Una belleza aterradora
He buscado durante a?os dejar de tener el control sobre lo que sucede en el lienzo y me he frustrado por lo relamido de muchas de mis im¨¢genes
Con el color suelo ir a salto de mata. Dispongo de los pigmentos aglutinados en la zona superior de la paleta ¨Dsiempre en el mismo orden para que la acci¨®n mec¨¢nica del brazo los encuentre sin la necesidad de que intervenga la vista¨D y despu¨¦s, mientras busco y me fundo con lo que estoy haciendo, la paleta crom¨¢tica asoma, a veces t¨ªmida, otras con la fuerza de un cicl¨®n capaz de arrancar edificios enteros. Ayer, por primera vez, tuve la intenci¨®n de armar una paleta crom¨¢tica para adelantarme a esa harmon¨ªa que quer¨ªa que desprendiera la obra que me dispon¨ªa a pintar, pero mi intenci¨®n qued¨® ...
Con el color suelo ir a salto de mata. Dispongo de los pigmentos aglutinados en la zona superior de la paleta ¨Dsiempre en el mismo orden para que la acci¨®n mec¨¢nica del brazo los encuentre sin la necesidad de que intervenga la vista¨D y despu¨¦s, mientras busco y me fundo con lo que estoy haciendo, la paleta crom¨¢tica asoma, a veces t¨ªmida, otras con la fuerza de un cicl¨®n capaz de arrancar edificios enteros. Ayer, por primera vez, tuve la intenci¨®n de armar una paleta crom¨¢tica para adelantarme a esa harmon¨ªa que quer¨ªa que desprendiera la obra que me dispon¨ªa a pintar, pero mi intenci¨®n qued¨® en eso, en un prop¨®sito, porque antes de que me diera cuenta mi brazo estaba manchando la tela de lino con una mezcla incre¨ªble de verde vejiga y carm¨ªn de garanza.
Julian Barnes afirma que el arte no solo capta y refleja la excitaci¨®n, ¡°la emoci¨®n que encierra la vida¡±, sino que puede llegar m¨¢s lejos porque el propio arte es esa emoci¨®n. Cuando le¨ª la frase estaba a punto de coger un vuelo a Bruselas (he abierto de nuevo el libro y ah¨ª est¨¢, con la tinta milagrosamente fresca, mi tarjeta de embarque) y pens¨¦ que, cuando estuviera de vuelta, la escribir¨ªa en alguna pared del taller para que, quien fuera que estuviera trabajando cerca de ella, pudiera dejarse llevar por esa excitaci¨®n y alejarse de la palabrer¨ªa.
En Zen en el arte de escribir, Bradbury afirma que muchas veces uno se encuentra con la cosa de repente, cuando menos se lo espera. Parpadea un segundo, vuelve a mirar el papel en blanco, y ah¨ª est¨¢ lo que llevaba toda la vida buscando. Yo he buscado durante a?os dejar de tener el control sobre lo que sucede en el lienzo y me he frustrado por lo relamido de muchas de mis im¨¢genes a pesar de haber conseguido eliminar los contornos, pero ayer sucedi¨® algo inesperado: despu¨¦s de ensuciar y amasar el blanco con un pincel redondo de cerdas finas y depositarlo en la tela, la emoci¨®n de la que habla Barnes me agarr¨® de golpe. Me sorprend¨ª llorando como la noche que pas¨¦ pintando a ritmo de pasodoble algunas piezas que siento que dialogan con uno de los autores patrios que m¨¢s admiro. Mientras pintaba el pasado y el presente sobre la misma tela, a base de empastes, arrastrados, l¨ªneas duras y veladuras blancas, volv¨ª a tener seis a?os, y coloqu¨¦ los pies sobre los de mi abuelo. Regres¨® el aroma que desprend¨ªa su piel, y mi cuerpo menudo empez¨® a desplazarse sobre su cuerpo grueso y sangu¨ªneo al ritmo que ¨¦l marcaba. Despu¨¦s de mover mis pies, movi¨® mi mano y pint¨® conmigo.
Siento un gran placer cuando leo autores que pintan con las palabras y que me arrastran como lo hace la pintura, sin que pueda hacer nada por evitar el viaje. ¡°El aire era tinta negra o lana negra, barro muy espeso o una enorme piel de animal¡±, escribe Herta M¨¹ller en Mi patria era una semilla de manzana. Llevo varias noches enganchada a su voz, aliment¨¢ndome de sus pensamientos, dispuesta a pintar un sagrado coraz¨®n como si fuera una de las sand¨ªas que Roser Bru cortaba por la mitad y atravesaba con un cuchillo. M¨¹ller me regala una imagen de lana negra y chorreante de pintura, resta gravedad a un episodio de infancia en que tuve que convertirme en Virgen (en ¡°una enorme mu?eca de escayola con un vestido azul sobre el que estaba pintado el ¨Dsagrado¨D coraz¨®n¡±) y me devuelve a unas abuelas que se entregaban en silencio a una religi¨®n que ¡°nunca fue un consuelo, nunca hizo sino amenazar y repartir culpas¡±. Me permite ver lo m¨¢s cruel y lo m¨¢s bello de la vida desde el lugar que eleg¨ª para pintar.
Las im¨¢genes generan pensamiento y pueden llevarte hasta lugares que pensabas que ya no exist¨ªan. Pueden ser densas, voluminosas, delicadas, pueden emanar efluvios de aguarr¨¢s. Hay im¨¢genes que secan de fuera hacia adentro: si pasas el dedo acariciando la superficie, la imagen permanece, pero si ejerces presi¨®n, la pintura revienta la fina capa seca y se derrama en el exterior como un tirabuz¨®n de lava espesa.