¡°El Sella es nuestro¡±: los mayores comparten sus recuerdos sobre la gran fiesta asturiana de las piraguas
La localidad de Arriondas se prepara para la emblem¨¢tica competici¨®n que este verano llega a su 86? edici¨®n
El encuentro no tiene protocolo, pero aqu¨ª todo el mundo va uniformado. Una treintena de monteras piconas asoman por encima de las cabezas de los asistentes, que tambi¨¦n lucen unos collares de papel ¡ªlos hay naranjas, verdes o multicolor¡ª. Hay mayor¨ªa femenina entre el p¨²blico. En los laterales se colocan las personas que van en silla de ruedas. Las paredes est¨¢n decoradas con banderines y carteles de la 86? edici¨®n del Descenso Internacional del Sella, la emblem¨¢tica competici¨®n de pirag¨¹ismo que se celebr...
El encuentro no tiene protocolo, pero aqu¨ª todo el mundo va uniformado. Una treintena de monteras piconas asoman por encima de las cabezas de los asistentes, que tambi¨¦n lucen unos collares de papel ¡ªlos hay naranjas, verdes o multicolor¡ª. Hay mayor¨ªa femenina entre el p¨²blico. En los laterales se colocan las personas que van en silla de ruedas. Las paredes est¨¢n decoradas con banderines y carteles de la 86? edici¨®n del Descenso Internacional del Sella, la emblem¨¢tica competici¨®n de pirag¨¹ismo que se celebra todos los veranos en Asturias, cuya salida ¡ªy el jolgorio que lo acompa?a¡ª tendr¨¢ lugar este s¨¢bado 3 de agosto a escasos 300 metros de este lugar.
Este mi¨¦rcoles, igual que cada semana previa al descenso desde 2007, se celebr¨® en el Centro Polivalente de Recursos para Personas Mayores de Arriondas un acto para acercar la fiesta a los residentes. La gran mayor¨ªa de ellos la disfrutaron durante d¨¦cadas y ahora, por diferentes motivos y a pesar de estar tan cerca, la seguir¨¢n en la distancia.
Yobana Triguero (47 a?os, Avil¨¦s), trabajadora social y directora del centro ¡ª57 residentes, 11 usuarios de d¨ªa y unos 90 empleados contando servicios externalizados¡ª, presenta a Juan Manuel Feliz (75 a?os, Arriondas), presidente del comit¨¦ organizador del Descenso. Aplausos. Feliz, que ya se sabe c¨®mo funciona el acto, empieza preguntando cu¨¢ntos han vivido el Sella desde peque?os. Se alzan varias manos. Despu¨¦s, pregunta si alguien sabe qui¨¦n ser¨¢ el pregonero de esta edici¨®n.
¡ª?Vitor¨ªn! ¡ªdicen desde un lateral.
¡ªEfectivamente, V¨ªctor Manuel ¡ªcontesta Feliz.
Viendo que de actualidad van bien, propone un ejercicio de memoria:
¡ª?Record¨¢is algunos versos del preg¨®n?
¡ª?S¨ª, hombre!
¡ªA ver, ?c¨®mo comienza? Yo os doy el pie: Guarde el p¨²blico silencio¡
¡ª¡y escuche nuestras palabras. Por orden de don Pelayo, despu¨¦s de medir las aguas, nuevamente se autoriza en Arriondas la carrera de piraguas¡ ¡ªrepite un peque?o coro al que se suman nuevas voces en las ¨²ltimas palabras de cada verso.
¡ªEs que se olvida una¡ ¡ªdicen desde el centro del auditorio.
¡ªNooooo, no se puede olvidar. ?Qu¨¦ va, qu¨¦ va, qu¨¦ va! ¡ªreplica otra residente.
¡°El Sella forma parte de su vida y de su idiosincrasia. Lo han vivido desde ni?os con sus amigos y sus familias y se han ido transmitiendo esa pasi¨®n de generaci¨®n en generaci¨®n¡±, explica Eva Mar¨ªa Toral (51 a?os, Gij¨®n), educadora social y animadora sociocultural del centro. Luce un broche con los colores del Sella ¡ªrojo, azul, blanco, verde y amarillo¡ª elaborado por una compa?era del centro y explica con una expresi¨®n local hasta qu¨¦ punto el descenso est¨¢ engarzado en el d¨ªa a d¨ªa de la gente. ¡°Aqu¨ª, cuando consideran algo el no va m¨¢s, dicen ¡®de aqu¨ª, pa Pirag¨¹es¡¯ (forma popular de referirse al Descenso), lo cual da una idea bastante clara del lugar que ocupa la fiesta en sus vidas¡±, comenta.
Feliz contin¨²a compartiendo detalles de la prueba con los residentes. Les explica cuestiones t¨¦cnicas de la salida y alguno aprovecha el momento para cerrar un poco los ojos. La atenci¨®n regresa cuando cuenta que habr¨¢ 25 pa¨ªses representados en la competici¨®n.
¡ª?Caray! ¡ªse oye desde el auditorio.
¡ªVienen incluso desde la Patagonia argentina ¡ªa?ade Feliz.
¡ª?Maaaadre¡! ¡ªexclaman, a medio camino entre la sorpresa y cierta pereza solo de imaginar el viaje, desde la primera fila.
Los datos impresionan a los asistentes y preparan la sala para el punto ¨¢lgido del encuentro. Ana Eva Cavielles (53 a?os, Prunales, Parres) es administrativa y trabaja ¡°en la limpieza¡± (lo recalca) del centro. En los a?os 90 gan¨® concursos de canci¨®n asturiana. El s¨¢bado ser¨¢ la encargada de cantar el himno de Asturias ante miles de personas. Lo hace desde 2009. Cuando entone la ¨²ltima nota, comenzar¨¢ la prueba. Su entrada en la sala levanta aplausos emocionados. Anuncia que va a cantar el himno y, en los asientos, la gente se incorpora unos cent¨ªmetros de forma innata. Despu¨¦s, se produce un peque?o milagro. Porque cuando se canta el himno de Asturias, al llegar a la parte m¨¢s animosa ¡ªla de ¡°tengo de subir al ¨¢rbol¡¡±¡ª la algarab¨ªa suele comportarse como enemiga del comp¨¢s. Aqu¨ª no. Los asistentes acompa?an a Ana Eva en el ritmo. Terminan al un¨ªsono y la canci¨®n concluye con jolgorio y gritos orgullosos de ?Puxa Asturias! (Viva Asturias) que surgen desde diferentes sillas.
Algunos internos se animan a compartir sus recuerdos. Erudina Borbolla (91 a?os, La Robellada, On¨ªs) recuerda caminar cinco kil¨®metros con unos ¡°cestos del demonio, llenos de filetes empanados, tortillas y leche frita. Y luego, por la noche, otros tantos kil¨®metros de vuelta a casa¡±. Lleva una montera picona con publicidad de una bebida energ¨¦tica que, viendo la fuerza que transmite, parece marketing. Mar¨ªa Teresa Somoano (¡°casi ning¨²n a?o¡±, Arriondas) comparte una reflexi¨®n: ¡°Creo que nuestra generaci¨®n no le daba la importancia que tiene hoy el Sella¡±. Argentina S¨¢nchez (78 a?os, Hueges, Parres) ense?a las manos para demostrar que trabaj¨® en el campo y recuerda ¡°bajar muy temprano para coger sitio en el r¨ªo¡ y para poner a enfriar la sidra en el agua¡±.
A Herminio Camino (74 a?os, Cuevas del agua, Ribadesella) se le qued¨® marcada la primera vez que fue al Descenso. No tanto porque la carrera pasara por delante de su pueblo, sino por lo que cay¨® del cielo. ¡°De aquella pasaban avionetas y tiraban unos paraca¨ªdas de juguete que ven¨ªan con pastillas de jab¨®n Chimbo. Era publicidad. Mi abuelo me consigui¨® uno. Nunca me olvidar¨¦ de aquel regalo¡±. Tampoco se le borrar¨¢ la velocidad con la que llegaban las noticias de qui¨¦n hab¨ªa ganado: ¡°No hab¨ªa m¨®viles ni Internet, pero te enterabas pitando¡±. Nard¨ª Martino (59 a?os, Ribadesella), que no se perdi¨® una edici¨®n mientras la salud se lo permiti¨®, dibuja una imagen de ¡°tractores y coches cortados de la mitad para arriba acompa?ando a las piraguas desde la carretera. Y de carreras para bajar del tren fluvial, acercarte hasta la orilla del r¨ªo y volver corriendo para subirte de nuevo casi en marcha¡±. Pedro Gonz¨¢lez (62 a?os, Cangas de On¨ªs) tiene claro que quiere que gane Kiko Vega, que es de su pueblo, y que su parte favorita son ¡°el desfile y las borracheras¡±.
Cuando se les pregunta por lo que significa el Sella para ellos, comienzan a gesticular y a mover los brazos, en un intento de abarcar una sensaci¨®n inabarcable: ¡°Las Pirag¨¹es forman parte de nosotros. Es muy dif¨ªcil de explicar. No vas t¨², vienen ellas a ti. La Navidad est¨¢ muy bien, es de todos, pero Les Pirag¨¹es son nuestras. El Sella es nuestro¡±, dice Herminio Camino.
¡°Para el Comit¨¦ este acto es muy importante, por eso es el primero que hacemos cada semana previa al Descenso. Queremos acercar la fiesta a aquellas personas que la vivieron y que hoy, por los motivos que sean, no pueden acercarse f¨ªsicamente¡±, apunta Manuel Feliz. Junto a ¨¦l han acudido el secretario, F¨¦lix Soto (65 a?os, Santianes de Torn¨ªn, Parres), y el tesorero, Juan Carlos Sierra (66 a?os, Coll¨ªa, Parres).
El encuentro llega a su fin.
¡ª?Ten¨¦is alguna pregunta m¨¢s?
¡ª¡±No, est¨¢ todo muy bien, muchas gracias¡± ¡ªcontesta una voz desde el p¨²blico.
Por los altavoces se anuncia que es la hora de la comida. El grupo de monteras piconas y collares de papel se dispersa lentamente por los pasillos del centro. El s¨¢bado ver¨¢n la carrera por televisi¨®n. ¡°Tenemos una pantalla grande y no nos perdemos ning¨²n detalle. Cada persona en su ambiente. Pero por la tele tambi¨¦n se respingan los pelos, ?eh?¡±.