Protagonista, el toro

La corrida inaugural de la temporada madrile?a comenz¨® de la mejor manera: con un toro serio y con cuajo en el ruedo. Un toro de la prestigiosa ganader¨ªa de Cuadri, a cuyo reclamo acudieron varios miles de aficionados, dispuestos a emocionarse con el protagonista indiscutible de esta fiesta.

Despu¨¦s, no hubo motivos suficientes para la satisfacci¨®n, pero s¨ª toros, bien presentados en conjunto que acudieron a los caballos con prontitud y alegr¨ªa, aunque la pelea fuera muy desigual. Todos se desfondaron en el tercio final, y el sexto no tuvo tiempo de justificarse porque le flaquearon las manos y el cuerpo entero y fue devuelto a los corrales. En su lugar sali¨® un sobrero de Saltillo de llamativa presencia, muy astifinos pitones y muy fea condici¨®n.

Pero el primero de la tarde, de imponente respeto, acudi¨® presto al caballo y meti¨® los ri?ones en el peto como si en ello le fuera la vida; lo colocaron despu¨¦s en los medios, y tras unos segundos de duda, el animal galop¨® con alegr¨ªa a la llamada del piquero, lo que provoc¨® el justo alborozo del respetable. Se luci¨® tambi¨¦n en banderillas y permiti¨® que ?ngel Otero y Fernando S¨¢nchez saludaran al p¨²blico.

En fin, que Ferrera brind¨® a los tendidos, y todos los presentes dispusieron los sentidos para una faena grande.

Pero no. El animal acus¨® el esfuerzo, dio muestras de agotamiento y se defendi¨® de los cites de su lidiador con derrotes y una embestida muy corta y desva¨ªda. Aun as¨ª, Ferrera pudo dibujar un largo natural, y ah¨ª se acab¨® la historia.

En cuarto lugar apareci¨® un gigant¨®n de 670 kilos, basto y feo, que acudi¨® al caballo con presteza, pero siempre con la cara alta. En banderillas se jugaron el tipo de verdad Fernando S¨¢nchez y Miguel¨ªn Murillo, y se ganaron una encendida ovaci¨®n de los tendidos. Y el matador, insistente y constante, consigui¨® el entendimiento con su noble ¡ªel ¨²nico entre los seis¡ª oponente, y ya en la cuarta tanda, dibuj¨® un buen natural que encandil¨® a los tendidos. Era normal, por otra parte, porque hasta ese instante no hab¨ªa habido toreo de sabor. Otra tanda m¨¢s, esta por la derecha, de buen trazo y muy jaleada, le permitieron pasear una oreja que se puede calificar como generosa. Quede constancia, no obstante, de la constancia y la decisi¨®n del torero ante un animal noble, pero de muy escasa vitalidad.

El segundo de la tarde dio muestras de flaqueza ya en el caballo, y lleg¨® a la muleta totalmente desinflado; el quinto galop¨® en el primer tercio y no se le vio en las manos de Octavio Chac¨®n, que si bien en su primero qued¨® justificada su labor, dej¨® en el otro la triste impresi¨®n de que no ten¨ªa la cabeza muy despejada y s¨ª una excesiva desconfianza.

Valiente toda la tarde estuvo G¨®mez del Pilar. Bien plantado siempre ante el tercero, otro toro bravo en el caballo, en una labor muy meritoria, en la que solo pudo robar escasos muletazos a otro toro parado y con la cabeza por las nubes.

Se las vio al final con el sobrero de Saltillo, que sali¨® dispuesto a buscarle un disgusto a cualquiera de los toreros. Cabece¨® y derrib¨® con estr¨¦pito al caballo, se las hizo pasar canutas a los banderilleros y no le ofreci¨® posibilidad alguna a su matador. As¨ª, que G¨®mez del Pilar lo intent¨® de veras y, en vista de que no hab¨ªa nada que hacer, lo despach¨® con prontitud, y adi¨®s muy buenas.