Moderna de Pueblo: ¡°Hemos pasado del baboso callejero al baboso digital¡±
La ilustradora publica una reedici¨®n cr¨ªtica de su c¨®mic ¡®Los capullos no regalan flores¡¯ en la que revisa su propia concepci¨®n de las relaciones y del papel de la mujer
Raquel C¨®rcoles (Reus, 37 a?os) es Moderna de Pueblo, ilustradora y autora de c¨®mic que acaba de reeditar su libro Los capullos no regalan flores (Editorial Zenith), publicado por primera vez hace 10 a?os. La idea era hacerlo tal cual, pero cuando lo ley¨® se dio cuenta de que las vi?etas no pasaban su propio filtro, de que hab¨ªa muchos planteamientos que le parec¨ªan obsoletos y que su visi¨®n de la sociedad, de las relaciones de pareja y del papel de la mujer hab¨ªa cambiado tanto que no pod¨ªa publicarlo tal cual. As¨ª que lo ha hecho a?adiendo comentarios (y cr¨ªticas) a aquello que dibuj¨® en 2013. Empezando por el t¨ªtulo, en el que ha tachado el ¡°no¡±.
Pregunta. ?C¨®mo ha cambiado su manera de ver el mundo?
Respuesta. Mi intenci¨®n cuando publiqu¨¦ el libro por primera vez era hacer un g¨¦nero que me fascinaba y que me serv¨ªa de lexat¨ªn: una comedia rom¨¢ntica. Me parece que estaba bien enfocado y que ten¨ªa mucha parte de realidad, pero todo el protagonismo de mi vida se lo llevaba la b¨²squeda de una pareja, el adaptarme al chico de turno para gustarle. Eso es lo que ha quedado totalmente desfasado. Creo que ahora tenemos muchas m¨¢s herramientas para vernos a nosotras mismas de otra manera. Hay muchos relatos m¨¢s all¨¢ de ¡°un t¨ªo no me hace caso, soy una pringada¡±. Y muchas referencias que no son nada parecido a Bridget Jones o a la Carrie Bradshaw de Sexo en Nueva York.
P. ?Esperaba ser tan cr¨ªtica con su propio c¨®mic?
R. Yo no suelo releerme una vez que un libro ya est¨¢ publicado, pero ten¨ªa la intuici¨®n de que no hab¨ªa envejecido bien. Por ejemplo, publiqu¨¦ en redes una vi?eta en la que Moderna y su compa?era de piso se abrazan por haber conseguido instalar un programa en el ordenador, y me llovieron las cr¨ªticas. Con raz¨®n. El clich¨¦ de ¡°ay, qu¨¦ patosas somos, qu¨¦ poco nos orientamos¡±, nos perjudica. Y ni siquiera es real, aunque pueda ser la experiencia particular de algunas de nosotras.
P. Dice que la teor¨ªa ha dado un giro radical con el auge del feminismo y movimientos como el Me Too. ?Y la pr¨¢ctica?
R. Muchas mujeres han hecho un trabajo de crecimiento personal bastante profundo. Pero luego las relaciones son complicadas. Yo la teor¨ªa la tengo muy aprendida, pero quiz¨¢ si me quedara soltera ahora volver¨ªa a las andadas con muchas cosas.
P. Internet apenas aparece en su libro, pero ahora dibuja a los ¡°capullos¡± de Instagram.
R. Todo ha cambiado mucho. Ahora tenemos, por ejemplo, al likeador. Antes hab¨ªa hombres que te llamaban guapa por la calle. Sus parejas, claro, no lo presenciaban. Ahora est¨¢ ese tipo de hombre que da un like a cada publicaci¨®n de cada mujer guapa en las redes sociales. Esto es mucho m¨¢s p¨²blico que el piropo callejero, y genera problemas. Cuando las parejas se quejan, el likeador le da la vuelta y se queja de un exceso de control. Hemos pasado del baboso callejero al baboso digital.
P. ?En qu¨¦ ha cambiado la masculinidad en estos diez a?os?
R. La masculinidad sana existe y mola much¨ªsimo, y hay muchos hombres reflexionando sobre los roles de g¨¦nero y c¨®mo quieren que sean sus relaciones. Pero por otro lado tambi¨¦n veo otros que por reacci¨®n al feminismo se van a un lugar muy oscuro, muy mis¨®gino, como esos hombres que he sacado de conversaciones reales en internet en una vi?eta y que concluyen que tienen que ir a buscar extranjeras para tener novias sumisas.
P. Usted usa el humor y la parodia en sus reflexiones, pero muchas veces recibe muchas cr¨ªticas por generalizar.
R. Muchos se sienten atacados, pero yo no estoy hablando de los hombres, estoy hablando de los capullos. Y no digo para nada que todos los hombres lo sean ni quiero hacer una pelea de bandos. Lo que m¨¢s me gusta de Moderna son los debates que se generan alrededor de un asunto que pongo sobre la mesa. A veces comparto temas sobre los que no tengo una opini¨®n formada al 100% y luego yo misma aprendo de los comentarios de la gente. Por otro lado, intento tambi¨¦n entender la complejidad de la carga educacional que llevamos todos, tambi¨¦n un hombre que se comporta de una determinada manera.
P. ?Y qu¨¦ pasa con las capullas?
R. Claro que las hay, yo no defiendo la perfecci¨®n de las mujeres. Y, adem¨¢s, es un signo de igualdad que las haya. Pero, como autora, pongo el foco en otro sitio: en los hombres que me he encontrado y en sus comportamientos.
P. Habla tambi¨¦n en el libro de otro fen¨®meno: de hombres a los que les cuesta mantener relaciones con mujeres con m¨¢s ¨¦xito, con m¨¢s poder, con m¨¢s dinero.
R. A m¨ª, mi pareja me ha empujado siempre a mejorar, aunque esto haya supuesto dedicarle mucho tiempo a mi carrera. Pero hay quien empuja justo en la otra direcci¨®n, quien pretende que quieras conseguir menos porque no le haces casito. Y cuando tienes a alguien al lado que solo se queja, eso te lleva a empeque?ecerte o a separarte.
P. En qu¨¦ quedamos entonces, ?los capullos regalan o no regalan flores?
R. Desde luego, no es un signo con el que puedas identificar el amor y el romanticismo, aunque lo hayamos visto mil veces en las comedias rom¨¢nticas. Hay que dejar de fijarse en los detalles equivocados.
Babelia
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