Justicia, al fin
Espa?a pasa a semifinales tras ganar a Italia
La experiencia
Se hace camino al andar y claro que se mejor¨®. Espa?a hab¨ªa tanteado hasta ahora los cuartos de final con el bast¨®n del ciego o el del olvido (1984, ¨²ltima vez que super¨® la barrera); Italia, en cambio, se manejaba a estas alturas con la soltura del pillo un s¨¢bado por la noche, su 'prime time’' vital. Nervios del primerizo contra 'i vitelloni'. Y, s¨ª, fueron un tanto "in¨²tiles".
La tele
Contra el argumento de que los comentaristas televisivos, por ser m¨¢s de uno, sobran, y de que hasta ser¨ªa aconsejable dejar que campeara el sonido ambiente, Cuatro dio lo mejor de sus posibilidades y exprimi¨® su formato al m¨¢ximo. Los mejores profesionales para el partido m¨¢s esperado.
El blanco
En el f¨²tbol suele ser el color de la victoria y era el preferido de Pit¨¢goras. Y tiene explicaci¨®n cient¨ªfica: se ve m¨¢s al compa?ero. Ya lo sab¨ªa Cruyff, que se invent¨® el naranja para el Bar?a y luch¨® por darle tonos brillantes al Meyba azulgrana de su ¨¦poca de entrenador. Italia jug¨® de nuclear, pero perdi¨®. Le tocaba.
Lemas
Los lemas, en tiempos ¨¦stos de futilidad (SMS, ADSL, fast food, 320CV, Messenger, cruising...), triunfan por la contundencia del mensaje. ZP fue un reciente ejemplo; el Podemos, otro. Ambos de ¨¦xito.
Centro del campo
Otra corriente apunta a que al f¨²tbol se gana desde el centro del campo. Y ah¨ª, sin Pirlo ni Gattuso (el cielo y la tierra; el d¨ªa y la noche), Italia cedi¨® buena parte de la contienda. Casi qued¨® reducida a dos n¨¢ufragos: Buffon y Toni, que no fueron bufones ni payasos aunque tampoco salvadores.
Villa y Cassano
El asturiano, que es del Sporting, y el italiano, que es de Bari (ambas procedencias otorgan car¨¢cter), fueron a lo suyo. Y Villa ya vale el doble que antes de la Eurocopa y Cassano quiere seguir a lo suyo, veng¨¢ndose de las p¨¦rfidas, por hermosas, mujeres de Madrid que no le dejaron triunfar, seg¨²n la versi¨®n de este tipo singular, el mismo que viv¨ªa en un hotel de la capital y vest¨ªa como su madre el ch¨¢ndal del Roma.
Casillas y Buffon
0-0. Claro. Con los dos mejores porteros del mundo fue el resultado normal, el perfecto seg¨²n la ultra ortodoxia italiana, la que reivindica el 'cerocerismo' como forma de vida balomp¨¦dica. Y tambi¨¦n pararon penaltis.
El estilo
El italiano no ha cambiado. Juega con tacos. Verbales y afilados. Reparten y pisan. Hasta retornan de la banda al campo de juego. Dientes cerrados y nada de aquello de "soldado vivo vale para otra guerra". El de Espa?a, nuevo y de toque, ara?¨® lo suyo, aunque, ante una versi¨®n del Muro de Adriano, s¨®lo hubo invasi¨®n en la tanda de penaltis.
El f¨²tbol (o el calcio)
Es el ¨²nico deporte en que el peor puede ganar un encuentro debido a lo corto del marcador en relaci¨®n a otras disciplinas. As¨ª que la grandeza sigue intacta. Lo mismo que la justicia dej¨®, por fin, fuera a Italia.
El futbolista
A veces no se mira hacia el pasado. Por eso se olvida de que s¨®lo hemos ganado, en t¨¦rminos patrioteros, una Eurocopa (64) y una Copa de Europa (66), por la conjunci¨®n astral de los felices (s¨®lo para la mayor¨ªa del anestesiado pa¨ªs) sesenta. Porque sin Di St¨¦fano, Koeman, Mijatovic, Zidane y Belletti, ?qu¨¦? Menos. Mucho menos. Ahora el camino pasa por el oro de Mosc¨².
Los penaltis
La tanda era la n¨²mero 13 de la historia de la Selecci¨®n. En el recuerdo, los errores: el de Eloy Olaya, el de Ra¨²l a Francia, los de Nadal y Hierro, el de Joaqu¨ªn contra Corea del Sur... Como recuerdo, en cambio, quedar¨¢ Iker, el que no es gal¨¢ctico, s¨®lo de M¨®stoles.
Viena
Ten¨ªa que ser en Viena, y no en otro lado, d¨®nde pudiera aparecer emergente la figura de El Tercer Hombre. No era Orson Welles ni hab¨ªa penicilina de por medio. Pero s¨ª la posibilidad de que un ¨¢rbitro, Fandel, engrosara la lista de los Al Ghandour, Batta, Puhl, Bambridge, Mercet... El f¨²tbol de la Selecci¨®n se recuerda a veces m¨¢s por ¨¢rbitros que por futbolistas. Tambi¨¦n se ha mejorado.
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