El orgullo charnego agita Catalu?a tras el discurso del guionista Eduard Sola en los Premios Gaud¨ª
Las palabras del galardonado por la pel¨ªcula ¡®Casa en llamas¡¯ enervan a los sectores m¨¢s integristas del independentismo, tanto de derechas como de izquierdas, frustrados por el fracaso del ¡®proc¨¦s¡¯
Hace una semana, la gala de los Premios Gaud¨ª aviv¨® unas brasas que a¨²n queman en Catalu?a, a cuenta del discurso que hizo el guionista Eduard Sola al recoger su galard¨®n por el filme Casa en llamas y que ha enervado a los sectores m¨¢s integristas o identitarios del independentismo. Sola se declar¨® ¡°orgullosamente charnego¡± en su reivindicaci¨®n del progreso social y cultural que media...
Hace una semana, la gala de los Premios Gaud¨ª aviv¨® unas brasas que a¨²n queman en Catalu?a, a cuenta del discurso que hizo el guionista Eduard Sola al recoger su galard¨®n por el filme Casa en llamas y que ha enervado a los sectores m¨¢s integristas o identitarios del independentismo. Sola se declar¨® ¡°orgullosamente charnego¡± en su reivindicaci¨®n del progreso social y cultural que media entre su abuelo inmigrante y analfabeto y ¨¦l mismo, a su vez abanderado de la lucha contra la xenofobia.
Le secund¨® en este ¡°orgullo charnego¡± el director Juan Antonio Bayona al entregar la estatuilla de mejor pel¨ªcula a El 47, de Marcel Barrena. Ello facilit¨®, a su vez, que el actor Eduard Fern¨¢ndez, premiado por su interpretaci¨®n del l¨ªder vecinal y militante del PSUC y CC OO Manuel Vital en su epopeya como inmigrante y secuestrador de autob¨²s, reivindicara pel¨ªculas en versi¨®n original, catalana y castellana, sin doblajes. De paso, tambi¨¦n se clam¨® por el derecho a la vivienda.
En la Catalu?a que el socialista Salvador Illa gobierna en minor¨ªa apelando al orden y a la vuelta a la normalidad tras el proc¨¦s, la pol¨¦mica avivada en redes sociales por el nacionalismo catal¨¢n m¨¢s identitario, tanto de afines a Junts y a la extrema derecha de Alian?a Catalana como de algunos sectores de la izquierda independentista, ha subido la temperatura casi a niveles de los incendios que han mantenido en vilo a Hollywood. No es ajeno que la pol¨¦mica surgiera, retransmitida por TV3, en la gala de la Acad¨¨mia del Cinema Catal¨¤ que, desde que se cre¨® en 2009 y hasta 2021, ha sido un escaparate presidido por los activistas independentistas Joel Joan e Isona Passola.
Ya sin ¡°utop¨ªa disponible¡±, que es como Marina Subirats defini¨® el anhelo independentista en tiempos de crisis econ¨®mica, recortes sociales y desconcierto ideol¨®gico, la soci¨®loga dice que ¡°hay gente l¨®gicamente frustrada o amargada que no quiere abandonar el fallido proc¨¦s y la confrontaci¨®n¡±. Y eso se puede expresar ¡°tanto con el voto de Junts en el Congreso para tumbar el escudo social como con muestras de nacionalismo y odio al otro o al extranjero¡± que, al final, Subirats advierte de que pueden acabar confluyendo ¡°con la utop¨ªa o distop¨ªa hoy en ascenso, que es la de Donald Trump y el fascismo¡±.
Sorpresiva, incomprensible o cansina, para unos, y rabiosa oportunidad de indignaci¨®n, para otros, la pol¨¦mica sobre el charneguismo, que la escritora Najat El Hachmi considera ¡°del todo absurda¡±, es un campo de batalla cultural recurrente en Catalu?a y coincide esta vez con el centenario del nacimiento del escritor Paco Candel. En su reci¨¦n reeditado cl¨¢sico Els altres catalans (Edicions 62), Candel ya dej¨® claro hace 60 a?os que, asumiendo su uso como afrenta, es dif¨ªcil ponerse de acuerdo en el significado del t¨¦rmino: ¡°El diccionario dice que un charnego es el mestizo de catal¨¢n y francesa. En realidad, charnego quiere decir mestizo. Y todos los catalanes son charnegos por poco que se remonten en su ¨¢rbol geneal¨®gico¡±.
La presidenta del Ateneu Mem¨°ria Popular, Angelina Puig, historiadora y autora del libro Andaluc¨ªa y Catalunya: dictadura y emigraci¨®n, cree que ¡°el uso del t¨¦rmino charnego por parte de Sola invalid¨®, a ojos de algunos, lo que fue una reflexi¨®n y una reivindicaci¨®n bonita sobre el papel de la educaci¨®n, del asociacionismo y de lo p¨²blico como hacedores de cohesi¨®n social¡±. Sin embargo, a su entender, no es de recibo ¡ªy menos por personas de origen inmigrante de segunda o tercera generaci¨®n¡ª utilizar un vocablo ¡°usado como insulto a los castellanohablantes¡± y que hoy no sirve para describir fen¨®meno social alguno. ¡°No es un concepto vivo; los inmigrantes extranjeros de hoy no son equiparables a los que vinieron del resto de Espa?a hace m¨¢s de medio siglo¡±, aclara el dem¨®grafo Andreu Domingo.
¡°Charnego tampoco es sin¨®nimo de clase trabajadora, porque la hubo y la hay que es catalanohablante¡±, precisa Puig. Al calor de la pol¨¦mica, el tambi¨¦n historiador Andreu Mayayo, en un acto de memoria democr¨¢tica celebrado el jueves en el paraninfo de la Universidad de Barcelona, quiso resaltar que ¡°la mayor¨ªa de inmigrantes no solo aportaron fuerza de trabajo, sino tambi¨¦n una cultura pol¨ªtica y sindical muy marcada, y las f¨¢bricas fueron el espacio donde los represaliados, catalanes de origen y de adopci¨®n, forjaron el nuevo catalanismo popular inclusivo y reivindicativo, superando la segregaci¨®n residencial¡±.
La presidenta del Ateneu Mem¨°ria Popular y periodistas como Roger Pal¨¤ y Ferran Casas, de los primeros en analizar la pol¨¦mica del discurso de Sola en sendos art¨ªculos en Cr¨ªtic y Naci¨® Digital, entienden que la acepci¨®n ¡°de clase¡± es la que el guionista quiso dar a su orgullo charnego, quiz¨¢ sin caer en la cuenta de que se abr¨ªa una caja de Pandora o de que daba munici¨®n a determinado independentismo. Como ha escrito en EL PA?S el fil¨®sofo Pau Luque, es la ¡°parte relevante del nacionalismo catal¨¢n que pierde el oremus cuando bebe el cianuro de una palabra muy concreta: charnego¡±. M¨¢s conciliador, Pal¨¤ dice que es un concepto que ¡°interpela y se puede interpretar de distintas formas, pero que es evidente que expresa una herida o un sentimiento inapelable para algunas personas¡±.
La ingeniera Marina Gay, vicepresidenta de ?mnium Cultural y tambi¨¦n de la Fundaci¨® Paco Candel, reconoce que en ambas entidades se felicitaron por el discurso de Sola. ¡°Era muy bueno para trabajar la cohesi¨®n; solo cuando nos percatamos del linchamiento al autor en las redes y empezamos a recibir peticiones para que fij¨¢ramos una posici¨®n p¨²blica nos dimos cuenta de que ¨¦l quiz¨¢ se hab¨ªa expresado mal, de que se le malentendi¨® o de que se le ha querido entender mal¡±, explica Gay. ¡°Era de esperar que los seguidores ultras de la diputada y alcaldesa de Ripoll, S¨ªlvia Orriols, busquen hacer sangre¡±, coincide la tambi¨¦n directora de Catesco (antiguo Centro Unesco de Catalu?a) con el periodista Pal¨¤.
Sin embargo, tambi¨¦n exponentes del catalanismo conservador m¨¢s tradicional se han apuntado a ello. Lo ejemplifica el periodista Francesc Canosa cuando, en una columna del diario Segre, habla de entender ¡°el negocio del Charneguismo SL¡± como ¡°un club de elite que no cierra nunca¡± y que oculta la historia de la inmigraci¨®n de la Catalu?a rural hacia Barcelona, de ¡°¨¦pica universal sin validaci¨®n por la dictadura que da carnets de hero¨ªsmos¡±.
Harina de otro costal son las contradicciones internas destapadas por la pol¨¦mica en la izquierda independentista, as¨ª como las implicaciones o matices de la resignificaci¨®n de lo charnego que abanderan sectores o intelectuales de izquierda no precisamente soberanista. La diputada de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) Laure Vega comparti¨® en sus redes los ¡°dos minutos que son oro¡± del discurso de Sola, que calific¨® de ¡°brutal¡± y de ejemplo de ¡°¨¦xito colectivo¡±. De nombre oficial Laura Fern¨¢ndez Vega, hija de sindicalista del Baix Llobregat y de familia inmigrante que de Andaluc¨ªa recal¨® en Sant Boi (Barcelona) previo paso por las barracas de Can Tunis, donde tambi¨¦n vivi¨® Candel, la pol¨ªtica independentista ha recibido no pocas cr¨ªticas de algunos de sus propios compa?eros por haber elogiado a Sola.
¡°Hay quien siempre est¨¢ con el arma cargada¡±, apunta el antrop¨®logo Jos¨¦ Mansilla, nacido en 1974 en Sevilla y afincado en Barcelona desde hace a?os. ¡°Se ha sobredimensionado el concepto charnego del discurso de Sola porque desde que gobierna Illa y se da por cerrado el proc¨¦s, hay quienes aprovechan cualquier cosa para dar a entender que se puede reabrir¡±, explica quien se define marxista y partidario de la idea de un sol poble, que abanderaron Candel y la izquierda catalanista.
Dando por sentado que las identidades son ¡°construcciones sociales que siempre tienen utilidades, incluso divisorias¡±, Mansilla critica casi por igual a quienes desde un nacionalismo identitario solo ¡°apelan al pueblo cuando no gobiernan los que consideran suyos¡± y a quienes, a diferencia de lo que hizo Sola ¡°por orgullo desestigmatizante¡±, resignifican la noci¨®n de charnego hasta un extremo tambi¨¦n identitario o, incluso, pol¨ªtico.
Brigitte Vasallo, escritora barcelonesa de familia gallega y emigrada en Francia y Marruecos, es el m¨¢ximo ejemplo de la apuesta resignificante. En 2019, fue comisaria del Festival de Cultura Txarnega que apadrin¨® el Ayuntamiento de Barcelona de Ada Colau. ¡°Una cosa que compartimos mucha gente que venimos de procesos migratorios es cuando, en la escuela, alguien te dice o te hace ver que no ser¨¢s nunca como nosotros y que no hablar¨¢s nunca el catal¨¢n como nosotros¡±, explica Vasallo.
Vasallo remite a entrevistas suyas en los digitales Ctxt y Cr¨ªtic, donde reconoce que su charneguismo, como ejercicio de memoria viva, levanta ampollas en Catalu?a y en Madrid: ¡°Las izquierdas dicen aquella cosa de que esto divide la clase obrera. Yo no entiendo c¨®mo podemos seguir cayendo en esa trampa¡±. Vasallo sentencia: ¡°Yo no quiero reparaci¨®n ni que me pidan perd¨®n, yo quiero, desde lo po¨¦tico, venganza¡±.
En el debate sobre el charneguismo subyace tanto ¡°el simplismo falso de quien identifica inmigraci¨®n con obrerismo y catalanidad con burges¨ªa¡±, seg¨²n la vicepresidenta de ?mnium, como ¡°la impostura de quien intenta resucitar un concepto caduco como proyecto pol¨ªtico o identidad colectiva¡± porque no se afronta el problema de fondo que es ¡°la p¨¦rdida de la conciencia de clase¡±, expone Andreu Domingo en sinton¨ªa con Mansilla. Y aqu¨ª caben desde ¡°la moda choni o cani¡±, seg¨²n el dem¨®grafo, a lo que representa Vasallo, o el retrato sobre Sola, Bayona y Fern¨¢ndez que el antrop¨®logo imagina resumido as¨ª en el fuero interno de los independentistas Joel Joan e Isona Passola: ¡°Esta gente somos nosotros, pero no son de los nuestros¡±.
En El 47, algo similar le dice un franquista a un vecino de Torre Bar¨®, pero con el efecto contrario. Porque, a diferencia de lo que sufre hoy el guionista de Casa en llamas, la pol¨¦mica en la Catalu?a de los setenta que retrata la pel¨ªcula de Barrena qued¨® zanjada entonces gracias a la idea de un sol poble que defendieron en Comisiones Obreras, el PSUC, las asociaciones de vecinos y la Assemblea de Catalunya gente como Manolo Vital y Paco Candel. ¡°Para unos, es charnego todo aquel que vive en Catalu?a y no es catal¨¢n ni habla el idioma catal¨¢n¡±, recoge el escritor en Els altres catalans. Pero el libro entero deja claro, con orgullo de clase y nacional, que es catal¨¢n quien vive y trabaja en Catalu?a.