Muere Julio Mart¨ªn Casas, un pionero de la recuperaci¨®n del patrimonio
Fue un defensor del medio ambiente y de la formaci¨®n de j¨®venes a trav¨¦s de las escuelas-taller
El gran Justino de Azc¨¢rate, ligado familiarmente a la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, se incorpor¨® a la vida cultural y pol¨ªtica espa?ola a su regreso del exilio en Venezuela y, despu¨¦s de ejercer como senador y diputado, fue presidente del Patronato del Museo del Prado. Cuando coincidimos por primera vez me dijo en tono de broma: ¡°Te encantar¨ªa conocer a un primo tuyo que se llama Julio. Es un activista curioso, polifac¨¦tico y simp¨¢tico: dibujante, cal¨ªgrafo y artista, adem¨¢s, es ingenioso, imaginativo y muy divertido. Un segoviano que tuvo de profesor a Tierno Galv¨¢n cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Salamanca. Es el director de FEPMA, una fundaci¨®n para la protecci¨®n de la ecolog¨ªa y el medio ambiente de la que soy presidente. Ahora est¨¢ empe?ado en salvaguardar la red nacional de ca?adas reales, prepara un programa de preservaci¨®n del patrimonio cultural de Iberoam¨¦rica y un estudio para la protecci¨®n jur¨ªdica del medio ambiente. Estoy seguro de que congeniar¨¦is, os har¨¦is amigos y que juntos podr¨¦is emprender grandes empresas¡±.
?Qu¨¦ ojo ten¨ªa Justino Azc¨¢rate! Y que bien continu¨® su obra Eduardo Aznar, porque en septiembre de 1985, gracias al empuj¨®n de Joaqu¨ªn Almunia, a la saz¨®n ministro de trabajo, arrancaron en el Monasterio de Santa Mar¨ªa la Real de Aguilar de Campoo y San Benito el Real de Valladolid sendos proyectos piloto para j¨®venes desempleados, a los que se sumaron Potes, Reinosa y Llanes, iniciando el Programa de Escuelas-Taller y Casas de Oficios del que Carmen Romero fue un gran apoyo como diputada y Julio Mart¨ªn Casas un entusiasta promotor y divulgador. Para ello implement¨® la Escuela Cero, con sede en la propia FEPMA, que fue crucial para dar el impulso que necesitaba el proyecto antes de que el INEM lo asumiera como propio.
Basadas en el principio ¡°aprender haciendo y hacer aprendiendo¡±, las Escuelas Taller se convirtieron en la principal pol¨ªtica activa de empleo del gobierno socialista para j¨®venes desempleados y fueron cofinanciadas desde sus inicios por el INEM y el Fondo Social Europeo. No eran un programa asistencial sino existencial. Se propon¨ªan recuperar j¨®venes, recuperar oficios y recuperar patrimonio mediante la realizaci¨®n de obras de utilidad colectiva. Como la teor¨ªa y la pr¨¢ctica se necesitan mutuamente para el aprendizaje, en vez de proponer asignaturas, la Escuela Taller, siguiendo el ora et labora benedictino, proporciona formaci¨®n y trabajo remunerado, afrontando el reto de rehabilitar patrimonio cultural y natural en desuso. El aprendizaje y la inserci¨®n laboral eran la consecuencia natural de esta iniciativa a la que dedic¨® Julio la mitad de su vida, no solo en Espa?a, sino tambi¨¦n en la mayor parte de los pa¨ªses de Latinoam¨¦rica.
Lo hizo cuando en 1992 la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n al Desarrollo (Aecid) incorpor¨® las Escuelas Taller a su programa de recuperaci¨®n del patrimonio en ciudades como Le¨®n, Ciudad Bol¨ªvar, San Juan y Ponce de Puerto Rico, Santiago de Chile, Asunci¨®n, Joao Pessoa, Quito, Potos¨ª, La Habana, Lima, Cuzco, La Antigua, Cartagena de Indias, Popay¨¢n, Mompox, Bogot¨¢, San Salvador de Bah¨ªa, Puebla, Oaxaca, Managua; muchas de ellas Ciudades Patrimonio de la Humanidad.
Dejan constancia de ello el cat¨¢logo Las Escuelas Taller y Casas de Oficios. Una aportaci¨®n al patrimonio, que editado por el INEM y el Fondo Social Europeo (FSE) y elaborado por Mart¨ªn, y tambi¨¦n el libro Escuelas Taller, herramientas de paz en Colombia, que bajo la direcci¨®n de Luis Villanueva fue editado en octubre de 2010 por AECID.
En este ¨²ltimo, la ministra de Cultura, Mariana Garc¨¦s C¨®rdoba, reconoce la importancia del programa: ¡°La labor desarrollada por las Escuelas Taller ocupa ya un lugar importante dentro de la historia cultural de Colombia. Desde 1992 se han consolidado como los principales centros de salvaguardia de los oficios tradicionales. Son muchos los edificios y espacios p¨²blicos rehabilitados, los oficios tradicionales recuperados y los maestros que han trasmitido los secretos de las t¨¦cnicas, del saber hacer y de la ¨¦tica del oficio a los j¨®venes. Haci¨¦ndolo nos han mostrado que el patrimonio cultural no es el asunto de unos pocos, sino que todos tenemos que trabajar en su protecci¨®n y salvaguardia. Sus principios de inclusi¨®n social nos han reafirmado que la cultura puede ser una opci¨®n de vida para todos los ciudadanos, sin importar su origen ni su situaci¨®n econ¨®mica, ni que tengan discapacidades o que hayan vivido en carne propia los problemas sociales que ha afrontado nuestro pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os. Por ello, el Ministerio de Cultura ha hecho suyo el Programa Nacional Escuelas Taller de Colombia: Herramientas de Paz que tendr¨¢n un significativo impacto en la reconstrucci¨®n de proyectos de vida y en la generaci¨®n de capacidades locales, tambi¨¦n en el fortalecimiento de la confianza en nosotros mismos. Nos ense?ar¨¢n que la cultura puede cambiar nuestra vida, nos puede hacer m¨¢s humanos y podemos construir as¨ª una naci¨®n m¨¢s incluyente en donde la cultura se convierta en esa herramienta de paz que hoy son las Escuelas Taller de Colombia¡±.
Se cumplen 40 a?os desde que iniciaron su andadura las escuelas-taller y nos hab¨ªamos citado Julio y yo para aportar nuestro granito a la celebraci¨®n de tan fausto acontecimiento, pero ¨¦l no acudi¨® a la cita porque falleci¨® el 13 de febrero de 2025, a los 87 a?os, en Madrid. Puede descansar en paz porque pocos han hecho tanto como ¨¦l durante medio siglo por un patrimonio abandonado, por un medio ambiente maltratado y por cientos de miles de j¨®venes sin expectativas.