Vlad¨ªmir H¨®rowitz, un ave f¨¦nix del piano
El legendario m¨²sico volvi¨® a los escenarios en 1965 con un recital en el Carnegie Hall de Nueva York. La integral del material fonogr¨¢fico de aquel regreso se publica ahora en formato de lujo
Vlad¨ªmir H¨®rowitz (Kiev, 1903-Nueva York, 1989) comparti¨® el carisma y la atracci¨®n p¨²blica de Toscanini o Callas, pero tambi¨¦n las cr¨ªticas que acompa?aron a Puccini o Rachmaninov. Siempre se le consider¨® m¨¢s un virtuoso que un artista verdadero. Mejor pianista que m¨²sico. Pero nadie que lo escuch¨® en directo ha podido olvidar la colorista experiencia de su sonido y la incandescencia de su interpretaci¨®n. H¨®rowitz era, adem¨¢s, un ser neur¨®tico. Y sus vaivenes emocionales determinaron hasta cuatro retiradas sucesivas de los escenarios. La m¨¢s prolongada dur¨® 12 a?os, a partir de 1953. Y termin¨® el 9 de mayo de 1965, con su legendario recital de regreso en el Carnegie Hall de Nueva York, que agot¨® sus 3.000 localidades en menos de dos horas. La cola congreg¨® a cientos de j¨®venes ante las taquillas desde el d¨ªa anterior. Y es famosa la pregunta que escuch¨® un periodista de The New York Times a la polic¨ªa: ¡°?Es esto algo Beatle?¡±.
La grabaci¨®n de ese recital que public¨® Columbia Masterworks (hoy Sony Classical) no s¨®lo cosech¨® tres premios Grammy, sino que se convirti¨® en uno de los discos cl¨¢sicos m¨¢s vendidos. Sin embargo, pronto se detect¨® que las tomas con obras de Bach-Busoni y Schumann no siempre coincid¨ªan con las grabaciones que algunos espectadores realizaron furtivamente en la sala. H¨®rowitz hab¨ªa registrado varios ensayos previos en el Carnegie Hall que sirvieron para la edici¨®n final. En 2003, Sony Classical public¨® las cintas originales del recital sin posproducci¨®n. Y fue el comienzo de la recuperaci¨®n del H¨®rowitz verdadero para conmemorar su centenario. El proyecto ha continuado, hasta 2013, con una caja de 50 discos que incluye todas sus grabaciones in¨¦ditas en vivo, desde 1966 hasta 1983.
Sony saca ahora a la luz todo el material fonogr¨¢fico relacionado con ese famoso regreso de H¨®rowitz, desde enero de 1965 hasta abril de 1966. Quince CD con los referidos ensayos previos y el recital en el Carnegie Hall, pero tambi¨¦n con otras pruebas y recitales privados posteriores en la misma sala, como el que coincidi¨® con un apag¨®n, en noviembre de 1965. Se han a?adido, adem¨¢s, las sesiones coet¨¢neas en el estudio Columbia de la calle 30 de Manhattan. Y la recopilaci¨®n termina con una extensa entrevista de H¨®rowitz con el pianista y music¨®logo Abram Chasins.
De su legendaria elocuencia pirot¨¦cnica pas¨® a una mayor hondura musical sin alterar su riqu¨ªsima paleta sonora
Las cintas se publican completas. Y, aparte de m¨²ltiples tomas in¨¦ditas de Bach-Busoni, Scarlatti, Mozart, Beethoven, Mendelssohn, Chopin, Schumann, Liszt, Debussy, Moszkowski y Rachmaninov, se ha incluido todo el material sonoro adicional. Escuchamos, antes y despu¨¦s de muchas piezas, breves conversaciones de H¨®rowitz en ingl¨¦s donde comenta detalles de sonido e interpretaci¨®n con los productores de Columbia y con el t¨¦cnico de Steinway, pero tambi¨¦n en franc¨¦s con su inseparable compa?era, Wanda Toscanini, hija del m¨ªtico director. Incluso hay breves improvisaciones, previas a cada ensayo, donde el pianista muestra ese universo sonoro tan af¨ªn a Rachmaninov, pero aderezado con ex¨®ticas disonancias. Un tesoro inagotable.
Para el formato de la edici¨®n se ha optado por un voluminoso libro que acomoda los discos en las solapas. El tomo tiene 212 p¨¢ginas e incluye abundante material fotogr¨¢fico, principalmente relacionado con el recital de regreso, junto a reproducciones de los contratos que firm¨® el pianista, las fichas de cada cinta, memorandos del sello discogr¨¢fico o el programa de mano. Pero tambi¨¦n se incluyen varios art¨ªculos en ingl¨¦s, alem¨¢n y franc¨¦s que ahondan en el contexto de todo lo publicado. Tim Page esboza el contexto neoyorquino del recital de regreso, Jed Distler ahonda en el contenido musical y Robert Russ explica el proceso de edici¨®n de las cintas.
Pero es el ensayo de Bernard H¨®rowitz (hijo del historiador cultural Joseph H¨®rowitz) el m¨¢s esclarecedor acerca de las circunstancias de su retiro. Aclara, por ejemplo, que fue provocado por un incidente con George Szell. El director de orquesta no s¨®lo arruin¨® la celebraci¨®n de sus bodas de plata con el p¨²blico neoyorquino, en enero de 1953, sino que se mof¨® de sus gustos. Al ver su cuadro favorito, Saltimbanqui sentado con brazos cruzados, de Picasso, colgado en el sal¨®n de su casa, exclam¨®: ¡°?Aj¨¢! Es igualito al pianista¡±.
La depresi¨®n de H¨®rowitz no impidi¨® que siguiera grabando, tal como ha recordado Piero Rattalino en su fundamental biograf¨ªa (Nortesur). En octubre de 1954 registr¨®, para RCA Victor, sus primeras grabaciones de Clementi. Despu¨¦s realiz¨® otros monogr¨¢ficos dedicados a Skriabin, Chopin y Beethoven, hasta junio de 1959. Cambi¨® de sello discogr¨¢fico en 1962 y realiz¨® para Columbia Masterworks su primer disco con sonatas de Scarlatti. Durante ese retiro, el pianista no s¨®lo renov¨® su repertorio, sino que tambi¨¦n transform¨® su estilo. Y de su legendaria elocuencia pirot¨¦cnica pas¨® a una mayor hondura musical sin alterar su riqu¨ªsima paleta sonora. Adem¨¢s, ese cambio fue mejor capturado por los registros naturalistas de Columbia frente a las producciones m¨¢s intervencionistas de RCA.
Bernard H¨®rowitz rellena, en su referido ensayo, los huecos de esos 12 a?os. Y muestra las heridas del pianista. Tras planificar su regreso en 1957, el intento de suicidio de su hija Sonia le hizo recaer en otra depresi¨®n. Entonces se someti¨® a una agresiva terapia basada en amobarbital y electrochoque, que tuvo efectos f¨ªsicos devastadores para su memoria y sus reflejos. Reconoci¨® que hab¨ªa perdido mucha m¨²sica. Pero como el mito del ave f¨¦nix, H¨®rowitz se desvanec¨ªa para renacer con toda su gloria. Y, tras cada nuevo tratamiento, volvi¨® a aprender desde el principio el instrumento del que segu¨ªa siendo una leyenda.
Vlad¨ªmir H¨®rowitz. The Great Comeback. Sony, 2019.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.