Mientras afronta un c¨¢ncer, Paul Auster publica una novela de enorme valor humano y literario
En ¡®Baumgartner¡¯ se da cita todo el corpus novel¨ªstico del autor de ¡®Trilog¨ªa en Nueva York¡¯
Se lee como un obituario, escrito por el protagonista de una vida cuyo fin se vislumbra muy cercano. En marzo, la escritora Siri Hustvedt, mujer de Paul Auster, anunci¨® que el autor ten¨ªa c¨¢ncer. Entre las 18 novelas escritas por el escritor estadounidense (Nueva Jersey, 1947), la ¨²ltima, Baumgartner, reci¨¦n publicada en Estados Unidos (en Espa?a la editar¨¢ Seix Barral), sorprende por su profundidad emocional y la sencillez de su calado narrativo. Es como si en ella se diera cita, destilado, todo lo que a lo largo de los a?os el autor fue incorporando a su celebrado corpus novel¨ªstico. Tras jugar con todos los registros al alcance de la ficci¨®n, explorando sus l¨ªmites, Baumgartner destila cinco d¨¦cadas de sabidur¨ªa narrativa. La ¨²ltima novela de Paul Auster es un volumen de apenas 200 p¨¢ginas hasta el que llegan ecos sutiles de muchas de sus narraciones anteriores, remedando la danza de la muerte ejecutada en Viajes por el Scriptorium (2006), novela en la que el escritor se desped¨ªa de los fantasmas de la creaci¨®n literaria que hab¨ªan sido sus personajes.
Hace algo menos de un a?o, Auster desapareci¨® de la vida p¨²blica, aquejado de un c¨¢ncer. Poco antes del diagn¨®stico se le vio junto a otros escritores en las escaleras de la Biblioteca P¨²blica de Nueva York en una acci¨®n de apoyo a su amigo Salman Rushdie, que hab¨ªa sido v¨ªctima de un salvaje atentado. Tras ello, un largo silencio ocasionalmente interrumpido por los anuncios que colgaba en Instagram su mujer, Hustvedt, en los que daba cuenta del estado en que se encontraba su marido, celebrando su fortaleza y capacidad de resistencia, sometido a un demoledor tratamiento m¨¦dico. Las im¨¢genes no auguraban nada bueno, dando lugar a especulaciones sobre su situaci¨®n. Una muralla de preocupaci¨®n, respeto y simpat¨ªa envolvieron su imagen. Hasta entonces, Auster no hab¨ªa dejado de escribir un solo d¨ªa de su vida.
La sorpresa monumental, incluso para ¨¦l mismo, fue que tras haber puesto fin a La llama inmortal, su imaginaci¨®n le exigi¨® dar vida a quien est¨¢ destinado a ser uno de sus personajes m¨¢s entra?ables, el septuagenario Baumgartner, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa em¨¦rito de la Universidad de Princeton. Aunque conserva su autonom¨ªa como personaje, en m¨¢s de un sentido Baumgartner es un doble de su autor, una criatura que lleg¨® tarde a las celebraciones del scriptorium que es la imaginaci¨®n de Auster. En este libro, Auster prescinde de los juegos de artificio caracter¨ªsticos de otros momentos de su carrera. En la novela confluye un c¨²mulo de influencias, una de las m¨¢s palpables la de Hustvedt, cuyas ideas sobre fenomenolog¨ªa reverberan en los pensamientos del viejo profesor. Y, sorprendentemente, hay ecos del gran Philip Roth. Las p¨¢ginas dedicadas a la vida de las comunidades jud¨ªas de Nueva Jersey hacen pensar en las ficciones de Roth ambientadas en Newark. Tambi¨¦n hay ecos de las recreaciones hist¨®ricas de otro grande, E. L. Doctorow. ?Efectos del estilo tard¨ªo? No. Se trata de algo m¨¢s profundo y complejo.
En Baumgartner se dan cita todos los Auster, incluso los que no forman parte de su mundo de ficci¨®n, sino que se remontan a la historia familiar del autor. La novela incorpora textos procedentes de diversos ¨¢mbitos, tanto de la compa?era de Baumgartner, fallecida 10 a?os antes del comienzo de la narraci¨®n (de nuevo ecos de Hustvedt en el trazado de su personalidad) como del propio personaje. Uno de ellos publicado por Auster bajo su nombre, Los lobos de Slivovitz. Cr¨®nica memorable de un viaje efectuado por el autor a Ucrania, en busca de los or¨ªgenes de una rama de la familia Auster, Baumgartner se apodera de ¨¦l en la novela. Autor y personaje se funden en un sorprendente ritual alqu¨ªmico de imperceptible factura. Es ese el sentido en que la novela se lee como un obituario, como si Auster nos estuviera diciendo que el ¨²nico que tiene derecho a dar forma a su despedida de la vida es ¨¦l. Auster no pod¨ªa, no sab¨ªa dejar de escribir. Vi¨¦ndolo desvalido, Baumgartner sali¨® inmediatamente en su ayuda.
Tras iniciarse como poeta en 1987, Auster public¨® la que probablemente sea su obra m¨¢s influyente, la Trilog¨ªa de Nueva York, narraci¨®n detectivesca de cu?o filos¨®fico que inauguraba una nueva manera de novelar. Sigui¨® un desfile de t¨ªtulos que celebran el poder de la ficci¨®n desde una vertiginosa multitud de ¨¢ngulos, presididos por el signo del azar. Algunos: El pa¨ªs de las ¨²ltimas cosas, El palacio de la luna, La m¨²sica del azar, Mr. Vertigo, El libro de las ilusiones, La noche del or¨¢culo, Viajes por el Scriptorium¡ Hagamos un alto para se?alar el calibre de sus memorables aportaciones en el ¨¢mbito de la no ficci¨®n: La invenci¨®n de la soledad, El cuaderno rojo, Diario de invierno, Informe del interior. La lista se cierra este mismo a?o con Un pa¨ªs ba?ado en sangre, acerca de las demenciales masacres que asolan Estados Unidos con escalofriante regularidad como consecuencia de la libre circulaci¨®n de armas de fuego.
Una sugerente filmograf¨ªa
No se puede hablar de Paul Auster sin hacer alusi¨®n a su sugerente filmograf¨ªa, que incluye t¨ªtulos tan memorables como Smoke, Blue in the Face, o Lulu in the Bridge¡ Volviendo por los fueros de la ficci¨®n, centro de gravedad de su hacer, y sin agotar la lista, es preciso recordar novelas como Un hombre en la oscuridad, Sunset Park o la monumental 4321, novela de mil p¨¢ginas donde riz¨® el rizo de su propia po¨¦tica de la narraci¨®n, contando la historia de Archie Ferguson desde cuatro perspectivas posibles. Tras su publicaci¨®n, Auster anunci¨® que se desped¨ªa de la novela, volc¨¢ndose en la biograf¨ªa de Stephen Crane, poeta genial fallecido a los 28 a?os. De extensi¨®n parecida a 4321, La llama inmortal se lee como una novela.
La acci¨®n de esta nueva novela discurre entre 2018 y 2020, antes del diagn¨®stico que tiene en vilo a sus amigos y admiradores. En medio de las especulaciones, los obituarios de verdad esperan el pistoletazo de salida archivados en las redacciones de los peri¨®dicos de todo el mundo. No me hab¨ªa atrevido a hacerlo antes, pero la lectura de esta novela ¨²nica y conmovedora, distinta de todo lo que ha hecho Auster hasta ahora, me decidi¨® a poner una breve nota a Siri Hustvedt, pidi¨¦ndole que felicitara a su marido por el logro feliz de su novela. Al cabo de unas horas me lleg¨® su contestaci¨®n. Paul agradece el email, escribe Siri. Est¨¢ bien, recuper¨¢ndose del atroz tratamiento a que ha estado sometido durante meses. Las palabras de Hustvedt dejan claro que el futuro es incierto. Todo est¨¢ en manos del azar. Trat¨¢ndose de Auster, no pod¨ªa ser de otra manera. Al final de la novela, el autom¨®vil de Baumgartner se estrella contra un ¨¢rbol, tratando de esquivar a un ciervo que le sali¨® al paso en plena noche. El lector lo ve salir del coche y alejarse en direcci¨®n a las luces de una casa cercana.
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