El Nobel Coetzee se traslada al Museo del Prado: ¡°Es imposible traducir im¨¢genes en palabras¡±
El escritor sudafricano es el primer autor, dentro de un nuevo ciclo, que est¨¢ pasando tres semanas en la pinacoteca para escribir sobre la relaci¨®n entre pintura?y?literatura
En la pantalla se proyecta el cuadro San Jer¨®nimo leyendo una carta (1627-29), de Georges de La Tour. En el lienzo San Jer¨®nimo, vestido de rojo, se abisma sobre un papel, absorto, mientras sujeta los anteojos en la mano. Estamos intentando traducir esta imagen a palabras en un art¨ªculo period¨ªstico y esa es precisamente la pregunta que se hace el escritor ...
En la pantalla se proyecta el cuadro San Jer¨®nimo leyendo una carta (1627-29), de Georges de La Tour. En el lienzo San Jer¨®nimo, vestido de rojo, se abisma sobre un papel, absorto, mientras sujeta los anteojos en la mano. Estamos intentando traducir esta imagen a palabras en un art¨ªculo period¨ªstico y esa es precisamente la pregunta que se hace el escritor J. M. Coetzee. ?Es posible traducir una imagen a palabras, a un bloque de texto? ¡°La respuesta es no. Se puede encontrar una forma sustitutiva, pero no traducirla¡±, dice. Antes se ha proyectado el c¨¦lebre cuadro sobre la construcci¨®n de la torre de Babel, de Brueguel el Viejo, tan utilizado en el sector literario. As¨ª que ahora Coetzee se pregunta. ¡°?Se ha librado la imagen de la maldici¨®n de Babel?¡±. Y se responde: ¡°No lo creo, la imagen puede ser m¨¢s falsa que la palabra¡±.
El premio Nobel sudafricano de 83 a?os, muy bien llevados, mantuvo este jueves una charla en el Museo del Prado sobre las relaciones entre la literatura y la pintura con su traductora al espa?ol, la fil¨®sofa y escritora argentina Mariana Dim¨®pulos. Antes de comenzar, Coetzee tuvo la cortes¨ªa de dar los agradecimientos en un espa?ol de dif¨ªcil traducci¨®n, ya que estamos con el tema, pero esforzado: prometi¨® m¨¢s y mejor a la pr¨®xima. La conversaci¨®n fue extra?a, porque fue una conversaci¨®n le¨ªda, cada uno de los contertulios repitiendo las frases que llevaban impresas en un papel, lo que dio cierta sensaci¨®n de ortopedia. El evento se celebraba para inaugurar el proyecto Escribir el Prado, con la colaboraci¨®n de la Fundaci¨®n Loewe, y transcurri¨® como una especie de lecci¨®n de filosof¨ªa del lenguaje que recordaba a las divagaciones de Ludwig Wittgenstein o a los experimentos literarios de Georges Perec. Una de las discusiones trat¨® sobre la posibilidad de escribir la mirada del retrato del papa Inocencio X de Vel¨¢zquez. Conclusi¨®n: tambi¨¦n es imposible.
Palabras e im¨¢genes
¡°Necesitamos las palabras para entender las im¨¢genes¡±, dijo Dim¨®pulos. La prueba es el propio museo, donde necesitamos como m¨ªnimo las cartelas para saber lo que estamos viendo (y aunque los textos muse¨ªsticos muchas veces, sobre todo en el arte contempor¨¢neo, no sean de f¨¢cil lectura). ¡°Las im¨¢genes dominan cada vez m¨¢s nuestro mundo, lo que puede dar a entender que las im¨¢genes son igual de importantes que las palabras. Nuestro cerebro, de hecho, traduce constantemente entre palabras e im¨¢genes, pero no sabemos c¨®mo¡±. Coetzee quiso a?adir una tercera variable a la pr¨¢ctica literaria: no son solo palabra e im¨¢genes. Es tambi¨¦n la m¨²sica, la m¨²sica de las frases.
El invitado confes¨® que se siente inc¨®modo en idiomas que no tienen f¨®rmulas de trato de respeto, como usted (en ingles you no diferencia entre t¨² y usted). Y observ¨® algo curioso: en las historias escritas podemos saber cuando se pasa de la distancia a la intimidad, cuando se pasa del usted al yo, entre dos personajes. Pero en ingl¨¦s eso no se especifica. ¡°Quien traduce eso al espa?ol¡±, dijo Coetzee, ¡°tiene que conocer bajo la superficie de la vida de los personajes, incluso m¨¢s de lo que los conoce el autor, de modo que hace una aportaci¨®n semiautoral¡±.
Tambi¨¦n cont¨® que quer¨ªa que ninguna traducci¨®n de su ¨²ltima novela, El polaco (Hilo de Ariadna), fuese inferior a su original en ingl¨¦s. Y que, ¡°como due?o de los derechos de autor¡±, pidi¨® que todas las traducciones manasen de la traducci¨®n en espa?ol. ¡°Pero los poderes en la industria editorial se negaron, porque es como un art¨ªculo de fe que se debe traducir del original¡±. A Coetzee no le cabe duda de que si este libro se hubiera escrito en una lengua ¡°menor, por ejemplo, el alban¨¦s¡±, las editoriales no hubieran tenido problema en traducir del ingl¨¦s. ¡°Se hubieran saltado sus principios. ?Por qu¨¦? Porque el ingl¨¦s es, tal vez, la lengua m¨¢s importante en este momento. Fui el perdedor en ese combate. Es de lamentar¡±.
Residencia en el Prado
Imag¨ªnese disponer de tres semanas para perderse en la contemplaci¨®n de las colecciones del Museo del Prado. Si Andy Warhol se jact¨® de ver el museo en unos minutos, Coetzee, residente en Adelaida, Australia, se afinca en Madrid durante 21 d¨ªas para ¡°interpelar desde la imaginaci¨®n narrativa¡± las colecciones del Museo, seg¨²n informa la instituci¨®n. A partir de esta estancia escribir¨¢ un texto, el primero de una colecci¨®n publicada en la revista Granta que se centrar¨¢ en explorar esos v¨ªnculos entre la escritura y las artes pl¨¢sticas. Un buen entretenimiento cultural podr¨¢ ser, durante los siguientes d¨ªas, visitar el museo para ver si uno se cruza, adem¨¢s de con la princesa Margarita Teresa de Austria y las meninas, con el Nobel sudafricano. Coetzee es el autor seleccionado para inaugurar el proyecto, con Valerie Miles, editora de Granta, como asesora literaria, que invitar¨¢ a escritores de prestigio internacional a sumergirse en esta experiencia.
En la presentaci¨®n, el exministro Javier Solana, presidente del patronato del Prado, le augur¨® muchas dificultades a la hora de traducir a palabras este museo. ¡°Es una tarea compleja¡±, sentenci¨®. Describi¨® a Coetzee como un autor duro, dif¨ªcil de leer, aunque de su gusto. ¡°Casi siempre encuentro algo que tiene que ver con la vida de verdad. Creo que es un hombre que cree en el g¨¦nero humano. Tambi¨¦n en sus desgracias, pero con la convicci¨®n de que podemos elevarnos y dejar de sufrir en algunos momentos. De que podemos ser felices¡±.