Por ello, que no es poco, los tres toreros, que tuvieron que luchar, adem¨¢s, contra intensas rachas de viento, merecieron el aplauso un¨¢nime de los tendidos.
L¨®pez-Chaves se desped¨ªa de la afici¨®n madrile?a despu¨¦s de 25 a?os de alternativa. Fue recibido y despedido con una cari?osa ovaci¨®n, y tuvo que sudar la camiseta para salir airoso ante los aprietos de su lote. Violento y tardo fue su primero; listo, tambi¨¦n, y no se march¨® de la plaza sin propinar una voltereta a su matador sin m¨¢s consecuencias que el buen susto de verse en el suelo e indefenso ante dos pitones astifinos. L¨®pez-Chaves no le perdi¨® la cara, y le pudo su verg¨¹enza torera en todo momento antes de manchar su valiente obra con un err¨¢tico manejo de la espada. Imposible fue el comportamiento del cuarto, remiso, que reba?aba y buscaba, y no fue el toro que merec¨ªa el torero salmantino en la despedida de una honrosa carrera.
No resulta f¨¢cil entender a estas alturas c¨®mo Fernando Roble?o, otro veterano, todav¨ªa no ha aprendido a matar los toros. Ser¨¢ algo muy dif¨ªcil, porque, de lo contrario es inexplicable. Ya se dej¨® en septiembre dos orejas de un animal de este mismo hierro y en la misma plaza por su mal manejo de la espada, y, hoy, otra vez, ha dejado volar el triunfo por el mismo motivo. La confianza y seguridad que desprende con la muleta se torna en indecisi¨®n cuando se perfila en la suerte suprema. Su primer toro atacaba m¨¢s que embest¨ªa y lo hac¨ªa con mete¨®rica velocidad; de ah¨ª que los muletazos no surgieran precisos y limpios, pero s¨ª cargados de vibraci¨®n. Dificultoso en extremo era el quinto, que acud¨ªa al cite sin viveza y con la cara hacia el cielo; y a pesar de ello fue capaz Roble?o de trazar algunos naturales de hondura. Como fue competente, instantes despu¨¦s, de emborronarlo todo de nuevo con el estoque.
Y G¨®mez del Pilar sali¨® mejor parado. Le toc¨® en suerte Cartelero, de 509 kilos de peso, c¨¢rdeno como sus hermanos, muy exigente, violento y encastado, que hizo una buena pelea en varas y galop¨® en banderillas. No fue, ni mucho menos, un oponente para las florituras, pero el torero, forjado en muchas batallas como esta, se plant¨® de verdad, sali¨® indemne de una voltereta y no se afligi¨® por ello. Por el contrario, asent¨® las zapatillas y le pudo robar dos meritorias tandas, una por cada mano, que le permitieron pasear una oreja tras una buena estocada. Lo intent¨® de veras en el ¨²ltimo, pero la soser¨ªa del animal le impidi¨® cumplir el sue?o de la Puerta Grande.
Una corrida de toros de verdad; tan vibrante para el tendido como injusta para los matadores.
Escolar/L. Chaves, Roble?o, Del Pilar
Toros de José Escolar, muy bien presentados, con mucho cuajo, astifinos, bravos en los caballos a excepción del quinto y sexto, encastados, fieros, violentos y duros. Al tercero se le dio la vuelta al ruedo. Descastados y sosos los dos últimos.
López-Chaves: dos pinchazos, media estocada _aviso_ (ovación); pinchazo hondo y un descabello (ovación).
Fernando Robleño: dos pinchazos _aviso_ metisaca, dos pinchazos y dos descabellos (ovación); _aviso_ pinchazo y casi entera perpendicular y baja (ovación).
Gómez del Pilar: _aviso_ estocada (oreja); dos pinchazos _aviso_ y un descabello (silencio).
Plaza de Las Ventas. 14 de mayo. Quinto festejo de la Feria de San Isidro. Casi lleno (20.026 espectadores, según la empresa).