Un filme ¡®indie¡¯ mezcla ¡®nepobabies¡¯, los dramas de Douglas Sirk y la Navidad de Coca-Cola
El cineasta Tyler Taormina presenta en la Seminci ¡®Christmas Eve in Miller¡¯s Point¡¯, una pel¨ªcula navide?a con una gran familia italoamericana en la que act¨²an los hijos de Scorsese y Spielberg y la nieta de Jason Robards
¡°Siento que vivimos en una avalancha de cinismo que no nos deja crecer como personas¡±. La frase sale de la boca de Tyler Taormina (Long Island, Nueva York, 34 a?os), cineasta que forma parte de una nueva ola de cine indie estadounidense que aboga por dejar atr¨¢s el cinismo y lanzarse a filmar la vida (o la fantas¨ªa) con sinceridad, disfrutando y retratando los sentimientos sin el escudo protector de cierta hipocres¨ªa.
Durante el pasado festival de Cannes, hubo varios ejemplos de este nuevo cine, en el que tiene cabida desde la Palma de Oro de Anora, de Sean Baker, a dos t¨ªtulos de la Quincena de Cineastas, ambos de directores del colectivo Omnes Films (grupo de amigos cineastas indies inicialmente surgido en Los ?ngeles): Christmas Eve in Miller¡¯s Point, de Taormina, y Eephus, de Carson Lund. Los dos filmes se proyectan tambi¨¦n en la Seminci de Valladolid: el primero ¡ªque tendr¨¢ estreno en salas espa?olas¡ª en la Oficial, el otro en Punto de Encuentro. No est¨¢n solos en el festival espa?ol, donde estos d¨ªas se pueden ver apuestas similares indies de creadores como Tracie Laymon (Bob Trevino Likes It), Constance Tsang (Blue Sun Palace), Jesse Eisenberg (A Real Pain), Courtney Stephens (Invention), adem¨¢s de un ciclo dedicado al renovador del melodrama Nathan Silver.
Taormina r¨ªe cuando se le pregunta por una feliz frase de un cr¨ªtico que defini¨® en Cannes su pel¨ªcula como un cruce entre un drama familiar de Douglas Sirk y Vincente Minnelli con un anuncio de Coca-Cola. ¡°Pues estoy muy de acuerdo, la verdad. La Navidad tiene una imaginer¨ªa en Estados Unidos que se ha construido desde la Coca-Cola y su versi¨®n de esas fiestas¡±, comenta. Sus Navidades proceden de grandes reuniones familiares en Long Island, en el coraz¨®n de una familia italoamericana, lo cual irremediablemente suena a Scorsese sin violencia. ¡°La pel¨ªcula tiene mucho de m¨ª, y cierta nostalgia. Pero estoy cansado de esa mirada condescendiente que emana en la actualidad de la pantalla. Sirve para rehuir sentimientos, para desconectar del ser humano. Me preocupar¨ªa hacer ese tipo de pel¨ªculas¡±, reflexiona.
En Christmas Eve in Miller¡¯s Point se juntan cuatro generaciones de una familia, los Balsano. Es muy probable que sea la ¨²ltima vez que se re¨²nan en la casa familiar. La c¨¢mara se pone en cada ocasi¨®n como punto de vista de uno de los integrantes de cada estrato familiar. Nunca juzga, algo que tampoco hacen entre ellos. ¡°Sab¨ªa que para contar lo que yo quer¨ªa iba a necesitar una pel¨ªcula coral, con muchos personajes y que cada uno aportara una nota al conjunto, una edad distinta para que el filme tambi¨¦n se sintiera como un estudio de la edad al estilo de Robert Altman. Tambi¨¦n ten¨ªa claro que no iba a ser un ¡®matar al padre¡¯, sino un mirar a tus mayores y entender que puede que acabes siendo como ellos¡±, explica Taormina. ¡°Al menos, eso mismo apliqu¨¦ en la escritura: ve¨ªa a mis padres, t¨ªos, abuelos y pens¨¦: ¡®Ummm, interesante, as¨ª ser¨¦ m¨¢s o menos cuando envejezca. Y lo digo con honestidad. Reniego de la condescendencia¡±.
Esa vida se daba en los suburbios, un reino independiente en Estados Unidos: ¡°Han cambiado mucho. Los suburbios se construyen sobre la alienaci¨®n, la supremac¨ªa, sobre todas estas cosas que ahora realmente se est¨¢n convirtiendo en una lacra para mi pa¨ªs¡±. ?Hay un futuro optimista posible? ¡°Hay mucha frustraci¨®n en toda esta separaci¨®n que ocurre en mi sociedad. Y creo que, en este momento actual de alienaci¨®n, muy com¨²n en Estados Unidos, mi estado natural es conectar con las personas, algo que no es f¨¢cil y que est¨¢ en todas estas pel¨ªculas¡±. Por eso le interesa el Hollywood cl¨¢sico: ¡°En aquella ¨¦poca la c¨¢mara era una herramienta afectuosa que derrochaba verdadero amor por capturar im¨¢genes. Es una especie de pr¨¢ctica que en Estados Unidos no se est¨¢ adoptando tanto, y es algo que me entristece¡±.
Esas Navidades est¨¢n rodadas en un no tiempo: puede que, por ropa, coches o m¨²sica sea inicios del siglo XXI, algo subrayado por la ausencia de m¨®viles. En pantalla, Taormina utiliza retroproyecciones para dar efecto de movimiento a c¨¢mara lenta en los coches, hasta remontarse cinematogr¨¢ficamente al indie neoyorquino de los setenta y ochenta. ¡°S¨ª, as¨ª cada generaci¨®n de espectadores se sentir¨¢ reconocible, cercana a lo que ve en pantalla. De la misma manera trabaj¨¦ con el color, con ese romanticismo. S¨¦ que vivimos en la actualidad la cultura del colapso, de que todo se acaba. Sin embargo, no es as¨ª para la gente de la calle¡±. El cineasta toma aire: ¡°Y s¨¦ que eso puede hacer que un filme le resbale al mundo de la falsa felicidad de Disney. Bah, no me importa¡±.
Hace cinco a?os Taormina conoci¨® a un actor con ganas de debutar en la direcci¨®n, Michael Cera. ¡°Escribimos un guion juntos, se ha convertido en un amigo cercano, y por eso produce el filme. Es el ¨²nico que permanece del impulso inicial¡±, confiesa. Por distintos retrasos, del reparto inicial se cayeron Steve Guttenberg, Parker Posey... En un momento dado, iba a participar Daniel Stern, lo que hubiera reforzado los distintos gui?os que Christmas Eve in Miller¡¯s Point dedica a Solo en casa. ¡°Hubiera sido incre¨ªble¡±, celebra alborozado. ?Y el resto? ?C¨®mo llegaron a la pel¨ªcula Francesca Scorsese, Sawyer Spielberg y Laura Robards, que son, respectivamente, la hija peque?a de Scorsese, uno de los hijos de Spielberg y Kate Capshaw, y la nieta de Jason Robards? ?Esta es la gran pel¨ªcula de los nepobabies? Para esto, Tyler Taormina necesita una larga explicaci¨®n.
¡°Siempre pensamos que necesit¨¢bamos gente que encajara entre s¨ª, que tuvieran una cierta familiaridad para suplir los lazos carnales. Seg¨²n ¨ªbamos contratando actores, les ped¨ªamos que trajeran amigos a los que tambi¨¦n les hac¨ªamos pruebas. As¨ª que dieron un poco igual los apellidos, cada uno lleg¨® por un camino distinto¡±, rememora. ¡°Francesca y Sawyer no pod¨ªan esconderlo, y Laura... Fui a su apartamento en Nueva York a ensayar, y de repente me fij¨¦ en que en sus paredes hab¨ªa varios carteles de pel¨ªculas de Jason Robards, Laura se fij¨® en mi sorpresa y me dijo: ¡®?C¨®mo? ?No sab¨ªas que era mi abuelo?¡±. Con todo, esos ilustres apellidos aportan otra capa al filme. ¡°Los oyes y piensas autom¨¢ticamente en un tipo de cine con el que conversa Christmas Eve in Miller¡¯s Point. De alguna manera aportan una resonancia y a?aden una realidad, la de las siguientes generaciones y su conexi¨®n o desconexi¨®n con sus progenitores. Todo suma en la pantalla¡±.