Mogoll¨®n, una expresi¨®n juvenil de hace cuatro siglos que ya recogi¨® Covarrubias
Mar¨ªa Luisa Regueiro publica su ¡®Diccionario del l¨¦xico juvenil en Espa?a¡¯, con un estudio cr¨ªtico sobre sus formas expresivas a lo largo de diferentes generaciones
Las palabras tienen una plasticidad que los j¨®venes enuncian y manejan de una manera especial. Torsiones, giros, sufijos y pr¨¦stamos de palabras y conceptos, forman parte del repertorio de particularidades y atajos entre las que se desenvuelve su habla, desde la adolescencia a la juventud. ?A qu¨¦ obedece la peculiar relaci¨®n juvenil con el lenguaje? ?Por qu¨¦ raz¨®n su manera de expresarse se singulariza de tal modo? Hay f¨®rmulas distintas para responder a estas cuestiones. Mas lo evidente es que, generaci¨®n tras generaci¨®n, existe una pulsi¨®n t¨ªpicamente juvenil de rebeld¨ªa y de s¨ªntesis, que o...
Las palabras tienen una plasticidad que los j¨®venes enuncian y manejan de una manera especial. Torsiones, giros, sufijos y pr¨¦stamos de palabras y conceptos, forman parte del repertorio de particularidades y atajos entre las que se desenvuelve su habla, desde la adolescencia a la juventud. ?A qu¨¦ obedece la peculiar relaci¨®n juvenil con el lenguaje? ?Por qu¨¦ raz¨®n su manera de expresarse se singulariza de tal modo? Hay f¨®rmulas distintas para responder a estas cuestiones. Mas lo evidente es que, generaci¨®n tras generaci¨®n, existe una pulsi¨®n t¨ªpicamente juvenil de rebeld¨ªa y de s¨ªntesis, que obliga a los m¨¢s imaginativos de entre ellos a encararse con las convenciones impl¨ªcitas en el lenguaje de los adultos y a emprenderla contra los significantes a costa de los significados. O, en plata, a alterar el sonido de las palabras para afrontar la rigidez adulta de su sentido y, si lo consiguen, cambiarlo tambi¨¦n.
Del origen del lenguaje espec¨ªfico de la juventud versa el Diccionario del L¨¦xico Juvenil en Espa?a, reci¨¦n publicado. Su autora, la fil¨®loga y lexic¨®loga argentina Mar¨ªa Luisa Regueiro, profesora titular de Lengua Espa?ola y Teor¨ªa de la Literatura de la Universidad Complutense, ha invertido 20 a?os en su hechura. El libro va preludiado por un estudio ling¨¹¨ªstico basado en una investigaci¨®n de campo sobre los usos del habla de este amplio sector de edad. Incluye m¨¢s de 3.000 unidades l¨¦xicas, algunas de las cuales han engrosado ya el repertorio de la Real Academia Espa?ola, actualizado muy recientemente con 400 nuevos t¨¦rminos.
En este segmento de edad, juega un papel destacado el humor, que suele manifestarse en un desajuste intencional entre significante y significado, esto es, entre sonidos y sentidos. Se entrelazan l¨®gicamente o se distorsionan humor¨ªsticamente mediante la agregaci¨®n de sufijos o desinencias ¡ªpor ejemplo ata (bocata, fumata, segurata¡), tuqui (fiestuqui¡) o el aluvi¨®n de met¨¢foras madera (Polic¨ªa), tronco (amigo), colega (compa?ero), pe?a (gente), echar un polvo (hacer el amor) o sin¨®nimos como mar¨ªa (marihuana), canuto, peta, (cigarrillo de marihuana), tan t¨ªpicos de estas formas expresivas juveniles¡ª. Y, como r¨¦dito a?adido, le hacen creer al joven que sus ingeniosos modismos son verdaderas innovaciones propias: muy pocos de ellos saben que palabras consideradas de su invenci¨®n o calificadas como totalmente nuevas, permanecen en el ¨¦ter ling¨¹¨ªstico desde hace siglos. Es el caso de marcha, petar, baranda¡.
Se trata de verdaderos arca¨ªsmos, ya presentes en el Tesoro de la Lengua castellana de Sebasti¨¢n de Covarrubias, que data de 1611. As¨ª, la palabra mogoll¨®n tiene su origen, en torno al siglo XVII, en los corderillos que, hu¨¦rfanos de madre, acuden a mamar la leche de otras ovejas del reba?o a costa de los dem¨¢s lechazos. No obstante, los j¨®venes le aplican un desplazamiento sem¨¢ntico y con ¨¦l se refieren a amplitud cuantitativa, por extensi¨®n, enormidad o barullo. Esta es una pr¨¢ctica habitual observada en el empleo del lenguaje por la juventud, seg¨²n destaca la autora del nuevo diccionario: ¡°de los m¨²ltiples significados de un vocablo, seleccionan uno o dos y los resaltan en su uso frente a todos los dem¨¢s¡±. Caso se?ero a?adido es el de la palabra mazo, muy utilizada en nuestros d¨ªas, que originalmente en el siglo XVI defin¨ªa un haz de ramas o sarmientos. Sin embargo, los j¨®venes la identifican ¨²nicamente con la idea de cantidad: mazo de pe?a (mucha gente). Keli y sus variantes ¡ªqueli, quel, kelfo, quelfo, queo¡ª, la casa, especialmente la paterna, ya aparece en diccionarios de jergas marginales como en BESSES (1905), quien lo registra como pr¨¦stamo del cal¨® queo, ¡¯casa¡¯.
Pr¨¦stamos
Hay asimismo pr¨¦stamos de otras lenguas. As¨ª, piltra, con el significado de cama, es un aporte procedente del franc¨¦s, peautre, que era un lecho plegable usado por los soldados durante las guerras europeas. La palabra brasa, onomatopeya de origen sueco referida al crepitar del fuego, en la jerga juvenil adquiere el significado de molestar, dar la brasa. En cuanto a borde, antip¨¢tico, se asocia a la idea de l¨ªmite de la sensatez.
La manipulaci¨®n sem¨¢ntica de los j¨®venes incluye asimismo la de algunos americanismos. Por ejemplo, la palabra piv¨®n procede de un argentinismo, a su vez procedente de un dialecto genov¨¦s, la palabra pibe, que designa a un muchacho aprendiz, generalmente apuesto. Los j¨®venes, aqu¨ª, han cambiado su g¨¦nero al femenino, juegan con la fon¨¦tica, a?aden un sufijo superlativo y obtienen efectos sonoros y descriptivos a expensas de alterar su escritura y significado originales. Hay tambi¨¦n muchas palabras de la jerga joven que pueden ser consideradas como espa?olismos, aquellos que ¨²nicamente se entienden en el contexto social espa?ol.
El diccionario reci¨¦n editado hace hincapi¨¦ sobre el impacto que el lenguaje de los j¨®venes proyecta sobre el amplio universo coloquial. El ¨¢mbito de t¨¦rminos incluidos en el jovial vadem¨¦cum ha sido extra¨ªdo de la poblaci¨®n afincada en las capitales y ciudades m¨¢s pobladas del pa¨ªs. La cosecha de los m¨¢s de 3.000 t¨¦rminos, explica Regueiro, fue posible mediante una estructura piramidal de encuestas dialectol¨®gicas distribuidas entre el profesorado universitario y de Ense?anza Secundaria a los que la autora instru¨ªa. Los docentes hac¨ªan llegar las encuestas a los alumnos que, de esta manera, se transformaban en informantes. Las consultas inclu¨ªan hasta 16 ¨¢mbitos sem¨¢nticos, desde la vestimenta o la alimentaci¨®n hasta las relaciones humanas, se?aladamente las relativas al sexo, las drogas, la m¨²sica y otros, sobre los cuales los consultados pod¨ªan verter las palabras o acepciones y ejemplos por ellos empleados.
El diccionario va precedido por un estudio cr¨ªtico donde se describe la metodolog¨ªa aplicada, consistente el dise?o-cuestionario de las encuestas, la investigaci¨®n y las fuentes bibliogr¨¢ficas. El estudio se prolong¨® durante dos d¨¦cadas, desde 2002 hasta diciembre de 2022, ya que un an¨¢lisis coyuntural tan solo brindar¨ªa un momento del proceso en el que el lenguaje se gesta y se macera. El canon metodol¨®gico aplicado ha consistido en integrar principios de socioling¨¹¨ªstica que plantean una forma de entender la lengua en su contexto social.
Oralidad
La oralidad del l¨¦xico y de las jergas juveniles de las denominadas tribus urbanas o de los colectivos marginales, subculturas cuyas manifestaciones emergen en el diccionario, no son garant¨ªa de adecuaci¨®n a efectos de su escritura. Contra estos peligros, la autora alerta cautelarmente y confirma la invasi¨®n de extranjerismos dentro de la oferta neologista, sobre todo procedentes de los videojuegos. ¡°Esa es la frontera donde detuve mi estudio¡±, reconoce. Menci¨®n especial al respecto le merece el periodismo, al que considera aliado natural de la difusi¨®n de las jergas juveniles. Un valioso precedente del diccionario de l¨¦xico juvenil fue el Diccionario cheli (Grijalbo, 1983) de Francisco Umbral. Y la autora sentencia: ¡°El potencial socioling¨¹¨ªstico del l¨¦xico juvenil reside en que es un factor de coloquializaci¨®n apto para su uso general, por hallarse muy extendido en el espa?ol de todos y paulatinamente reconocido en la XXIII? edici¨®n del Diccionario de la Real Academia Espa?ola, que data de 2014, y en las adiciones de su p¨¢gina electr¨®nica (2022)¡±.
El repertorio del diccionario juvenil nos brinda la posibilidad de ampliar el alcance de nuestro universo a partir de la aportaci¨®n que los j¨®venes, con su imaginaci¨®n, su pugna contra lo convencional y su sentido del humor, regalan a la lengua de todos, para guiarse por tan fascinante laberinto vital como el de las palabras.
Algunos ejemplos extra¨ªdos del diccionario:
1. aguar¨®n: feo, aplicado especialmente a cosas, constituye un ejemplo de procedimiento muy frecuente en el l¨¦xico juvenil como es el desplazamiento sem¨¢ntico de aplicaci¨®n a personas, actividades, etc.; y tambi¨¦n de diferenciaci¨®n dialectal. Registrado en Asturias (Es muy aguar¨®n este v¨ªdeo). Los j¨®venes espa?oles emplean el ant¨®nimo guapo tambi¨¦n para calificar cosas inanimadas, no humanas (Es un coche mazo guapo).
2. ag¨¹elo: vello de la zona genital, preferentemente el masculino. Esta unidad representa como otras muchas la tendencia juvenil al disfemismo, con predominio de expresiones malsonantes, incluso vulgares, referidas al cuerpo (bolamen: test¨ªculos, almejas: genitales femeninos), al sexo (bombear: tener relaciones sexuales, etc.).
3. bug, del ingl. bug, `error?, uno de los muchos pr¨¦stamos crudos, sin adaptaci¨®n al espa?ol, que han ido surgiendo espec¨ªficamente en el l¨¦xico juvenil de los videojuegos. Designa un fallo que perjudica al jugador: Han arreglado el bug.
4. berberechos: u?as de los pies. La met¨¢fora, recurso muy frecuente en el l¨¦xico juvenil y en el espa?ol en general, est¨¢ presente en esta designaci¨®n de las u?as poco aseadas o muy largas, o ambas cosas a la vez, como en Tronca, c¨®rtate esos berberechos. En otras regiones prefieren otra met¨¢fora similar: C¨®rtate los mejillones, t¨ªo.
5. covidiota revela que la realidad inmediata inspira buena parte de las creaciones juveniles: designa la persona que no respeta las medidas necesarias para evitar el contagio. En la manifa hab¨ªa mazo de covidiotas. El Diccionario Hist¨®rico de la RAE, en proceso, ya la incluye. En manifa est¨¢n presentes dos recursos muy usados por los j¨®venes: sufijaci¨®n expresiva y acortamiento de origen marginal, como bugata, malote, bocarras, etc. Mazo, como su sin¨®nimo mogoll¨®n, es muy antiguo, un arca¨ªsmo: el significado juvenil y actual ¡ªya integrado como coloquialismo general¡ª `mucho?, resulta del desplazamiento sem¨¢ntico y de la recategorizaci¨®n gramatical.
6. calvo: neonazi. Los representantes de las tribus urbanas son m¨¢s cr¨ªpticos en sus creaciones porque necesitan reforzar su identidad espec¨ªfica y diferencial respecto del resto de los j¨®venes. De ah¨ª que las designaciones de estos se basen en general en sus rasgos f¨ªsicos exteriores: el neonazi suele afeitarse la cabeza. La metonimia, de la parte por el todo da lugar a Vienen unos calvos chungos.
7. delco: est¨®mago. Otra met¨¢fora, esta vez para representar lo humano rebajado como disfemismo material, con degradaci¨®n sem¨¢ntica del uso marginal: No com¨ª nada raro pero tengo el delco chungo. Es el mismo procedimiento en las m¨²ltiples designaciones de la casa (agujero, keli, kel, etc.) o de las personas mayores (los ya ¡°antiguos¡± carroza o pureta sustituidos por boomer; aunque perduran con prop¨®sito de burla y muy desigual distribuci¨®n amortizado, canica, diligencia, m¨¢rmol, met¨¢lico, pelota de golf, porcelana, retablo, triciclo).
8. fachero: de aspecto muy llamativo, hermoso, genial. Procede de Argentina donde se aplica a personas, pero los j¨®venes espa?oles lo aplican a cosas (Amelia, te ha quedado fachera la foto); como sucede con guapo (?Qu¨¦ carro m¨¢s guapo le compraron los viejos! La peli es guapa, guapa. Ten¨ªa un rollo de lo m¨¢s guapo.)
9. flai, del ingl¨¦s fly, `vuelo?, `volar, ?mosca?, designa el cigarrillo de hach¨ªs o marihuana. Como otros t¨¦rminos referidos a la droga (trip, fly, flick, spit, etc.) los anglicismos est¨¢n muy presentes en el lenguaje juvenil. De este origen deriva tambi¨¦n flipar (de to flip out, `volverse loco?, El heavy me flipa, Estoy flipando con las notas que saqu¨¦, con una amplia polisemia, ya registrado por la RAE desde 1994 con las acepciones coloquiales `estar bajo los efectos de una droga?, `estar o quedar entusiasmado?, `agradar o gustar mucho?.
10. petar: El diccionario acad¨¦mico cataloga dos hom¨®nimos, petar 1 y petar 2 de distinto origen y significados: 1) estallar, o agradar; y 2) golpear en el suelo o llamar a la puerta, regional, Galicia y en Le¨®n. En el l¨¦xico juvenil petar adquiere una rica polisemia por diversos mecanismos sem¨¢nticos: `romper o estropear un mecanismo?, `llenarse o colmarse un espacio, un local?, entre otros muchos posibles y muy extendidos en el l¨¦xico coloquial de todos.
11. pit¨®n: candado de la moto. La met¨¢fora animal y humor¨ªstica est¨¢ en expresiones como ?Pusiste el pit¨®n a la cabra?, recogido en Galicia. En toda Espa?a cabra es designaci¨®n general de la motocicleta.