El amor en la hora de la verdad
En su nueva novela, Paul Auster mantiene su fe en la ficci¨®n y en el amor a pesar de habitar, como dice, en ¡®Cancerland¡¯
?Hay algo m¨¢s veros¨ªmil que la tr¨¢gica ¡°locura de pena¡± de la que nos habla Paul Auster en Baumgartner? En su novela, a pesar de vivir, como ¨¦l mismo dice, ¡°en el pa¨ªs de Cancerland¡±, tiene el detalle de seguir apostando por el estridente estupor que produce la realidad y mantener una incondicional fe en la ficci¨®n, as¨ª como una no menos incondicional fe en el amor...
?Hay algo m¨¢s veros¨ªmil que la tr¨¢gica ¡°locura de pena¡± de la que nos habla Paul Auster en Baumgartner? En su novela, a pesar de vivir, como ¨¦l mismo dice, ¡°en el pa¨ªs de Cancerland¡±, tiene el detalle de seguir apostando por el estridente estupor que produce la realidad y mantener una incondicional fe en la ficci¨®n, as¨ª como una no menos incondicional fe en el amor. Y tanto es as¨ª que, al convertir Auster en tan veros¨ªmil la ¡°locura de pena¡± del viudo Baumgartner, va creando el sendero narrativo id¨®neo para llegar a un momento supremo, digno de cualquier antolog¨ªa de historias de amor: suena en la noche el tel¨¦fono y el destartalado viudo escucha, desde el m¨¢s all¨¢, la voz de su mujer muerta nueve a?os antes.
Aunque necesariamente ambigua, la fracci¨®n de verosimilitud de este episodio crea las condiciones suficientes para que el lector quede atrapado por la destreza del autor en el arte de la ficci¨®n. Un arte que, a partir de ese momento m¨¢gico y magistral, le lleva a frecuentar las emociones que marcar¨¢n el paso al resto de la novela, creada con ese tipo de naturalidad en la escritura moderna que suele atribuirse a Stendhal, monarca precisamente de todos los libros de amor.
En Baumgartner se nos dice que si tenemos la suerte de estar estrechamente conectados con otra persona, tan y tan cerca que el otro sea tan importante como t¨² mismo, la vida no solo se volver¨¢ posible, sino tambi¨¦n vivida. Que es como decir que, con tumba fr¨ªa o sin ella, el amor es m¨¢s eterno que el silencio de la muerte. Y que, al final de nuestros d¨ªas, solo cuenta si has querido a alguien y te han querido a ti.
¡°?Ha pasado el amor a ser algo minusvalorado en el mundo contempor¨¢neo, quiz¨¢s porque provocan m¨¢s inter¨¦s otros valores?¡±. Esta es una de las preguntas que formula David Trueba a Woody Allen en su reci¨¦n estrenado y brillante filme¨Centrevista Un d¨ªa en Nueva York. La respuesta de Woody Allen (que me devuelve a la novela de Auster): ¡°Creo que si ves pel¨ªculas ambientadas en la actualidad, o de ¨¦poca, incluso si lees libros de ahora, el amor est¨¢ siempre ah¨ª¡±.
El amor y el crimen, puntualiza Woody. Y el crimen remite a muerte, a ¡°locura de pena¡±, a los cl¨¢sicos amor y muerte, a los que falta siempre a?adir el tercer tema, el paso del tiempo, clich¨¦ que no puede faltar en el tri¨¢ngulo de los temas que siempre est¨¢n ah¨ª. Para Woody Allen amor y muerte ¡°se han mantenido estables, desde la tragedia griega hasta ahora, ¡°pasando por Shakespeare, Ch¨¦jov, y llegando hasta Scorsese¡±. Se lo dice a David Trueba con la misma prodigiosa serenidad que mantiene a lo largo de todo el filme¨Centrevista, donde le resta cualquier tipo de pompa a su trayectoria, cayendo incluso en la humildad, aun sabiendo, como cabe suponer que sabe, que el problema de la humildad es que no puedes presumir de ella. Pero es que eso es lo que parece interesarle a Woody: no presumir de nada, como si quisiera decirnos que todo lo que film¨® fue f¨¢cil, sali¨® rodado. Y que solo el amor, como nos dice Auster en Baumgartner, cuenta a la hora de la verdad.