El rey del sumo, acosado por el fisco y la depresi¨®n
Asashoryu sufre un "desorden metal", ha sido expulsado de dos torneos y le acusan de defraudar cien millones de yenes
Al n¨²mero uno del sumo, el mongol Asashoryu, le acosan los problemas: sufre un desorden mental, lo han expulsado de dos torneos y ahora el fisco acaba de descubrir que defraud¨® m¨¢s de cien millones de yenes (unos 860.000 d¨®lares). A pesar de ser un campe¨®n que soporta pocas comparaciones con el resto de "sumotori", incluso en t¨¦rminos hist¨®ricos, la carrera de Dolgursuren Dagvadori, su nombre real, ha sido una sucesi¨®n de problemas de adaptaci¨®n a la rigidez que caracteriza al arcaizante mundo del sumo en Jap¨®n.
Quiz¨¢ las complicaciones de Asashoryu se han acentuado a causa de su nacionalidad mongola en el nacionalista mundo del sumo, pero nunca se le hab¨ªan acumulado los aprietos tanto como ahora. La agencia Kyodo inform¨® hoy de que durante tres a?os el luchador mongol no declar¨® apropiadamente m¨¢s de cien millones de yenes no ligados a la pr¨¢ctica de su deporte, que se atribuyen a apariciones en anuncios de televisi¨®n y otros ingresos por publicidad. Esta noticia llegaba al primer plano del inter¨¦s p¨²blico s¨®lo dos d¨ªas despu¨¦s de que saliera a la luz que las estrictas autoridades del sumo podr¨ªan permitir a Asashoryu dejar Jap¨®n este mi¨¦rcoles para tratarse en su pa¨ªs de una enfermedad ps¨ªquica denominada "desorden disociativo".
El diagn¨®stico de este mal se produjo poco despu¨¦s de que, el 1 de agosto, la Asociaci¨®n del Sumo de Jap¨®n (ASJ), m¨¢ximo organismo regulador de este deporte, castigara con la descalificaci¨®n de los dos pr¨®ximos torneos al gran yokozuna, apelativo que se otorga s¨®lo a los luchadores que logran la m¨¢xima categor¨ªa del sumo. La sanci¨®n, acompa?ada de una reducci¨®n del 30 por ciento en su sueldo, se debi¨® a uno de los caracter¨ªsticos deslices de Asashoryu, quien era el ¨²nico yokozuna en competici¨®n hasta que recientemente ascendieron a su compatriota Hakuho.
Asashoryu viaj¨® a Mongolia a pesar de estar lesionado y, sin el consentimiento de la ASJ, jug¨® un partido de f¨²tbol con fines ben¨¦ficos que fue recogido por los medios de comunicaci¨®n japoneses. El golpe de todos estos acontecimientos fue tal que Asashoryu permaneci¨® recluido en su casa desde el 1 de agosto, el d¨ªa del anuncio de su sanci¨®n, hasta el pasado 23. Ese d¨ªa finalmente accedi¨® por fin a seguir el tratamiento dise?ado para aplacar los efectos de su enfermedad.
Su carrera, desde que irrumpi¨® en la ¨¦lite de esta disciplina como un luchador de sumo en una cacharrer¨ªa, simboliza un cambio en el ADN de este deporte. Hasta su llegada, la entrada en la lista hist¨®rica de los yokozuna por parte del hawaiano Akebono y el samoano Musashimaru era casi una curiosidad ex¨®tica, porque ellos eran los dos ¨²nicos extranjeros en una sucesi¨®n de nombres que data del siglo XVII. Sin embargo, la llegada de Asashoryu supone la confirmaci¨®n del dominio extranjero de un deporte situado en el tu¨¦tano de la identidad japonesa, pues hasta guarda vinculaciones con la religi¨®n sinto¨ªsta.
Precisamente por esa vinculaci¨®n entre el sumo y la idiosincrasia japonesa, la afici¨®n no ve con buenos ojos algunos de los pasados episodios de Asashoryu. Desde los m¨¢s nimios, como haberse fotografiado en traje y no con los tradicionales atuendos japoneses, hasta los m¨¢s graves, como el hecho de haber atemorizado a los vecinos de su establo en una ocasi¨®n en la que celebr¨® en estado de embriaguez su victoria en un torneo.
Sin embargo, la peripecia que quiz¨¢ m¨¢s ha marcado su estancia en el olimpo del sumo ha sido la repetida acusaci¨®n por algunas publicaciones japonesas de haber comprado combates para asegurarse la victoria, una falta que, a pesar de no estar comprobada, ha afectado negativamente a su reputaci¨®n y, por extensi¨®n, a la de todo el deporte del sumo.
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