Coetzee abre el debate sobre la necesidad de mostrar a los ni?os c¨®mo sufren y mueren los animales
Escritores y editores repasan la tradici¨®n literaria de los derechos de los animales, la ganader¨ªa intensiva-extensiva y responden a la propuesta del premio Nobel surafricano
Desde Pit¨¢goras hasta los libros y conferencias de un activista por los derechos de los animales como el Nobel de Literatura J. M. Coetzee, pasando por Upton Sinclair y su exploraci¨®n de las condiciones de los mataderos de Chicago en La jungla (1905), existe una amplia tradici¨®n que ha abierto un debate a lo largo de la historia de la literatura. Son autores que consideran que el planeta no es solo del ser humano y que se deber¨ªa luchar por la armon¨ªa del ecosistema y no maltratar ni sacrificar cruelmente a los animales. Un tema latente que, a comienzos de enero, el ministro de Consumo de Espa?a, Alberto Garz¨®n, reabri¨® al denunciar el sistema de las macrogranjas en el pa¨ªs. Para asegurar un cambio de mentalidad, sensibilidad y h¨¢bitos sobre el modo en que el ser humano debe relacionarse con los animales, Coetzee plantea una propuesta en EL PA?S:
¡°Es importante que no se proteja a los ni?os del conocimiento de c¨®mo viven y mueren los animales. Hay muchas pel¨ªculas sobre las plantas de procesamiento donde terminan sus vidas. Un ni?o, incluso un ni?o peque?o, es capaz de tomar una decisi¨®n moral sobre participar, s¨ª o no, en la manera vergonzosa en que tratamos a nuestros primos en esta tierra¡±.
Precisamente su novela Desgracia (1999) es una de las obras que m¨¢s ha impactado sobre qu¨¦ consideraci¨®n moral debe tener el ser humano con los animales, explica Pablo de Lora, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, autor de t¨ªtulos como Justicia para los animales: la ¨¦tica m¨¢s all¨¢ de la humanidad y Bio¨¦tica. Principios, desaf¨ªos y debates (ambos en Alianza).
En un plano m¨¢s filos¨®fico, el catedr¨¢tico tiene dos referencias: Liberaci¨®n animal, de Peter Singer (Taurus, 1975), gran referente del antiespecismo, y En defensa de los derechos de los animales, de Tom Regan (FCE, 2016), que contribuyeron al actual movimiento de reivindicaci¨®n. En literatura en castellano recomienda Sufre, luego importa (Plaza y Vald¨¦s), de Francisco Lara y Olga Campos, y a?ade que ¡°una de las cr¨ªticas m¨¢s inteligentes a las posiciones animalistas es la de Jes¨²s Zamora Bonilla en Contra Apocal¨ªpticos. Ecologismo, animalismo, posthumanismo (Shackleton Books)¡±.
Ante la reflexi¨®n de Coetzee, los autores consultados por EL PA?S coinciden, aunque con matices. De Lora cree que ¡°a los menores debemos hacerles conscientes de esa realidad de manera adecuada a su maduraci¨®n y edad. Tambi¨¦n deben conocer, en su momento y con una parecida adecuaci¨®n, los dilemas morales que plantea el aborto, y ello no debe implicar que exhibamos con toda su crudeza el resultado de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo¡±.
Rub¨¦n Hern¨¢ndez, editor de Errata Naturae, argumenta: ¡°Hay que evitar las generalizaciones, es fundamental tener presente que ni?os o ni?as de la misma edad pueden tener grados de madurez y espectros de sensibilidad muy distintos¡±. Y a?ade: ¡°No creo que los ni?os puedan ni deban quedar aislados de las brutales contradicciones del sistema, pero s¨ª deben ser ellos los que marquen su propio ritmo a la hora de despertar su conciencia cr¨ªtica¡±.
Entre los consultados, el m¨¢s af¨ªn a Coetzee es el escritor Gabi Mart¨ªnez: ¡°Nunca he protegido a mis ni?os de la realidad porque as¨ª es como los proteges¡±. Plantea amortiguar alguna informaci¨®n, pero no ocultarla. Es partidario de que ¡°los ni?os deben saber cu¨¢nto antes todo y lo ¨²nico que tiene que ocurrir es que t¨² los acompa?es para que lo asuman con tranquilidad y ellos decidan¡±.
El poder de la literatura
El libro, el autor o el momento que ha hecho que estas personas tomen conciencia del respeto y derecho a los animales var¨ªa. Gabi Mart¨ªnez lleva m¨¢s de una d¨¦cada explorando diferentes lugares del mundo tanto por temas de medio ambiente como de animalismo. En Un cambio de verdad. Una vuelta al origen en tierra de pastores (Seix Barral) narra su vida como aprendiz de pastor en la Siberia Extreme?a. Siempre lee ¡°desde los derechos de los animales, desde personas que se han acercado a ellos y han expresado la maravilla de relacionarse con ellos¡±. Un ejemplo es Una temporada en Tinker Creed, de Annie Dillard (Errata Naturae), que pone el foco en animales en el margen m¨¢s absoluto, ¡°pero que son fundamentales para que todo lo dem¨¢s funcione¡±.
Una obra que lo marc¨® fue Comer animales (Seix Barral), de Jonathan Safran Foer. Le hizo tomar m¨¢s conciencia sobre el coste ecol¨®gico, de salud para las personas y ¨¦tico a la hora de alimentarse con animales. Lo condicion¨® de una manera directa y ahora, por ejemplo, hay mucho menos pollo en su alimentaci¨®n: ¡°Ese es un matiz importante. Este ministro no te dice que no comas, sino que seamos m¨¢s conscientes de lo que comemos¡±. Y recomienda Ecoanimal. Una est¨¦tica plurisensorial, ecologista y animalista, de Marta Tafalla (Plaza y Vald¨¦s), para contextualizar el momento actual del pensamiento sobre esta cuesti¨®n. Una obra decisiva para el imaginario espa?ol, recuerda Mart¨ªnez, es El bosque animado, de Wenceslao Fern¨¢ndez (Ediciones 98), con versi¨®n cinematogr¨¢fica, donde se aprecia la armon¨ªa de las criaturas de la naturaleza, humanos, otros animales y las plantas, las primeras habitantes del planeta.
Un matadero de cristal
Munir Hachemi Guerrero es autor de Cosas vivas (Perif¨¦rica) donde describe el viaje de cuatro amigos al sur de Francia para trabajar en granjas de animales. Hachemi cree en el poder la literatura para acercar a la gente a otras realidades. Su referencia es Coetzee: ¡°Todo lo relativo a la eutanasia animal en Desgracia, y el modo en que lo hila con la cuesti¨®n racial es brillante. Tambi¨¦n hay que leer las reflexiones de Elizabeth Costello [alter ego del Nobel y defensora de los animales], porque ah¨ª Coetzee nos presenta una teor¨ªa en movimiento que se enfrenta a los otros y a sus propias contradicciones, y no un corpus s¨®lido y definitivo¡±.
El ministro Garz¨®n, explica Hachemi, plantea el tema ¡°m¨¢s en t¨¦rminos de ecologismo, y me cuesta entender en qu¨¦ sentido es ¡®bienestar animal¡¯ mantener a un ser sintiente para matarlo en el momento que consideramos oportuno. No logro ver una gran diferencia entre esto y la tauromaquia. El fin de las macrogranjas evitar¨ªa gran cantidad de sufrimiento, se haga por el motivo que se haga¡±.
Esta es una tradici¨®n de pensamiento y literatura que empieza 25 siglos atr¨¢s con Pit¨¢goras y Plutarco, recuerda Rub¨¦n Hern¨¢ndez. Tras los fil¨®sofos de la Grecia cl¨¢sica, Hern¨¢ndez da un salto a Schopenhauer y Adorno, pasando por Montaigne, V¨ªctor Hugo, Zola, Voltaire, Tolst¨®i... Ya m¨¢s cercanos, para el editor han sido ¡°capitales los libros de Singer o Tom Regan, y Zoopolis, de Sue Donaldson y Will Kymlicka. Tambi¨¦n textos menos conocidos como uno de Bertrand Russell, Si los animales pudieran hablar, un ensayo de Martha Nussbaum sobre la justicia entre los animales no humanos, el art¨ªculo demoledor de Claude L¨¦vi-Strauss La lecci¨®n de sabidur¨ªa de las vacas locas (1996) a cuenta de la relaci¨®n entre las dietas c¨¢rnicas y el canibalismo...¡±.
Entre la literatura m¨¢s reciente Hern¨¢ndez se decanta por Animal Resistance in the Global Capitalist Era, de Sarat Colling, ¡°porque desaloja todo paternalismo y antropocentrismo y escribe una historia sobre la resistencia y la insumisi¨®n de los propios animales en el contexto de la explotaci¨®n capitalista y de la domesticaci¨®n¡±.
En toda esta pol¨¦mica, Gabi Mart¨ªnez echa en falta un debate maduro sobre la polarizaci¨®n en torno a la caza: ¡°Es necesario hacerlo para entrar de verdad en el tema y saber c¨®mo somos y c¨®mo nos relacionamos con nuestro entorno¡±. Para ¨¦l, saber cazar aporta algo infinitamente mejor de lo que dan las macrogranjas: ¡°Son dos conceptos demonizados, pero depender¨¢ de c¨®mo se practique¡±. Para abrazar todo el ecosistema y que el ser humano se analice, Mart¨ªnez recomienda El fuego del fin del mundo, de Wendell Berry (Errata Naturae).
En 2016, J. M. Coetzee expres¨® en una conferencia, en el Museo Reina Sof¨ªa de Madrid, su posici¨®n al leer uno de los relatos protagonizados por Elizabeth Costello cuando habla con su hijo sobre la idea de crear un matadero de cristal en mitad del centro de la ciudad, y dice: ¡°He pensado que la gente tolera el sacrificio de animales porque no llegan a verlo. A o¨ªrlo. A olerlo¡±.
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