El ¨²ltimo genio del piano se llama Yunchan Lim
El joven m¨²sico surcoreano, de 20 a?os, deslumbra en su debut en el Festival Castell de Peralada con un recital lleno de homenajes a hitos pian¨ªsticos del pasado
Las viejas grabaciones de pianistas legendarios han cambiado la vida del joven surcoreano Yunchan Lim (Siheung, 20 a?os). Se lo confes¨® a Jeremy Nicholas, en mayo pasado, en la portada de la revista Gramophone: ¡°Empec¨¦ a escuchar a los grandes nombres cuando ten¨ªa 13 a?os. Mi profesor me recomend¨® a Ignaz Friedman [excepcional virtuoso polaco fallecido en 1948]. Y cuando volv¨ªa a casa de l...
Las viejas grabaciones de pianistas legendarios han cambiado la vida del joven surcoreano Yunchan Lim (Siheung, 20 a?os). Se lo confes¨® a Jeremy Nicholas, en mayo pasado, en la portada de la revista Gramophone: ¡°Empec¨¦ a escuchar a los grandes nombres cuando ten¨ªa 13 a?os. Mi profesor me recomend¨® a Ignaz Friedman [excepcional virtuoso polaco fallecido en 1948]. Y cuando volv¨ªa a casa de la escuela, me qued¨¦ electrificado. Conmocionado. Me par¨¦ en la calle admirado por la libertad de su interpretaci¨®n y casi sent¨ª remordimiento por mi forma de tocar¡±.
Ese remordimiento ha desaparecido, a juzgar por el impresionante recital que Lim toc¨® el pasado s¨¢bado, 3 de agosto, en el Festival Castell de Peralada. Lo inici¨® con sendos homenajes a dos de sus h¨¦roes del pasado: Alfred Cortot y Vlad¨ªmir Horowitz. En la Canci¨®n sin palabras op. 19 n¨²m. 1, de Mendelssohn, era f¨¢cil reconocer la expresividad y belleza l¨ªrica del m¨ªtico pianista franc¨¦s en su grabaci¨®n de 1937. Y lo mismo sucedi¨® con el tono expansivo y anacarado del legendario ave f¨¦nix del teclado natural de Ucrania, en el op. 85 n¨²m. 4, del mismo compositor, que registr¨® en 1946.
Pero Lim paladea, refina y hasta perfecciona ambos modelos mendelssonianos. Qued¨® claro, en el op. 19 n¨²m. 1, con su exquisita forma de hacer flotar la cantilena impulsada por arpegios de semicorcheas. Y, en el op. 85 n¨²m. 4, que se conoce con el sobrenombre de Eleg¨ªa, ampli¨® el mismo patr¨®n po¨¦tico, coloreando con maestr¨ªa cada frase y dejando que el aire penetrase entre las notas.
No hubo tiempo para reponerse de la impresi¨®n, pues el ciclo pian¨ªstico Las estaciones op. 37a, de Chaikovski, prosigui¨® sin pausa. Doce piezas publicadas mensualmente en una revista rusa de partituras musicales, entre 1875 y 1876, donde el compositor evoca los meses del a?o. Lim parece partir de otro modelo fonogr¨¢fico en esta interpretaci¨®n prodigiosa de la obra. En este caso, acude a Konstantin Igumnov, disc¨ªpulo del principal alumno de Chaikovski y compa?ero de clase de Rajm¨¢ninov, cuya tard¨ªa grabaci¨®n, de 1947, sigue cautivando por su capacidad para conectar el conjunto, mantener el sabor ruso y elevar cada pieza por separado.
En Peralada, enero arranc¨® lento pero con id¨¦ntica flexibilidad l¨ªrica hacia la secci¨®n central. El t¨ªtulo evoca el reposo junto a una chimenea y el joven pianista lanz¨® al aire cada una de las guirnaldas de arpegios (indicadas leggierissimo en la partitura) como peque?as llamaradas. En febrero marc¨® el contraste carnavalesco y, en marzo, contuvo la respiraci¨®n en cada adornado canto de la alondra. Fue juguet¨®n con las campanillas, en abril, y nos hizo contemplar las estrellas, en mayo, con admirable fraseo y articulaci¨®n. La famosa y bell¨ªsima barcarola, de junio, produjo escalofr¨ªos. Y las piezas de julio, agosto y septiembre funcionaron como un tr¨ªptico campestre lleno de contrastes y colorismo.
Lim elev¨® la canci¨®n oto?al, de octubre, hasta crear uno de los momentos inolvidables de la noche. Un conmovedor y melanc¨®lico di¨¢logo que dej¨® al p¨²blico sin respiraci¨®n. Todo prosigui¨® con vistosos cascabeles de trineo en la popular troika, de noviembre, junto al vals, de diciembre, propulsado con asombrosa flexibilidad. Al final de la primera parte, se escuch¨® una salva de aplausos del p¨²blico que llenaba la Iglesia del Carmen de la localidad gerundense. Y, desde el teclado, se alz¨® un chico de ademanes humildes y aparentemente sorprendido por las reacciones.
No era la primera actuaci¨®n de Lim en Espa?a, pues protagoniz¨® un recital del Centro Cultural Coreano, cuando ten¨ªa 15 a?os, en la Real Academia de Bellas Artes De San Fernando. Pero s¨ª era su primera aparici¨®n en nuestro pa¨ªs tras hacerse muy popular, en 2022, como el vencedor m¨¢s joven del concurso Van Cliburn. Y tocar en la final una impresionante y conmovedora versi¨®n del Concierto para piano n¨²m. 3, de Rajm¨¢ninov, que ha cosechado m¨¢s de 15 millones de visualizaciones en YouTube. En los ¨²ltimos meses, su debut discogr¨¢fico, en Decca, con una interpretaci¨®n admirable de los estudios op. 10 y op. 25, de Chopin, o su reciente premi¨¨re en los BBC Proms, lo han convertido en uno de los virtuosos m¨¢s interesantes del momento.
A pesar de su sorprendente madurez y musicalidad, Lim es un pianista de 20 a?os que est¨¢ forjando su personalidad. Esto ¨²ltimo aflor¨® en la segunda parte de su recital en Peralada. Con una versi¨®n completamente personal de Cuadros de una exposici¨®n, el ciclo pian¨ªstico de M¨²sorgski escrito, entre junio y julio de 1874, como homenaje p¨®stumo a su amigo, el arquitecto, escultor y pintor Viktor Hartmann. Lim vuelve a partir de una grabaci¨®n que le fascina, como es el caso de la registrada en directo por Horowitz, en 1948, en el Carnegie Hall. Una interpretaci¨®n donde el pianista reescribe virtuos¨ªsticamente la composici¨®n original inspirado por la famosa orquestaci¨®n de Maurice Ravel, y que denomin¨® una ¡°pianostaci¨®n¡±.
En realidad, Lim tan solo utiliza una peque?a parte de las intervenciones de Horowitz. Y trata de amoldar su visi¨®n de la obra como imponente tour de force plagado de tensi¨®n, brillantez y musicalidad a las limitaciones de la escritura pian¨ªstica de M¨²sorgski. La pianostaci¨®n de Horowitz le sirve para a?adir algunas armon¨ªas inexistentes, para reforzar con octavas varios pasajes o para construir diversas transiciones. De hecho, en su interpretaci¨®n de la obra surgen novedosos contrastes sinf¨®nicos y fluctuaciones camer¨ªsticas, pr¨¢cticamente sin apartarse de lo escrito en la partitura. Los cambios se intensifican a partir del n¨²m. 6, Samuel Goldenberg y Schmuyle, que concluye con un comp¨¢s de su cosecha para lanzar el n¨²m. 7, el mercado de Limoges. Lim suprime, como Horowitz, el ¨²ltimo promenade y utiliza m¨¢s pinceladas de su adaptaci¨®n en los n¨²meros finales de la obra.
El cl¨ªmax de su interpretaci¨®n lleg¨® en el n¨²m. 9, la caba?a sobre patas de gallina, donde deslumbr¨® su evocaci¨®n de la fantasmagor¨ªa de los cuentos rusos con sonoridades torrenciales y hasta con el a?adido personal, en dos ocasiones, de un descollante glissando con ambas manos. Y en el n¨²mero final, la gran puerta de Kiev, encontr¨® un equilibrio ideal para cerrar la obra con toda la intensidad pero sin caer en excesos.
Se despidi¨® del p¨²blico, que vitoreaba su interpretaci¨®n, subrayando su exquisita musicalidad en una ¨²nica propina. Fue otro homenaje a un pianista legendario: el Siciliano de la sonata para flauta n¨²m. 2 BWV 1031, de Bach, en una bella transcripci¨®n de Wilhelm Kempff.
Yunchan Lim
Obras de Mendelssohn, Chaikovski y Músorgski. Yunchan Lim, piano. Festival de Peralada. Iglesia del Carmen, 3 de agosto.