As¨ª cay¨® Jann Wenner, fundador de ¡®Rolling Stone¡¯ y rey de los ¡®boomers¡¯
El editor se hunde tras minusvalorar a figuras femeninas y m¨²sicos negros
Un resbal¨®n funesto el de Jann Wenner, hist¨®rico creador de la revista Rolling Stone. Andaba publicitando su ¨²ltimo libro, The masters, una colecci¨®n de entrevistas con siete gigantes del rock, desde Dylan a Springsteen, cuando le toc¨® conversar con David Marchese, antiguo empleado suyo que ahora trabaja para The New York Times.
La cosa iba amable, incluso con Wenner defendiendo el tratar con guantes de seda a famosos amigos como Mick Jagger, ejemplarizado por la cr...
Un resbal¨®n funesto el de Jann Wenner, hist¨®rico creador de la revista Rolling Stone. Andaba publicitando su ¨²ltimo libro, The masters, una colecci¨®n de entrevistas con siete gigantes del rock, desde Dylan a Springsteen, cuando le toc¨® conversar con David Marchese, antiguo empleado suyo que ahora trabaja para The New York Times.
La cosa iba amable, incluso con Wenner defendiendo el tratar con guantes de seda a famosos amigos como Mick Jagger, ejemplarizado por la cr¨ªtica de su cuarto disco en solitario, Goddess in the doorway, al que concedi¨® la m¨¢xima puntuaci¨®n, por encima de la valoraci¨®n de su equipo: ¡°Un insuperable disco que, con el tiempo, puede que se revele como un cl¨¢sico¡±, escribi¨® Jann. El patinazo ocurre cuando Marchese se escandaliza por la ausencia de mujeres y artistas negros en el libro. Wenner asegura que Joni Mitchell, Janis Joplin o Grace Slick pod¨ªan ser potencias creativas pero que carec¨ªan de la elocuencia necesaria para ser entrevistadas en profundidad. Igual pensaba de Stevie Wonder, Marvin Gaye, Otis Redding o Curtis Mayfield. Oh.
La reacci¨®n fue inmediata y un¨¢nime. Rolling Stone enfatiz¨® que Wenner no participaba en la revista desde su venta en 2019. La editorial de The Masters cancel¨® su agenda promocional. Lo peor: fue expulsado del consejo directivo del Rock and Roll Hall of Fame, donde ejerc¨ªa de presidente; ¨²nicamente tuvo el apoyo de Jon Landau, manager de Springsteen (y viejo colaborador de Rolling Stone).
Puede parecer banal pero ese puesto otorgaba a Wenner un poder extraordinario. La pasi¨®n estadounidense por el concepto Hall of Fame se manifiesta en centenares de instituciones, desde las previsibles (Sal¨®n de la Fama del B¨¦isbol) a lo insospechado (Sal¨®n de la Fama de la Inteligencia Militar), que reconocen tanto la popularidad como las aportaciones en determinado campo. El Rock and Roll Hall of Fame no es solo cuesti¨®n de ego: se pelean por la inclusi¨®n ya que muchos posibles candidatos todav¨ªa est¨¢n activos y necesitan esa medalla.
Antes de que el Rock and Roll Hall of Fame adquiriera materialidad, con su apabullante museo en Cleveland (Ohio), sus objetivos eran modestos. Un servidor participaba en las votaciones, por invitaci¨®n de Ahmet Ertegun, el verdadero motor de la idea; cada a?o recib¨ªamos un sobrecito con un listado de los candidatos m¨¢s una casete (?s¨ª!) con muestras de su m¨²sica. Hasta que decidieron que aquello era demasiado importante para dejarlo en manos ajenas. En realidad, todo el proceso de selecci¨®n resultaba obscuro: se pod¨ªa prescindir de artistas minoritarios en favor de nombres establecidos, conectados con grandes discogr¨¢ficas y capaces de despertar la curiosidad medi¨¢tica.
Tampoco sent¨ª dejar de contribuir a un procedimiento que parec¨ªa destinado a solidificar el pante¨®n de los baby boomers, tal como lo defini¨® Rolling Stone en sus primeras d¨¦cadas. Y Jann no era especialmente musiquero: aparte de sus problemas con mujeres y artistas negros (?o latinos!), ignoraba g¨¦neros como el rock progresivo, el heavy metal, el jazz-rock, el punk, el tecno pop o el reggae, que solo tuvieron presencia testimonial, en plan vamos-a-tapar-este-hueco. Lo habl¨¦ con Wenner cuando le pude entrevistar y, b¨¢sicamente, vino a decir que pasaba de la opini¨®n de los plumillas. Hac¨ªa mal: le avisaban sobre sus prejuicios. Y esa ignorancia le ha hundido en la ignominia.