El Real Madrid brilla impotente en Valencia
El equipo blanco cede terreno en Mestalla y se coloca a ocho puntos del Barcelona
El Real Madrid mantiene el pulso, le luce el pelo, juega con gracia y asusta al m¨¢s pintado, pero la cuerda el¨¢stica que le ata al Barcelona, l¨ªder y faro esta temporada de sus desvelos, se ha estirado esta noche un poquito m¨¢s. El mi¨¦rcoles fue un pasito palante, hoy ha tocado retroceder a la casilla anterior, los ocho puntos, al no pasar del empate a uno en Valencia pese a una disponer de una miriada de ocasiones imposible de fallar y falladas. Y el Bar?a, mal que bien, a trancas y barrancas, va y gana en Pamplona.
Los dos equipos han estado jugueteando en las ¨²ltimas semanas con los horarios de los partidos y la presi¨®n que supone conocer el resultado del rival. Pero en realidad, lo que deben hacer para ganar la Liga es jugar al f¨²tbol y eso en este Madrid, con Zidane en otras cosas desdes hace meses, s¨®lo lo sabe hacer Guti. Sus ojos ven un f¨²tbol que nunca llegar¨¢n a imaginar Gravesen o Beckham. Y quien m¨¢s agradece la presencia de Guti es Ronaldo, quien se qued¨® sin gol desde que le privaron de los pases del 14. En Mestalla se reencontraron y Guti adivin¨® el vac¨ªo dejado en el centro de la defensa del Valencia por Marchena, un central sobrevalorado y con demasiados despistes, para dejar a Ronaldo en una posici¨®n inmejorable para marcar. Primero eludi¨® a Ca?izares sin esfuerzo, despu¨¦s mand¨® a Marchena al suelo con un amague magistral, que record¨® al que le hizo Maradona a Juan Jos¨¦ en el Bernab¨¦u, y marc¨® a puerta vac¨ªa. Ronaldo es tan indispensable en este equipo como Casillas o Guti y si el Madrid quiere ganar alg¨²n t¨ªtulo deber¨¢ ser con los goles del brasile?o. Las razones que pueden impulsar a alguien a pitarle se nos escapan, salvo que uno sea seguidor del Barcelona.
Con esa acci¨®n se taparon todos los defectos y errores del equipo de Vanderlei Luxemburgo, que sufre demasiado sin el bal¨®n y cuando lo tiene, s¨®lo Guti es capaz de tratarlo con delicadeza. Algo parecido sucede en el Valencia, que es otro conjunto desde que Claudio Ranieri no aparece por Mestalla, pero que s¨®lo juega de verdad cuando Aimar dirige el tr¨¢fico. Todos los dem¨¢s futbolistas del Valencia parecen intercambiables, pero el argentino juega a otra cosa que la mayor¨ªa de sus compa?eros y cuando est¨¢ metido en el partido s¨®lo se le puede parar por m¨¦todos ilegales. De ello pueden hablar los madridistas, que le dejaron acercarse con el bal¨®n controlado hasta el borde del ¨¢rea y miraron c¨®mo situaba el bal¨®n lejos de las manos de Casillas. Lo pas¨® mal entonces el Madrid, que sigue renunciando a las bandas, hasta que apareci¨® Guti y despert¨® a Ronaldo.
El Real Madrid sali¨® de los vestuarios dispuesto a cometer todos los errores posibles y estuvo durante 25 minutos a merced del Valencia, que por momentos pas¨® por encima de su rival. Los hombres de Luxemburgo se metieron muy atr¨¢s y cedieron el bal¨®n al Valencia, que disfrut¨® de varias ocasiones claras para tomar ventaja en el marcador. La m¨¢s clara una de Mista, que ya se estaba preparando para celebrar el gol cuando apareci¨® la mano de Casillas para que todo siguiera igual. Siempre aparece Iker cuando se le necesita.
Se equivoc¨® el Valencia al empecinarse en atacar por el centro y termin¨® dando vida al Madrid, que con la colaboraci¨®n de su rival encontr¨® los espacios que no supo crearse por s¨ª mismo. Si hubiera tenido m¨¢s ambici¨®n, empezando por su entrenador, el Madrid hubiera abandonado Mestalla con tres puntos.
Luxemburgo se est¨¢ revelando en algunos momentos como un t¨¦cnico m¨¢s conservador de lo necesario. Quit¨® a Beckham y Solari para dar entrada a Celades y Portillo, con lo que desplaz¨® a Guti a la banda y rob¨® a su equipo parte del poco f¨²tbol que ten¨ªa. Termin¨® de cortar la conexi¨®n con Ronaldo cuando decidi¨® sentar a Guti para que entrara Borja. Gravesen, Celades y Borja formaron una centro del campo al que se le puede agradecer su trabajo, pero sin capacidad para generar f¨²tbol. Sin embargo, con todos ellos en el campo disfrut¨® de las mejores ocasiones. La primera de Celades, que mand¨® por encima del larguero un bal¨®n cedido por Ronaldo, que silenci¨® Mestalla con dos arrancadas posterioes que no acabaron en gol gracias a Ca?izares. En los ¨²ltimos cinco minutos hubo m¨¢s intensidad que en todo el encuentro.
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