Carmena, Almeida, Sauquillo: ¡°La democracia se nos ha quedado viejuna¡±
Las tres abogadas y pol¨ªticas, que vivieron muy de cerca la Matanza de Atocha de 1977 y cuya juventud recrea la serie de RTVE ¡®Las abogadas¡¯, reflexionan sobre c¨®mo ha cambiado Espa?a y los retos que quedan por delante
Esa tarde, Lola y Javier ten¨ªan un plan alternativo: ir al cine. Estuvieron dudando hasta el final. ?l dec¨ªa que estaban siempre trabajando, que no pasaba nada por saltarse por una vez una reuni¨®n. Pero a Lola no le hac¨ªa gracia la idea. Hab¨ªan quedado con otros cuatro compa?eros abogados en el despacho laboralista de la calle de Atocha, 55, fundado por la abogada Manuela Carmena, para poner en com¨²n c¨®mo iban las cosas en los barrios, y cre¨ªa que deb¨ªan asistir. Le dijo que ya ir¨ªan otro d¨ªa a ver la pel¨ªcula, una deci...
Esa tarde, Lola y Javier ten¨ªan un plan alternativo: ir al cine. Estuvieron dudando hasta el final. ?l dec¨ªa que estaban siempre trabajando, que no pasaba nada por saltarse por una vez una reuni¨®n. Pero a Lola no le hac¨ªa gracia la idea. Hab¨ªan quedado con otros cuatro compa?eros abogados en el despacho laboralista de la calle de Atocha, 55, fundado por la abogada Manuela Carmena, para poner en com¨²n c¨®mo iban las cosas en los barrios, y cre¨ªa que deb¨ªan asistir. Le dijo que ya ir¨ªan otro d¨ªa a ver la pel¨ªcula, una decisi¨®n que no se pudo quitar de la cabeza el resto de su vida.
Horas despu¨¦s, dos pistoleros de extrema derecha entraron en el despacho de abogados y dispararon a bocajarro a los que all¨ª estaban. Javier muri¨®. Lola se salv¨® de milagro. Tuvo secuelas f¨ªsicas y psicol¨®gicas. La dejaron, en sus propias palabras, ¡°muerta en vida¡±.
Ocurri¨® en Madrid el 24 de enero de 1977, en plena transici¨®n a la democracia, m¨¢s de un a?o despu¨¦s de la muerte del dictador Franco. No por conocida deja de impresionar ver recreada en la pantalla la conocida matanza de Atocha, en la que murieron, junto a Javier Sauquillo, tres abogados m¨¢s, un estudiante de derecho y un administrativo, y fueron heridos de gravedad Lola Gonz¨¢lez y otros tres compa?eros. Es una de las escenas m¨¢s duras de la serie Las abogadas, que se puede ver en RTVE Play y que repasa ese momento hist¨®rico a trav¨¦s de cuatro personajes principales: Cristina Almeida, Manuela Carmena, Paca Sauquillo y la propia Lola Gonz¨¢lez, con la historia de vida m¨¢s desconocida y tambi¨¦n m¨¢s tr¨¢gica: su primer novio, Enrique Ruano, hab¨ªa sido asesinado por la polic¨ªa del r¨¦gimen ocho a?os antes, el 20 de enero de 1969.
Lola Gonz¨¢lez muri¨® de c¨¢ncer en 2015. Sucedi¨® tambi¨¦n un d¨ªa de finales de enero. Hemos reunido a las otras tres protagonistas de esta historia: a Cristina, a Manuela, a Paca. Para hablar del pasado, pero tambi¨¦n del presente y del futuro, de c¨®mo era la Espa?a de los a?os setenta, de lo que supone vivir en una dictadura y de los retos que a¨²n quedan por delante.
La cita es en la Fundaci¨®n San Jos¨¦, en una residencia en Madrid en la que Cristina Almeida se recupera de una complicada operaci¨®n de espalda que la ha mantenido cinco meses ingresada en el hospital Ram¨®n y Cajal y por la que tiene que reaprender a caminar. Ahora pasea en silla de ruedas por los jardines de la instituci¨®n con una entereza, una fuerza y una alegr¨ªa a prueba de bombas. Las tres mujeres son historia viva de un pa¨ªs.
¡°Nos dimos cuenta entonces de que nos pod¨ªan matar¡±
La conversaci¨®n se inicia con un dato socialmente inquietante. El apoyo a la democracia se ha ido reduciendo entre los j¨®venes en los ¨²ltimos a?os. Una encuesta de 40dB. para EL PA?S y la SER del pasado septiembre, coincidente con muchas otras, se?alaba que uno de cada cuatro varones de 18 a 26 a?os consideraba que ¡°en algunas circunstancias¡±, el autoritarismo pod¨ªa ser preferible a un sistema democr¨¢tico. Son j¨®venes a los que la dictadura de Franco les queda muy lejos y sus problemas econ¨®micos, muy cerca. Estas tres mujeres consagraron su juventud a luchar por alcanzar esta democracia, poniendo en riesgo incluso su vida. As¨ª que va la primera pregunta: ?C¨®mo explicar¨ªan a estos j¨®venes lo que supone vivir en una dictadura?
¡°Las mujeres no ten¨ªamos derechos en absoluto¡±, responde Paca Sauquillo. ¡°Est¨¢bamos sometidas al padre, al marido. ?ramos muy pocas las que pod¨ªamos llegar a la universidad. La sociedad era muy desigual en general. No hab¨ªa libertad de expresi¨®n ni muchas otras libertades. No hab¨ªa sindicatos libres. Hab¨ªa tribunales represores, como el Tribunal de Orden P¨²blico. Espa?a era un pa¨ªs totalmente gris en muchos aspectos¡±.
Y peligroso. La matanza del despacho laboralista de la calle Atocha toc¨® muy de cerca a las tres. Ocurri¨® en el despacho de Carmena, que no se encontraba all¨ª de pura casualidad. El hermano de Sauquillo, Javier, fue asesinado, y su cu?ada Lola sali¨® gravemente herida. Y Almeida, que estaba de viaje en Chile en ese momento, ejerci¨® despu¨¦s la acusaci¨®n del caso junto a Jos¨¦ Mar¨ªa Mohedano y Jos¨¦ Bono. Cuentan que ese fue el primer momento de sus vidas en el que realmente fueron conscientes del riesgo que corr¨ªan, en el que empezaron a sentir miedo. Hasta entonces no pensaron que pod¨ªan morir por defender sus ideas.
¡°Nos dimos cuenta de lo fr¨¢giles que ¨¦ramos frente a la dictadura, de que no era una broma, de que nos pod¨ªan matar, de que ya hab¨ªan matado a mi hermano¡±, recuerda Sauquillo, de 81 a?os. Ella fue, como sus dos amigas, abogada laboralista desde finales de los sesenta. Estuvo muy implicada en las primeras asociaciones de vecinos en barrios del extrarradio de Madrid y cre¨® uno de los primeros despachos especializados en la defensa de los derechos de los trabajadores, en un momento en el que los sindicatos no estaban legalizados. Una vez conseguida la democracia, compagin¨® el derecho con la pol¨ªtica: ha sido diputada en la Asamblea de Madrid, senadora y eurodiputada por el PSOE.
Un apunte que resaltan las tres: sus vidas est¨¢n ficcionadas en la serie Las abogadas. ¡°Los hechos hist¨®ricos son precisos¡±, dice Sauquillo, ¡°pero nuestras vidas, no¡±. Hay algunas actitudes y frases suyas en las que no se sienten reconocidas. Sauquillo y Almeida la han visto. Carmena ha preferido no hacerlo. Pero las tres est¨¢n sorprendidas por la respuesta que ha tenido y por la cantidad de gente que se les acerca por la calle para hacerles preguntas.
¡°Creo que es porque cuenta muchos detalles de c¨®mo se viv¨ªa entonces que los j¨®venes desconocen¡±, a?ade Carmena. ¡°Yo les cuento a mis nietos que a su abuelo y a m¨ª nos pusieron una multa por darnos un beso en la calle, por ejemplo, y se sorprenden much¨ªsimo, claro. Esas cosas pasaban y eran duras. En democracia se dan por supuestas muchas libertades que no exist¨ªan entonces y por las que hubo que luchar¡±. Su proyecto Zapatelas, Cosiendo el Paro vende mu?ecas de trapo de las tres amigas vestidas con toga.
¡°En todo caso, y volviendo al tema de los j¨®venes¡±, contin¨²a, ¡°lo que creo es que la democracia se nos ha quedado viejuna, se nos ha quedado poco din¨¢mica, y est¨¢ de espaldas a los j¨®venes. Nuestra generaci¨®n la construy¨®, pero no hemos sabido analizarla, cuidarla, descartar cosas que se van quedando antiguas, que no tienen sentido. La democracia hay que cambiarla y rejuvenecerla¡±. Sauquillo y Almeida asienten.
La figura de Carmena, de 80 a?os, es la m¨¢s conocida porque fue alcaldesa de Madrid entre 2015 y 2019, cargo al que accedi¨® con 71 a?os. Antes se hab¨ªa mantenido fuera de la pol¨ªtica profesional. Tras su ¨¦poca como abogada laboralista, y despu¨¦s de ir en las listas del Partido Comunista de Espa?a en las elecciones generales de 1977, se centr¨® en el derecho y tuvo una larga carrera profesional como jueza desde 1981 hasta que se jubil¨® en 2010.
¡°Durante la dictadura yo pensaba que con la democracia se solucionar¨ªan casi todos los problemas: que no habr¨ªa corrupciones, que no habr¨ªa tanta desigualdad... pero esto no ha sido as¨ª¡±, dice Sauquillo. ¡°Hay problemas muy serios de acceso a la vivienda y de acceso al trabajo, de falta de oportunidades, y eso es lo que est¨¢n viviendo los j¨®venes¡±.
¡°De todas formas, antes no se viv¨ªa mejor, se viv¨ªa mucho peor¡±, a?ade Almeida. ¡°Lo que hay que hacer ahora, el reto que tienen los j¨®venes, y el resto de la sociedad con ellos, es mejorar la democracia, no hundirla. A m¨ª lo que m¨¢s me ha marcado en la vida fue descubrir que se pod¨ªan cambiar las cosas y tener un compromiso social y pol¨ªtico¡±.
Almeida, de 80 a?os, ha hecho casi de todo. Ella tambi¨¦n trabaj¨® como abogada laboralista. Fue una de las letradas del Proceso 1001 contra dirigentes de Comisiones Obreras, hecho hist¨®rico que aparece en la serie. Fue concejala en el Ayuntamiento de Madrid por el PCE, que la expuls¨® en 1981, diputada en el Congreso y senadora en los noventa por Izquierda Unida, coalici¨®n en cuya fundaci¨®n particip¨®, y diputada por la Asamblea de Madrid hasta 2003 con un nuevo partido escindido de IU. ¡°A m¨ª me han echado de todas partes¡±, dice ri¨¦ndose a carcajadas en su silla de ruedas.
¡°La sociedad ha cambiado en casi todo con respecto a los a?os 60 y 70¡å, analiza. ¡°Pero lo que deber¨ªamos mantener es una idea con la que nosotras crecimos: que todo puede cambiar a mejor. Esto me parece un problema: los j¨®venes est¨¢n asfixiados de mensajes negativos, desorientados, y no veo que tengan la sensaci¨®n de que si se unen pueden cambiar las cosas, algo que desde luego yo s¨ª viv¨ª en mi juventud. El discurso pol¨ªtico est¨¢ lleno de mala educaci¨®n, de insultos, de groser¨ªas¡ para m¨ª, la responsabilidad de la clase pol¨ªtica es enorme con respecto a la decepci¨®n que crea en los j¨®venes. Cuando surgi¨® Podemos fue algo muy importante por la ilusi¨®n que gener¨® en los j¨®venes de izquierdas, y mira c¨®mo ha acabado¡±.
¡°Yo creo que hay varias cosas que los j¨®venes no pueden soportar de esta democracia¡±, dice Carmena. ¡°Una es la corrupci¨®n, y tienen raz¨®n: creo que es dram¨¢tico que sistem¨¢ticamente siga habiendo casos de personas que aprovechan los cargos para lucrarse. Otra, los discursos de los pol¨ªticos, tan alejados de las preocupaciones de los ciudadanos, como dice Cristina. La clase pol¨ªtica ha perdido el respeto y la consideraci¨®n que s¨ª ha tenido en otros momentos. Y otra, que no se den explicaciones de nada. Como el caso de prostituci¨®n de menores de Murcia. La justicia ha tardado 10 a?os en resolverlo. A los culpables les han rebajado la pena. A las ni?as nadie las ha protegido ?Alguien se ha hecho responsable de eso? No. Parece que nunca nadie es responsable de nada de lo que falla. Y nada se explica. Y la democracia tiene que explicarse¡±.
Da la sensaci¨®n de que las tres mujeres, amigas, podr¨ªan estar hablando durante horas. Sobre todo, del presente y del futuro, que ahora mismo les interesa m¨¢s que el pasado. ?Qu¨¦ pensar¨ªan las Manuela, Cristina y Paca de los a?os 70 si en ese momento les hubieran puesto unas im¨¢genes de la Espa?a de 2024?
¡°Me habr¨ªa sorprendido que la democracia no haya solucionado algunos problemas que yo cre¨ªa que s¨ª estar¨ªan arreglados¡±, responde Sauquillo. ¡°Pero hay otras cosas en las que se han dado saltos de gigante: la alfabetizaci¨®n de la sociedad, por ejemplo. Y, desde luego, los derechos de las mujeres¡±. ¡°Viendo la Espa?a de 2024, yo dir¨ªa varias cosas¡±, a?ade Carmena. ¡°Vale, tenemos una democracia que se nos ha quedado vieja, que es corrupta, que veces tiene un discurso inaceptable¡ pero la ¨²nica alternativa a la democracia es m¨¢s democracia: hablar, entendernos, escuchar, pensar, abrir v¨ªas nuevas de participaci¨®n pol¨ªtica, de evaluaci¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas. Hay que generar ilusi¨®n en todas las generaciones¡±.
¡°Yo me habr¨ªa fijado en algo tan importante como la salud¡±, se?ala Almeida. ¡°La sanidad para todos es clave en una sociedad, y hay que estar muy pendientes para que no se desmantele. He estado ahora en un hospital cinco meses y he visto c¨®mo funciona gracias al esfuerzo de los trabajadores pero a pesar de las autoridades. Yo dir¨ªa a los j¨®venes que las cosas siempre pueden cambiar a mejor, y que se puede y se debe pelear por ello. La vida nunca se para, el cambio nunca se para y la lucha no debe pararse tampoco¡±.