Los cinco g¨¦neros que reventaron las taquillas
En el cine espa?ol que arrasaba entre los sesenta y los ochenta hay comedia, terror, delincuencia juvenil, destape o vaqueros. Cada una ten¨ªa su propia f¨®rmula para alcanzar un ¨¦xito
Cuando Camilo Jos¨¦ Cela se cruz¨® con Andr¨¦s Pajares en un pasillo de televisi¨®n, le recrimin¨® que La colmena no estuviese recaudando dinero por culpa de Cristobal Col¨®n, de oficio... descubridor. ¡°Claro¡±, concluy¨® el Nobel de Literatura, ¡°que seguro que la tuya es m¨¢s divertida¡±. Durante a?os, la cr¨ªtica intelectual menospreci¨® lo que se llamaba ¡°espa?oladas¡± pero el p¨²blico siempre acudi¨® en masa a verlas. Este ¨¦xito permiti¨® que, a lo largo de los 60, los 70 y los 80, el cine espa?ol fuese m¨¢s diverso que nunca: ciencia-ficci¨®n, fantas¨ªa, s¨¢tira, terror, w¨¦stern, noir. Lo que a menudo se engloba bajo la etiqueta exploitation es, adem¨¢s, un cine transgresor, arriesgado, subversivo, ¨¢cido, contracultural. Y por encima de todo, popular. Estos son los cinco g¨¦neros que reventaron las taquillas porque, como dice la musa de los 70 Esperanza Roy en el documental de FlixOl¨¦ Sesi¨®n salvaje, ¡°No era explotaci¨®n, ?era industria!¡±.
?De verdad ¨¦ramos tan mojigatos? Tal y como retrata el cl¨¢sico Lo verde empieza en los Pirineos, a principios de los 70 se fletaban autobuses a Perpi?¨¢n para ir a ver pel¨ªculas como El ¨²ltimo tango en Par¨ªs. En 1977 se aboli¨® una censura que, a lo largo de 40 a?os, hab¨ªa vetado cerca de 60.000 pel¨ªculas por considerarlas inmorales. A partir de entonces, se permitir¨ªan los desnudos siempre y cuando, eso s¨ª, estuvieran ¡°justificados por exigencias del guion¡±. Espa?a se volvi¨® loca: al a?o siguiente, en 1978, la mitad de las pel¨ªculas espa?olas producidas llevaron la calificaci¨®n ¡°S¡± (que pod¨ªan herir la sensibilidad del espectador). La represi¨®n, la culpabilidad y la ignorancia sexual de los espa?oles de la ¨¦poca se observa en comedias como Sex o no sex, en la que a Jos¨¦ Sacrist¨¢n le atormentan fantas¨ªas en las que sue?a con Carmen Sevilla convertida en un cochinillo al horno o disfrazada de gladiadora y luchando contra ?gata Lys. Algunas pel¨ªculas, para denunciar expl¨ªcitamente la hipocres¨ªa entre lo que se dec¨ªa en la calle y lo que se hac¨ªa en casa, optaban por ambientarse en el pasado (Cuentos de las s¨¢banas blancas).
?Con qu¨¦ mujeres so?aba aquella Espa?a? Sobre todo, con la alemana Nadiuska (que educaba sexualmente a Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez en Lo verde empieza en los Pirineos). Norma Duval protagoniz¨® una de las escenas, con ecos de Hitchcock, m¨¢s comentadas de los 80: en La mujer del juez un hombre la observaba a trav¨¦s de unos prism¨¢ticos mientras la obligaba a ir desnud¨¢ndose. El deseo femenino a menudo era tratado como un peligro (Maria Rosaria Omaggio, en Visanteta, estate quieta), una perdici¨®n (B¨¢rbara Rey, en La viuda andaluza) o una verg¨¹enza que deb¨ªa ser castigada (?mparo Mu?oz, nuestra ¨²nica Miss Universo, en La mujer del ministro). Tambi¨¦n hab¨ªa ejemplos de mujeres encantadas con su promiscuidad, como Rebeca Romer en De ni?a a mujer. Pero el mayor icono del destape, por haber sido la primera en desnudarse en el cine espa?ol, fue Mar¨ªa Jos¨¦ Cantudo (Las alegres vampiras de V?gel).
?Y c¨®mo termin¨® el calent¨®n? Mariano Ozores contaba, medio en broma medio en serio, que cuando Pilar Mir¨® estren¨® una pel¨ªcula se top¨® con que todos los cines de la Gran V¨ªa estaban ocupados por aquellas ¡°espa?oladas¡±. Y que eso llev¨® a Mir¨®, en calidad de directora general de Cinematograf¨ªa, a retirar la calificaci¨®n ¡°S¡± y reemplazarla por la ¡°X¡± (pornograf¨ªa) para elevar el nivel art¨ªstico del cine espa?ol y priorizar el cine de autor y los dramas. Con esta medida, el cine de exploitation, la serie B y toda su industria se quedaron sin subvenciones y sin pantallas donde proyectarse.
?D¨®nde verlas? En la colecci¨®n El destape en FlixOl¨¦
?Qu¨¦ nos daba miedo a los espa?oles? El cine sobrenatural funcion¨® como una m¨¢scara perfecta para criticar la represi¨®n (Mil gritos tiene la noche, con ese ni?o que descuartiza a su estricta madre con un hacha), el desconocimiento sexual (La novia ensangrentada), el autoritarismo pol¨ªtico (Inquisici¨®n) o el miedo a la paternidad (Qui¨¦n puede matar a un ni?o).
?De d¨®nde sal¨ªan tantas estrellas? Al tratarse de coproducciones, todo estaba medido y cada pa¨ªs aportaba talento. En P¨¢nico en el Transiberiano aparec¨ªan Christopher Lee, Peter Cushing y Telly Savalas. En Ceremonia sangrienta Luc¨ªa Bos¨¦ sacrificaba v¨ªrgenes para mantenerse joven con su sangre. Pero incluso sin estrellas, el cine espa?ol de fantaterror disfruta de un culto fervoroso en todo el mundo. Mil gritos tiene la noche, en la que Valencia simulaba ser Boston, fue un ¨¦xito de taquilla en Estados Unidos, y No profanar el sue?o de los muertos est¨¢ considerada una de las mejores pel¨ªculas de zombis, seg¨²n los expertos en el subg¨¦nero. El productor Enrique L¨®pez Lavigne cuenta que cuando conoci¨® a Tarantino le dijo ¡°?Y si eres productor espa?ol por qu¨¦ no est¨¢s produciendo pel¨ªculas de Chicho Ib¨¢?ez Serrador?¡±.
?C¨®mo se rodaba sin dinero? La escasez de medios estimulaba la creatividad. El legendario director Eugenio Mart¨ªn, que firmaba como Gene Matin, solo rod¨® P¨¢nico en el Transiberiano porque al productor le dejaron disponible el tren de Nicol¨¢s y Alejandra, un filme que se hab¨ªa rodado en Espa?a. Al no tener presupuesto para maquillaje, Juan Piquer Sim¨®n utilizaba cerdos para hacerlos pasar por cuerpos humanos cercenados por motosierras en Mil gritos tiene la noche.
?Qui¨¦nes eran los cient¨ªficos locos del fantaterror espa?ol? Hubo dos figuras clave: Paul Naschy y Juan Piquer Sim¨®n. Naschy, nacido Jacinto Molina, cre¨® al hombre lobo tal y como lo conocemos hoy y es el actor que m¨¢s veces lo ha encarnado en el cine (14), siendo su mayor ¨¦xito La noche de Walpurgis: tuvo m¨¢s de un mill¨®n de espectadores solo en Espa?a y en Estados Unidos.
Piquer Sim¨®n hizo historia al rodar la primera pel¨ªcula con efectos visuales de Espa?a (Viaje al centro de la Tierra) y utilizar complejas, y costosas, proyecciones de pantalla, Supersonic Man. Su rodaje se puso en marcha en cuanto Piquer se enter¨® de que iban a hacer una pel¨ªcula de Superman, para estrenarla a la vez, pero ¨¦l nunca se crey¨® eso de que nadie reconociese a Clark Kent as¨ª que us¨® dos actores distintos: uno para la forma humana (Antonio Cantafora, que en los cr¨¦ditos aparec¨ªa como Michael Colby) y otro para el superh¨¦roe (Jos¨¦ Luis Ayester¨¢n, acreditado como Richard Yesteran). Y por si copiar Superman no fuera suficiente, la peli inclu¨ªa frases como ¡°Que la fuerza de las galaxias sea conmigo¡±. Pero Supersonic Man tambi¨¦n ten¨ªa poderes propios, como convertir las pistolas de los villanos en pl¨¢tanos.
?D¨®nde verlas? En la colecci¨®n Cl¨¢sicos del terror espa?ol en FlixOl¨¦
?Pero qui¨¦n ve¨ªa esto? Todo el mundo. Sus nueve pel¨ªculas juntos fueron tan taquilleras que El imperio contraataca, de la saga creada por George Lucas, retras¨® su estreno para no coincidir en cartel con Yo hice a Roque III, una parodia de Rocky en la que las escaleras de Las Vistillas de Madrid reemplazaban a las de Filadelfia. Hicieron bien en retrasarla, porque en la taquilla espa?ola Pajares y Esteso ganaron a Skywalker y Solo.
?De qu¨¦ hablamos cuando hablamos de ¡°Pajares y Esteso¡±? Su director, Mariano Ozores, explicaba que el p¨²blico los adoraba porque eran dos pobres diablos. ¡°Se ven dominados por el poderoso, que les pisa el cuello. La gente media de nuestro pa¨ªs est¨¢ dominada por la gente de dinero y por los avances de la industria que les abochornan¡±, aseguraba. Aquellas pel¨ªculas satirizaban la picaresca (Los liantes), la invasi¨®n americana (Ag¨ªtese antes de usarla) o la verg¨¹enza de clase (El currante). Las se?oritas desnudas que siempre hab¨ªa alrededor eran un peaje comercial de la ¨¦poca, pero Ozores rodaba el erotismo con humor para eludir pol¨¦micas.
?C¨®mo consegu¨ªan parodiar la actualidad? Todo empez¨® con Los bingueros. En 1979 se legalizaron los juegos de azar en Espa?a y la esposa del productor, seg¨²n recuerda Pajares, ¡°era muy binguera¡±. As¨ª que le encarg¨® a Ozores una comedia sobre el asunto. Rodaban en cuatro semanas y a veces sin guion: solo mov¨ªan los labios, una pr¨¢ctica que cultivaba, sobre todo, Antonio Ozores. Los di¨¢logos se insertaban en el doblaje posterior. Por eso consiguieron retratar asuntos vigentes que preocupaban a los espa?oles, como el divorcio (Padre no hay m¨¢s que dos), las madres solteras (La Lola nos lleva al huerto) o el desempleo (El soplagaitas).
?Por qu¨¦ dejaron de hacerlo? Por un lado, la f¨®rmula se fue agotando poco a poco. Adem¨¢s, ganaban sueldos infames: el productor se quedaba con todo y a ellos los explotaban tanto como a sus personajes. Por otro lado, a Pajares le dio envidia que Alfredo Landa ganase un premio en Cannes por Los santos inocentes y quer¨ªa demostrar su talento dram¨¢tico. Lo consigui¨®: ?Ay, Carmela! le dio un Goya. Esteso, claro, vot¨® por ¨¦l.
?Qui¨¦nes eran las ¡°chicas Pajares y Esteso¡±? Mirta Miller, que interpretaba a la esposa de Esteso, protagoniz¨® una de las escenas m¨¢s descacharrantes en una ba?era (¡°?Me est¨¢s deshonrando, Roque!¡± dec¨ªa la actriz mientras se intentaba zafar de Pajares, el mejor amigo de su marido, que hab¨ªa ca¨ªdo sobre ella en la ba?era). Pero las dos m¨¢s frecuentes eran Jenny Llada y Florinda Chico, quien, aunque a diferencia de sus compa?eras de reparto no se desnudaba, ocupa un lugar privilegiado entre las chicas Pajares y Esteso. Luego hab¨ªa multitud de actrices an¨®nimas semidesnudas, como la que abr¨ªa la puerta con un pecho fuera cuando Pajares y Esteso hac¨ªan publicidad del ¡°suavizante Pil¨®n¡±.
?D¨®nde verlas? En la colecci¨®n El descacharrante cine Pajares y Esteso en FlixOl¨¦
?Basado en hechos reales? La promesa de una vida mejor y m¨¢s moderna llev¨® a millones de espa?oles a las ciudades, pero ese ¨¦xodo tambi¨¦n fue generando barriadas abandonadas llenas de vendedores de chatarra, los quincalleros. Las pel¨ªculas del cine quinqui retratan esa juventud marginalizada, furiosa, sin esperanza y, por tanto, sin nada que perder.
Los directores Jos¨¦ Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia, inspirados por el neorrealismo, buscaban la m¨¢xima autenticidad, as¨ª que sacaban sus actores de esos barrios. Jos¨¦ Antonio Valdelomar, El Mini, contaba que empez¨® a pincharse jaco (hero¨ªna) durante el rodaje de Deprisa, deprisa para dotar de verosimilitud sus escenas. No pudo acudir al estreno de la pel¨ªcula porque lo hab¨ªan arrestado por atracar un banco (por ¡°167 napos¡±). Falleci¨® en 1992 de una sobredosis en la c¨¢rcel de Carabanchel.
?Una generaci¨®n perdida? Literalmente. Durante los 80 y los primeros 90 la droga se llev¨® por delante a miles de chavales en situaci¨®n de exclusi¨®n social y eso incluy¨® a las estrellas del cine quinqui. El Pirri (Navajeros) muri¨® a los 23 a?os de sobredosis. El Torete (quien, cuando se pon¨ªa delante de un coche de polic¨ªa oblig¨¢ndolo a dar un volantazo en Perros callejeros, estaba recreando una an¨¦cdota real), falleci¨® en 1991 por complicaciones derivadas del sida (lo contrajo por compartir agujas). Y tambi¨¦n el sida se llev¨® a Sonia Mart¨ªnez (Perras callejeras) y Laly Espinet (El pico) en 1994.
?Qui¨¦n es el James Dean del cine quinqui? A los 17 a?os, Jos¨¦ Luis Manzano pas¨® de prostituirse en los billares de Chueca a las portadas de las revistas gracias a taquillazos como Navajeros, Colegas o El pico y su secuela. Como rodaban sin permisos, tras acabar una escena en la que le daba un tir¨®n al bolso de una actriz, unos hombres le dieron una paliza y termin¨® en comisar¨ªa. Su director, Eloy de la Iglesia, lleg¨® a adoptarlo legalmente y le prohib¨ªa trabajar con otros cineastas. Le ense?¨® a leer, a escribir y a pronunciar. Manzano morir¨ªa en 1992, cinco a?os despu¨¦s de rodar su ¨²ltima pel¨ªcula (La estanquera de Vallecas), en el retrete de Eloy de la Iglesia.
?Por qu¨¦ triunfaban? El p¨²blico de clase media baja se identificaba con esos chavales antisistema, nobles y leales con sus amigos dentro de su marginalidad (como se ve sobre todo en Colegas: Manzano y Antonio Flores se prostitu¨ªan en una sauna gay para pagar el aborto de Rosario), a los que la sociedad imped¨ªa ser otra cosa que ¡°perros callejeros¡±. Ellos se rebelaban aullando, porque eran v¨ªctimas salvajes. En el cine quinqui, los villanos eran ¡°la pasma¡±, los pijos, los pol¨ªticos. El g¨¦nero era tan rentable que se rodaron unas 70 pelis en seis a?os. Algunas aprovecharon la popularidad del g¨¦nero para contar historias sobre terrorismo (La patria del rata) o feminismo (Fanny Pelopaja).
?Qu¨¦ aprendimos el cine quinqui? Adem¨¢s de descubrir c¨®mo se hace un puente para robar un coche gracias a Deprisa, deprisa (¡°Dale ca?a, que es robado¡± es uno de los lemas del movimiento quinqui), Espa?a aprendi¨® a no mirar para otro lado. La cultura de la Transici¨®n pretend¨ªa borrar esa marginalidad provocada por la falta de educaci¨®n y oportunidades laborales, pero el p¨²blico se arrebat¨® con estas historias. Las pel¨ªculas quinquis eran nuestro noir, nuestro thriller (Coto de caza), nuestro cine de acci¨®n, con sus tiroteos, sus persecuciones y sus peleas a navajazos contra camellos, contra yonquis o contra skinheads. Hab¨ªa incluso una sobre boxeadores quinquis (Juventud drogada, protagonizada por Dum Dum Pacheco). Y tambi¨¦n era cine de denuncia social: la escena del baile en La estanquera de Vallecas, con atracadores y atracados en el mismo bando, es un s¨ªmbolo de la empat¨ªa entre clases.
?D¨®nde verlas? En la colecci¨®n Cine quinqui en FlixOl¨¦
?C¨®mo se construy¨® la primera industria cinematogr¨¢fica espa?ola? En los 60 la mejor opci¨®n para eludir la censura era rodar pel¨ªculas de fantas¨ªa, as¨ª que los hermanos Romero Marchent apostaron por el w¨¦stern porque admiraban a John Ford. Construyeron el decorado de un poblado en Hoyo de Manzanares (Madrid), adiestraron caballos y entrenaron a especialistas.
Los estudios Cifesa hab¨ªan sentado las bases de la industria del cine espa?ol y los Romero Marchent fueron capaces de montar un sistema de producci¨®n cinematogr¨¢fica integral. Por primera vez, el cine espa?ol ten¨ªa una infraestructura: los figurinistas de vestuario, los atrecistas o los iluminadores pod¨ªan ahora dedicarse al cine a tiempo completo. Poco a poco, el chorizo w¨¦stern, el apodo que el g¨¦nero tom¨® en Espa?a, fue mejorando sus valores de producci¨®n en la planificaci¨®n, la profundidad de campo o la fotograf¨ªa. En Garringo, Rafael Romero Marchent rueda una transici¨®n temporal (del ni?o que juega a los vaqueros a pistolero adulto) extraordinaria. Antes llega la muerte, protagonizada por Jes¨²s Puente, era directamente una superproducci¨®n: 12 semanas de rodaje y un fuerte construido expresamente en Colmenar Viejo (Madrid) por tres millones de pesetas, que entonces era el presupuesto medio de una pel¨ªcula entera en Espa?a.
?Qui¨¦n era el taxista que cambi¨® el rumbo del w¨¦stern para siempre? Diego era un taxista almeriense que se conoc¨ªa la regi¨®n al dedillo, as¨ª que era capaz de colarse con su coche por los recovecos m¨¢s remotos. Cuando Rafael Romero Marchent le pidi¨® que le ayudase a buscar localizaciones, el taxista le descubri¨® los paisajes m¨¢s ins¨®litos, majestuosos y v¨ªrgenes. Luego lleg¨® Hollywood, Diego fue subiendo su cotizaci¨®n y acab¨® forr¨¢ndose.
?Qu¨¦ le deb¨ªa Sergio Leone al ¡®chorizo w¨¦stern¡¯? Para cuando Leone, el maestro del spaghetti western, aterriz¨® en Espa?a, la maquinaria de los Romero Marchent ya funcionaba a toda m¨¢quina y el cineasta italiano pudo sacarle partido: se qued¨® con sus decorados (Por un pu?ado de d¨®lares est¨¢ rodada casi ¨ªntegramente en Hoyo de Manzanares), sus caballos, sus trajes, sus especialistas y hasta su productor. La colaboraci¨®n entre la industria italiana y la espa?ola llen¨® de coproducciones la cartelera. El productor italiano Alberto Grimaldi acab¨® forrando su oficina de m¨¢rmol y dejando de cogerle el tel¨¦fono a los Romero Marchent. Ellos, lejos de desanimarse, crearon la serie de TVE Curro Jim¨¦nez y arrasaron.
?En qu¨¦ se diferenciaba del w¨¦stern estadounidense? Al no existir conflicto territorial con los indios, el spaguetti western es m¨¢s psicol¨®gico. Django es el mejor ejemplo: no hab¨ªa lugar para hero¨ªsmos (Django era un mercenario nihilista que no cre¨ªa en nada excepto en el placer y la venganza) y la violencia era salvaje (el tiroteo final con la ametralladora, la oreja rebanada... Django estuvo prohibida en Gran Breta?a hasta 1993). La versi¨®n espa?ola present¨® dos cortes de censura, que han sido recuperados y se pueden en la edici¨®n disponible en FlixOl¨¦. Se la promocion¨® como ¡°la pel¨ªcula m¨¢s violenta del mundo¡±. Y, claro, arras¨® en taquilla.
?Qu¨¦ hac¨ªa Henry Fonda en La Calahorra? Pues rodar Mi nombre es ninguno junto a Terence Hill. Pero Fonda no es la ¨²nica estrella de Hollywood que se pase¨® por Almer¨ªa, Colmenar Viejo o La Calahorra (Guadix, Granada). Gina Lollobrigida y Lee Van Cleef protagonizaron El hombre de R¨ªo Malo en el pol¨ªgono Los Frailes de la localidad madrile?a de Daganzo de Arriba. Franco Nero (una estrella mundial gracias a Django) y Jack Palance eran las estrellas de Salario para matar, que culmina con un tiroteo en una plaza de toros con un payaso que hay que ver para creer. Tambi¨¦n sal¨ªa ?lvaro de Luna, un actor que se hinch¨® a rodar w¨¦sterns y acab¨® populariz¨¢ndose como El Algarrobo de Curro Jim¨¦nez.
?Cowboys en Esplugues de Llobregat? Inspirados por los Romero Marchent, los hermanos Balc¨¢zar (Alfons, Enrique y Francisco) fundaron Producciones Balc¨¢zar. Levantaron Esplugas City, un decorado del Oeste a cinco minutos de Barcelona, donde se rod¨® El retorno de Ringo, un ¨¦xito monumental que lleg¨® a ser la tercera pel¨ªcula m¨¢s taquillera de Italia en su d¨ªa, tras Por un pu?ado de d¨®lares y Una pistola para Ringo. Esta segunda parte se rod¨® en el desierto de Los Monegros, en Fraga (Huesca) y en el Bajo Cinca, est¨¢ basada en la Odisea de Homero y tiene m¨²sica de Ennio Morricone. Para que luego digan que es cine de segunda.