Un campe¨®n internacional del arte m¨¢s vanguardista
Acad¨¦mico de Bellas Artes, tiene estudio en Los ?ngeles y en Madrid, y cinco galer¨ªas que representan y mueven su obra por todo el mundo. Pocos, como ¨¦l, pueden presumir de haber intervenido Times Square (Nueva York), el Museo del Prado o de haber representado a Espa?a en el Parlamento Europeo
Desde las ventanas del suyo en el barrio de San Blas, en Madrid, no se ven el r¨ªo Arno ni la c¨²pula de Santa Mar¨ªa de las Flores de Brunelleschi, pero esos estudios florentinos renacentistas, con un ej¨¦rcito de manos laboriosas al tajo, son el ideal al que aspira Daniel Canogar (Madrid, 1964). El arte como oficio; ingenieros, arquitectos trabajando codo a codo con pintores en pro de un mismo fin. Esa es su visi¨®n. Hace pocos meses, en octubre, grafite¨® la fachada del Museo Reina Sof¨ªa. Una proyecci¨®n, en realidad; im¨¢genes abstractas generadas por un algoritmo a partir de los trending topics de X de esos instantes. Una obra irrepetible. Pocos artistas han sabido mirar el mundo que les rodea como Canogar: lleva desde los ochenta hablando de sobreinformaci¨®n y sus efectos anest¨¦sicos, de memoria que se pierde, de tecnolog¨ªa, de obsolescencia ¡ªde ordenadores viejos o DVD como arqueolog¨ªa de nuestra civilizaci¨®n¡ª, de cambio clim¨¢tico, de sostenibilidad¡
En la planta baja suena una radial y huele a viruta de hierro. Ah¨ª trabaja su hermano, el escultor Diego Canogar. Daniel aguarda a la vuelta de dos tramos de escalera. Durante tres d¨¦cadas ha convivido en este edificio, rodeado de talleres mec¨¢nicos, bares de men¨² del d¨ªa y vecino de este peri¨®dico, la saga art¨ªstica que comenz¨® su padre, el pintor Rafael Canogar (Toledo, 1935). Rafael fue uno de los fundadores del Grupo El Paso, responsable de traer a Espa?a corrientes como el informalismo o la abstracci¨®n mat¨¦rica, que abrieron este pa¨ªs al mundo en pleno franquismo. Casi podr¨ªa afirmarse que ¡ªy enti¨¦ndase la exageraci¨®n¡ª puede estudiarse el devenir del arte espa?ol desde la segunda mitad del XX hasta hoy fij¨¢ndose solo en lo que ha sucedido en este anodino bloque con port¨®n de garaje y aire fabril.
Pregunta: ?C¨®mo marc¨® su mirada haber crecido en una casa de artistas? ?Era consciente de la anomal¨ªa? ?Qu¨¦ recuerdos guarda?
Respuesta: Esa afici¨®n, esa pasi¨®n por el arte de mi familia, eran cuanto conoc¨ªa, eran mi casa, y por tanto mi normalidad. Luego, visitando a amigos, me di cuenta de la rareza que supon¨ªa. Estanter¨ªas llenas de libros, de cat¨¢logos de arte. Uno que me marc¨® especialmente fue el del alem¨¢n Wolf Vostell [pionero de la instalaci¨®n, el videoarte, el happening y parte del movimiento Fluxus], amigo de mis padres. Su est¨¦tica me provocaba tanto miedo como fascinaci¨®n. Como otro recuerdo que creo que de alguna manera se afinc¨® en mi subconsciente. Apiladas en un pasillo y en el s¨®tano hab¨ªa unas piezas de mi padre, que en aquella ¨¦poca estaba haciendo sus figuras negras, lo que ¨¦l denominaba realismo social: piezas que exudaban dramatismo, que hablaban de torturas y manifestaciones¡ Toparse de noche con aquellas figuras humanas pod¨ªa ser muy inquietante. Una sensaci¨®n que creo que ha terminado aflorando en mi propia obra.
P. Su familia materna es estadounidense. Esos dos mundos, tan distintos entonces, ?le dejaron tambi¨¦n alguna huella?
R. Visitar a mis abuelos en California era abandonar la grisura del hormig¨®n y de aquel Madrid todav¨ªa rancio, todav¨ªa despert¨¢ndose de la dictadura, para adentrarse en un sue?o de c¨¦spedes y jardines, de aspersores y bicicletas con los que jugar. Para m¨ª aquello era Disneylandia, puro esplendor. Era un lugar de libertad y experimentaci¨®n. Hoy, aunque sigo volando frecuent¨ªsimamente a Los ?ngeles, donde tengo otro estudio, esa imagen de EE UU se me ha degradado mucho. Ya no me brota una sonrisa al pensar en aquel pa¨ªs. Su situaci¨®n social y pol¨ªtica es dur¨ªsima y preocupante.
El protagonista de esta entrega de Talento a bordo, al poco de cumplir la mayor¨ªa de edad, ¡°deprimido por un sistema educativo retr¨®grado que no le daba los est¨ªmulos que necesitaba¡±, empujado por unas ardorosas ¡°ganas de escapar¡±, se march¨® a Nueva York, a realizar all¨ª un m¨¢ster de Bellas Artes con especializaci¨®n en Fotograf¨ªa, mientras sobreviv¨ªa gan¨¢ndose el pan con trabajos de poca monta (recogiendo abrigos en un ropero, por ejemplo). ¡°Me cambi¨® la vida. ?ramos solo 12 alumnos en la promoci¨®n. Cada mes y medio ten¨ªas que presentar un proyecto que tus tutores destrozaban. Pero eso fue un impulso crucial para m¨ª: ?me estaban prestando atenci¨®n! ?Se estaban tomando en serio mi trabajo! As¨ª comenzaron mis investigaciones art¨ªsticas¡±.
P. ?Dir¨ªa que esa es la primera piedra que se topa el que aspira a ser artista? ?Tomarse su talento en serio y trabajarlo contra viento y marea para que d¨¦ frutos?
R. Las carreras art¨ªsticas de cualquier tipo: literarias, musicales¡ tienen un componente psicol¨®gico fundamental. Los creadores somos, y esto no se menciona a menudo, bastante inseguros. Muy autocr¨ªticos. Nos machacamos. Y es normal. Cuesta mucho creer que esa primera pincelada, ese primer croquis o esa primera frase puedan llegar a convertirse en algo, en una obra importante. Solo cuando adquieres experiencia comienzas a asumir que los primeros pasos van a ser siempre torpes; que cualquier proyecto, por monumental que termine siendo, es un camino largo que empieza a andarse modestamente. El proceso art¨ªstico es, para m¨ª, algo m¨¢gico, tiene vida propia. ?Pero cu¨¢ntas obras y artistas fabulosos se pierden por no haber sido capaces de cruzar ese primer puente para descubrirlo?
P. ?Qu¨¦ hay que hacer ante esa duda? ?Qu¨¦ aconseja para perseverar?
R. El primer equipo profesional de fotograf¨ªa y v¨ªdeo que compr¨¦ ni siquiera sab¨ªa c¨®mo iba a pagarlo. Invertir en m¨ª mismo fue una forma de obligarme, de tomarme en serio. Cuando te la juegas, no queda m¨¢s remedio que comprometerte. Y eso mismo he seguido haciendo a medida que avanzaba mi carrera: contratar a un ingeniero, un programador, una directora de comunicaci¨®n¡ Es un riesgo, pero he aprendido que siempre compensa. Te rodeas del mejor equipo posible y, al final, ?mi peque?o milagro!, cada mes consigues de alguna forma financiarlo. La parte puramente material de la ecuaci¨®n, la econ¨®mica, es muy importante. Por suerte ya se super¨® el paradigma del artista rom¨¢ntico y bohemio. Pero tambi¨¦n lo es acudir al estudio a diario, como cualquier profesional va a su lugar de trabajo. Especialmente, el d¨ªa despu¨¦s de haber sufrido una gran decepci¨®n: cuando te enteras de que aquel concurso p¨²blico al que optabas le ha sido concedido a otro artista o de que tu obra no ha sido seleccionada para alguna exposici¨®n, ese es el momento de regresar al estudio.
MI DEFINICI?N
¡°El talento del artista es atreverse, creer en uno mismo y jug¨¢rsela. Luego, se aprende trabaj¨¢ndolo, de proyecto en proyecto es como alguien se vuelve talentoso¡±
Canogar suscribe aquella frase de Matisse: ¡°Cada ni?o lleva dentro de s¨ª un artista¡±. Es la sociedad, opina, la que extingue esa sensibilidad al no estimular la curiosidad; son los colegios los que minusvaloran la creatividad. Para Canogar, ¡°igual que el sue?o mientras dormimos nos ayuda a digerir la realidad en la que despertaremos, el arte nos sirve como herramienta para reaccionar ante el mundo¡±. El arte es ¡°mediaci¨®n, necesita del creador tanto como del espectador, por eso a m¨ª siempre me ha interesado llegar a un p¨²blico amplio, al ciudadano¡±, confiesa. ¡°Porque concibo mi trabajo art¨ªstico como una v¨ªa de conocimiento y de cuestionamiento del tiempo que nos ha tocado vivir¡±.
V¨ªdeo-escultura de LED creada para la anterior presidencia espa?ola de la UE.
¡®Traves¨ªas¡¯ (2010), Consejo de la Uni¨®n Europea, Bruselas, B¨¦lgica. FOTO: @ Studio Daniel Canogar
Instalaci¨®n p¨²blica permanente con 6,5 millones de teselas de vidrio reciclado cubriendo los techos abovedados de los dos puentes peatonales del r¨ªo Manzanares.
¡®Constelaciones¡¯ (2010), Parque de Madrid R¨ªo, Madrid, Espa?a. FOTO: @ Studio Daniel Canogar
Las im¨¢genes proyectadas son resultado de una performance participativa: el p¨²blico fue grabado mientras se arrastraba por un croma, generando el v¨ªdeo abstracto de la intervenci¨®n.
¡®Storming Times Square¡¯ (2014), Times Square, Nueva York, EE.UU. FOTO: @ Studio Daniel Canogar
Las tres inmensas pantallas escult¨®ricas entrelazadas recog¨ªan cada pulso de los paseantes a trav¨¦s de sensores situados en la barandilla para crear las im¨¢genes proyectadas y una experiencia audiovisual ¨²nica.
¡®Dinamo¡¯ (2021), Pabell¨®n Espa?ol, Expo Dub¨¢i 2020, Dub¨¢i, Emiratos ?rabes Unidos. FOTO: @ Studio Daniel Canogar
Pieza digital generativa que reacciona en tiempo real con los trending topics de X, traducidos a la est¨¦tica de una pintada vand¨¢lica sobre la fachada del museo.
¡®Scrawl¡¯ (2023), Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa, Madrid, Espa?a. FOTO: @ Studio Daniel Canogar
P. Pues s¨ª que se parece el mundo que estamos dejando a las generaciones futuras a lo que pronosticaban sus obras: tecnolog¨ªa que r¨¢pidamente se convierte en basura, desastres ecol¨®gicos, desmemoria¡
R. No soy ning¨²n adivino, reflexiono y reflejo lo que veo al mirar alrededor. Ahora mismo necesito pensar sobre el mundo algor¨ªtmico en el que vivimos, sobre redes sociales y comunicaci¨®n (o incomunicaci¨®n), sobre el horizonte que lleva d¨¦cadas planteando la inteligencia artificial y que ahora se ha acelerado¡ Yo necesito afrontar todo esto para no sentirme sobrecogido y anulado.
P. Ha intervenido con sus proyecciones e instalaciones desde favelas de Brasil hasta la puerta de Alcal¨¢ en Madrid, desde edificios de Italia o Canad¨¢ hasta museos como el Reina Sof¨ªa o el Prado, desde el Parlamento Europeo hasta la mism¨ªsima plaza de Times Square en Nueva York¡ ?Qu¨¦ se siente al jugar, por decirlo de alguna manera, ¡°la Champions League¡± del arte mundial?
R. No s¨¦ si me atrevo a afirmar que juego en esa liga. Pero es verdad que proyectos como los puentes de Matadero [en Madrid] o el aeropuerto de Tampa (EE UU), adem¨¢s de los que mencionas, me han ido dando la posibilidad de crecer. El arte p¨²blico te permite plantearte obras de m¨¢s envergadura, con m¨¢s presupuesto, precisamente para llegar a un p¨²blico mayor. Aunque tambi¨¦n te obliga a ser un artista m¨¢s organizado y disciplinado.
P. ?C¨®mo suele reaccionar el p¨²blico ante manifestaciones art¨ªsticas como las suyas, tan poco convencionales?
R. Cuando se me acerca alguien y me pregunta: ¡°?Qu¨¦ significa?¡± o ¡°?Puedes explicarme tu obra?¡±, yo siempre respondo: ¡°?No!, ?qu¨¦ es lo que ves t¨²?¡±. Tenemos que aprender a ver, a observar con detalle; sin el espectador conectando con la obra, el arte no existe. Hay que animar a la gente a perder el miedo a decir algo inapropiado. Ese, ?ves?, es un talento que necesita explotar este pa¨ªs: hay que perder la verg¨¹enza a expresarse.
El talento del artista...
Pantallas LED flexibles que dibujan im¨¢genes siempre cambiantes, fibra ¨®ptica que proyecta formas sobre un enjambre de cables o que se refleja en la brillante superficie de un CD¡ Canogar combina su talento para enjuiciar el mundo que lo rodea con una habilidad ¨²nica para generar experiencias sensoriales a partir de residuos tecnol¨®gicos que, gracias al arte, cobran nueva vida.
...y el talento del gestor
¡°Cuanto mayor es la dimensi¨®n de un artista, m¨¢s 'mails' tiene que mandar y menor ser¨¢ el tiempo del que disponga para su obra¡±, afirma. Con Canogar trabaja en la actualidad un equipo de 10 personas, desde los ingenieros y programadores que hacen posibles sus piezas tan tecnol¨®gicamente avanzadas y vanguardistas, hasta los expertos que lo asisten con la gesti¨®n y la comunicaci¨®n, facetas fundamentales para la viabilidad de su carrera.