Juan Ortega y Octavio Chac¨®n, la grandeza en el toreo
Ambos diestros, tan distintos como complementarios, se reivindican en Valladolid y Villacarrillo en dos tardes impactantes
El pasado 9 de septiembre, s¨¢bado, fue un d¨ªa grande para la tauromaquia. Se celebraron muchos festejos, hubo triunfos y, quiz¨¢, alguna que otra decepci¨®n, pero entre todos ellos destacaron dos, una corrida en Valladolid, y otra en Villacarrillo (Ja¨¦n); cartel de lujo la primera, con toros de N¨²?ez del Cuvillo, y Diego Urdiales, Juan Ortega y Pablo Aguado, y otro m¨¢s modesto en la segunda: reses de Arauz de Robles y los diestros Octavio Chac¨®n, Adri¨¢n de Torres y Francisco de Manuel.
Y, contra todo pron¨®stico ¡ªs¨ª, porque lo inesperado es una de las gracias de este espect¨¢culo¡ª en ambas ciudades se erigieron sendos monumentos al toreo.
Los protagonistas, Juan Ortega y Octavio Chac¨®n, un artista sublime y un dominador heroico, y ambos necesitados de un zarandeo triunfal para gritar a los cuatro vientos que hay que contar con ellos porque son puntales distintos e imprescindibles de la tauromaquia moderna.
Ortega acudi¨® a la feria de Valladolid con la necesidad de reivindicarse en el curso de una temporada en la que no ha perdido cr¨¦dito, pero tampoco lo ha ganado, ni se ha situado donde el coraz¨®n aficionado le guarda un lugar especial tras su paso irregular por la Feria de Abril y su ausencia en San Isidro. Y Chac¨®n, olvidado por las empresas, como tantos toreros de su corte, reci¨¦n llegado de Per¨² ¡ªel refugio dorado de muchos valientes¡ª, se present¨® en Villacarrillo, ante las c¨¢maras de Canal Sur TV, para lidiar un corrid¨®n de toros, por su trap¨ªo y cornamenta, de Arauz de Robles. Y he aqu¨ª que Ortega desnud¨® su alma torera, consider¨® que era el d¨ªa, la hora y los toros, hizo el toreo en verso y volvi¨® loco al personal, al que estaba en la plaza y a los muchos que, despu¨¦s, han visto destellos de dos faenas con momentos estelares de un genio torero superdotado.
Ortega desnud¨® su alma torera, consider¨® que era el d¨ªa, la hora y los toros, hizo el toreo en verso y volvi¨® loco al personal
Las redes sociales se emborracharon de im¨¢genes impactantes y ditirambos, asombradas ante la solemnidad del toreo derramado. ¡°Hoy no vamos a dormir; hoy vamos a so?ar¡±, escrib¨ªa en X (la red social anteriormente llamada Twitter) Silvia Olmedo. ¡°Dec¨ªa el pintor impresionista franc¨¦s Degas que ¡®el arte no es lo que ves, sino lo que haces que otros vean¡±, apuntaba en su cuenta Jes¨²s Rodr¨ªguez de Moya. Y a?ad¨ªa: ¡°Juan Ortega consigue hacernos ver la eternidad parando el tiempo en cada muletazo...¡±.
Seguro que la afici¨®n toda se alegra de ese triunfo sin parang¨®n porque reconcilia otra vez al toreo con las bellas artes, y recompensa a un artista que no siempre se encuentra con las musas de la inspiraci¨®n a la hora que se?ala el cartel. Pero insisten quienes la han visto que la obra de Juan Ortega, premiada con cuatro orejas, quedar¨¢ en el recuerdo para siempre, aunque los toros de N¨²?ez del Cuvillo derrocharan solo nobleza y no fortaleza y casta.
A esa misma hora, las c¨¢maras de la televisi¨®n p¨²blica andaluza emit¨ªan la II Corrida Pict¨®rica del Aceite desde la localidad jiennense de Villacarrillo. Los toros anunciados pertenec¨ªan a la ganader¨ªa de Arauz de Robles, con estampa, hechuras y pitones de plaza de primera categor¨ªa; toros muy serios, aut¨¦nticos ¡®pavos¡¯ de los que se respetan de verdad desde el tendido.
Y all¨ª, Octavio Chac¨®n, torero grande, con un conocimiento deslumbrante, una experiencia bien asumida a lo largo de un permanente encuentro con los hierros m¨¢s duros del campo bravo, y un admirable sentido de las distancias y los terrenos, ofreci¨® dos lecciones magistrales de la lidia de un toro. A los dos, brusco, agresivo y de corto viaje el primero, y bravo y encastado el otro, les plant¨® cara de verdad, los domin¨®, los tore¨® con apabullante poder¨ªo y se gust¨® como hacen los toreros buenos. Le gan¨® la partida, de qu¨¦ manera, al complicado primero, y sorbi¨® toda la buena clase del cuarto. Cort¨® tres orejas, y en las vueltas al ruedo se hizo acompa?ar por su hijo de corta edad, al que los padres impusieron el nombre de V¨ªctor Iv¨¢n, en recuerdo de V¨ªctor Barrio e Iv¨¢n Fandi?¨®, muertos en el ruedo.
Octavio Chac¨®n, torero grande, con un conocimiento deslumbrante, ofreci¨® dos lecciones magistrales sobre la lidia de un toro
Tambi¨¦n necesitaba Chac¨®n un triunfo incontestable ante las c¨¢maras de televisi¨®n para que su nombre vuelva a estar presente en los despachos que, injustamente, lo han olvidado. Su obra no tuvo tanto eco en las redes ¡ªen el toreo de hoy impacta m¨¢s el pellizco que el poder¨ªo¡ª, pero perdurar¨¢, sin duda, en quienes tuvieron la oportunidad de sentirla.
?l y Juan Ortega tienen en sus agendas una cita trascendental en la plaza de Las Ventas, que no han pisado en toda la temporada. Octavio, este mismo domingo, d¨ªa 17, en un desaf¨ªo ganadero entre toros de Partido de Resina y Sobral, junto a Juan de Castilla y ?ngel S¨¢nchez; y Ortega, en la Feria de Oto?o, el d¨ªa 7 de octubre, con reses de El Pilar, en compa?¨ªa de Daniel Luque y Pablo Aguado.
Ambos deben refrendar lo realizado en Villacarrillo y Valladolid, y aunque suceder¨¢ lo que los toros quieran ¡ªse supone que los toreros saldr¨¢n a darlo todo¡ª, ah¨ª quedan dos monumentos para la tauromaquia actual, una faena para el toreo m¨¢s ¨ªntimo, y otra, para la emoci¨®n rec¨®ndita.
Juan y Octavio, dos torerazos, tan opuestos como complementarios; tan distintos como imprescindibles para que la fiesta de los toros perdure m¨¢s all¨¢ del recuerdo instant¨¢neo.
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