Roser Bru, la adolescente del Winnipeg que pint¨® Chile
La artista espa?ola-chilena muere a los 98 a?os en Santiago, donde vivi¨® tras exiliarse en 1939
Ha muerto a los 98 a?os en Chile la pintora Roser Bru, uno de los grandes s¨ªmbolos del exilio espa?ol. Bru lleg¨® al puerto de Valpara¨ªso cuando ten¨ªa apenas 16 a?os, a bordo de la embarcaci¨®n Winnipeg. Fue un 3 de septiembre de 1939, muy temprano, cuando 2.200 exiliados espa?oles comenzaron a bajar del barco. Ni?os, mujeres, hombres y mayores. Eran todas familias republicanas rescatadas por el poeta comunista Pablo Neruda, que fue nombrado c¨®nsul especial para la inmigraci¨®n espa?ola en Chile. Bru, nacida en Barcelona en 1923, hizo su vida en el pa¨ªs latinoamericano y se fundi¨® con su historia, su cultura y su gente. La autora de obras como Guerra Civil 1936 o Sand¨ªa calada recibi¨® de Chile su cari?o y reconocimiento: en 2015 obtuvo el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas, el m¨¢ximo galard¨®n con el que se reconoce a un artista en Chile.
Bru muri¨® el mi¨¦rcoles en su hogar, en la capital chilena. Pese a los problemas derivados de un accidente cerebrovascular hace seis a?os y de una lesi¨®n a la cadera, volvi¨® a pintar. En 2019, cuando se conmemoraron los 80 a?os de la llegada del Winnipeg en Santiago, Bru no particip¨® de los actos de homenaje, pero la representaron sus dos hijas, Tessa y Agna. La entonces ministra de Justicia de Espa?a, Dolores Delgado, le concedi¨® a Bru la medalla de oro al m¨¦rito en Bellas Artes concedida por el Estado espa?ol. ¡°Espa?a tiene una deuda hist¨®rica con los luchadores y las luchadoras por la democracia, por la libertad, que se vieron obligados a huir de Espa?a¡±, dijo Delgado en su intervenci¨®n.
Fue una artista comprometida con su tiempo y de esp¨ªritu inquieto. Cuando arrib¨® a Chile proveniente de Francia, lo hizo con un libro de impresionismo bajo el brazo y un abrigo. Aunque no hab¨ªa terminado la secundaria, pronto ingres¨® a estudiar a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Fue parte del Grupo de Estudiantes Pl¨¢sticos (GEP) ¨Cque integraba otro exiliado catal¨¢n, el destacado pintor Jos¨¦ Balmes¨C, que en la d¨¦cada del cuarenta buscaba revolucionar la educaci¨®n del arte en el pa¨ªs. Luego estudi¨® grabado en el Taller 99 de otro sobresaliente artista, su amigo Nemesio Ant¨²nez, y fue una de las fundadoras de la Escuela de Arte de la Universidad Cat¨®lica de Chile, donde dict¨® clases en la d¨¦cada de los sesenta. En la dictadura no guard¨® silencio y sus afiches contra el r¨¦gimen de Augusto Pinochet (1973-1990) fueron s¨ªmbolos de la rebeli¨®n de los artistas. En sus 80 a?os de carrera expuso su obra en los principales museos del mundo, que la tienen dentro de su colecci¨®n permanente, como el MoMA o el Metropolitan de Nueva York.
Su trabajo en la pintura, el dibujo y el grabado est¨¢ marcado por su perspectiva de g¨¦nero y por la deslumbrante capacidad de inserci¨®n en un mundo que le interesaba, con sus blancos, negros y colores. Su obra muestra una gran fuerza expresiva, seg¨²n le reconocen los cr¨ªticos, que apuntan a la variedad de temas y t¨¦cnicas que utiliz¨® la artista a lo largo de vida. Con el objetivo de preservar y difundir su legado, en 2018 naci¨® la Fundaci¨®n Roser Bru, que preside In¨¦s Ortega-M¨¢rquez, presidenta de la Corporaci¨®n de Espa?oles Progresistas de Chile. Hasta el momento se resguardan unas 1.500 obras y cerca de 3.000 documentos.
Espa?a siempre estuvo en su coraz¨®n y en su trabajo pl¨¢stico, como lo demostr¨® en la serie Meninas, donde reelabor¨® la obra de Vel¨¢zquez. Con Neruda mantuvieron en Chile una relaci¨®n estrecha y familiar. El poeta visitaba con frecuencia la casa de Bru y su marido ¨Cel catal¨¢n Cristi¨¢n Aguad¨¦¨C, una pareja a la que el autor adoraba. En 1965, ocho a?os antes de la muerte del escritor en 1973, escribi¨® Diez odas para diez grabados de Roser Bru, un libro con contadas ediciones en el que fundieron su trabajo y su amistad.
Hace dos a?os, cuando se conmemor¨® el 80? aniversario del Winnipeg, se record¨® que se trat¨® del mayor contingente de exiliados republicanos espa?oles que jam¨¢s haya salido de Espa?a. Fue la tarde del 2 de septiembre de 1930 cuando el barco atrac¨® en esta ciudad. Los refugiados no durmieron aquella noche. Con asombro contemplaron la expresi¨®n de la solidaridad y la alegr¨ªa de los chilenos que los esperaban en el puerto.
En Valpara¨ªso, la bienvenida fue apote¨®sica, incre¨ªble. Una impresionante masa humana atestaba los muelles, los edificios, las maquinarias. Las bandas de m¨²sica tocaban canciones chilenas y espa?olas. Fue a las nueve y diez de la ma?ana cuando baj¨® el primer pasajero: Juan M¨¢rquez G¨®mez. El espa?ol lanz¨® un ¡°Viva Chile¡± que fue coreado por los presentes. En ese mar de gente ven¨ªa Roser Bru, con su libro de arte y su chaqueta bajo el brazo. Ni entonces ni ahora le tuvo miedo a la muerte. ¡°Porque todo se transforma y viene de la mente¡±, explicaba ella en una de sus ¨²ltimas entrevistas.
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