Brasil vuelve a tiempo de las ant¨ªpodas
Un gol de Adriano al comienzo de la segunda parte, confirmado por el de Fred a ¨²ltima hora, clasific¨® a Brasil, que a¨²n espera los tantos so?ados de Ronaldo y la magia de Ronaldinho
Australia fue un digno rival, pues incluso hizo m¨¦ritos para puntuar ante una Brasil que todav¨ªa no ha arrancado. Eso s¨ª, ya suma seis puntos y est¨¢ en octavos. Pero siempre se espera un poco m¨¢s de f¨²tbol de los mejores jugones del mundo. Robinho, el mejor en los pocos minutos que actu¨®.
Brasil no alegr¨® en la primera parte. El 'o jogo bonito' depende esencialmente de Ronaldinho y ¨¦ste a¨²n no parece estar en Alemania. Frente a una Australia trabajada minuciosamente por Guus Hiddink, los 'brasileiros' se dieron de bruces contra el muro canguro, formado a partir de concepciones futbol¨ªsticas que van desde las influencias de la Commonwealth al balompi¨¦ total de Holanda pasando por el origen balc¨¢nico de varios de sus jugadores. Por eso el choque estuvo al 50 por ciento.
Ronaldo y Viduka fueron los protagonistas en ataque, con tantos remates lejanos de uno como de otro. Un Brasil-Australia igualado.
La globalizaci¨®n, el balompi¨¦ franquiciado.El madridista Ronaldo fue de menos a m¨¢s. Quiz¨¢s le intimid¨® al principio un hachazo de roja directa de Grella a los 10 minutos, que el alem¨¢n Markus Merk dej¨® en amarilla. Luego amonest¨® a Emerton por una tonter¨ªa. La memez arbitral habitual.
Brasil, espesa, apenas brill¨®, como cansina y cansada. Ronaldinho, el 'chispas', el encargado de la luz, avanz¨® con velocidad en alguna oportunidad sin concierto. Flojito. Como el desaparecido Adriano. Kak¨¢ estuvo bien al principio, con un disparo a los 3 minutos, aunque se ahog¨® m¨¢s adelante en la tela de ara?a de los 'socceroos'.
Ronaldo apareci¨® a los 28 minutos para rematar un pase de Ronaldinho que desvi¨® Moore y, luego, a los 37, cuando fall¨® un bal¨®n claro. Chut¨® al aire. Sonrojante. Lejos de hundirse, se gir¨® y chut¨® con intenci¨®n desde lejos a los 42. Tiene car¨¢cter para venirse arriba hasta en las peores situaciones. Y lo demostr¨® en el principio de la segunda parte.
Muy poco para el gol
A Brasil le cuesta muy poco hacer una jugada de gol. Es su principal virtud. Lo que le convierte en favorito a todo pese a que a¨²n tenga pendiente enamorar en el Mundial. Ronaldinho vio en vertical a Ronaldo, ¨¦ste que par¨®, mir¨®, asisti¨® a Adriano y el interista que marc¨® de un zurdazo. 1-0 y cara de enfado en Hiddink. Normal. No lo merec¨ªa.
Con Kewell sobre la pradera de M¨²nich, en una tarde veraniega digna de cualquier lugar menos Baviera, Australia gast¨® sus balas poco a poco, en un lento tiro al plato. Una buena ocasi¨®n del jugador del Liverpool fue el anuncio de su intimidatoria presencia.
Brasil, que tambi¨¦n sabe ser resultadista (as¨ª gan¨® el Mundial 2002, por ejemplo), comenz¨® a partir de entonces a amarrar la victoria que le llevaba a octavos de final. Hasta perdiendo tiempo. Por eso Australia se fue estrellando en un encuentro al rev¨¦s.
Kewell, a los 67 minutos, tuvo una segunda opci¨®n. Y con Aloisi (por el zaguero Moore), m¨¢s madera ofensiva. Brasil se libr¨®. Tambi¨¦n dio la sensaci¨®n de que defensivamente est¨¢n fuertes los 'canarinhos', algo que en otros Mundiales le cost¨® el t¨ªtulo precisamente por lo contrario.
Parreira, que tiene su amor propio, dio salida a Robinho (por un serio Ronaldo y decisivo en su tiro al palo que reba?¨® Fred) y Gilberto Silva, uno para pedalear y el otro para contemporizar.El madridista le dio otro aire a Brasil y se lo quit¨® a los australianos.
No obstante, la sensaci¨®n de que la campeona del mundo se parte en dos como concepto se acentu¨® en el desorden final (por cierto, Bresciano elev¨® la estampa salvadora de Dida y Kak¨¢ cabece¨® al larguero). Brasil tiene como cuatro tipos que no trabajan en la presi¨®n. Pero son los que le ganan los partidos. Otro de los contrasentidos del deporte rey que juega el equipo rey por excelencia.
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