Real Alcorc¨®n
Al Madrid, falto de f¨²tbol, no le alcanza el coraz¨®n para eliminar a un Segunda B inolvidable
Hay algo sobrenatural en el f¨²tbol, un soplo m¨¢gico, casi parapsicol¨®gico, que en ocasiones resulta irresistible. Incluso para su legi¨®n de detractores. En jornadas como la de esta noche se disparan los adeptos: una muchachada con embrujo y aire amateur que sale en carroza de una de las mayores pasarelas del mundo. Enfrente, capitul¨® algo m¨¢s que un equipo de f¨²tbol, una instituci¨®n con un eco universal que financia a varios de los mejores futbolistas del planeta. Pero este juego tiene alma. Y el Alcorc¨®n, desde ayer canonizado para siempre, tambi¨¦n. Y mucho.
S¨®lo as¨ª cabe comprender su gesta, su milagrosa actuaci¨®n frente al Real Madrid, al que con algo m¨¢s que vocaci¨®n someti¨® en Santo Domingo y con un amor propio encomiable resisti¨® en Chamart¨ªn, un escenario atl¨¢ntico para cualquier segunda b. Si cabe, su trance en el Bernab¨¦u fue a¨²n m¨¢s ¨¦pico que el 4-0. Esta vez no se encontr¨® con un grupo de perezosos excursionistas que acuden con desd¨¦n a la periferia y causan un espanto may¨²sculo. Anoche, el Madrid, herido en su orgullo, azotado con raz¨®n tras su desplante de la ida, tuvo otro esp¨ªritu, el de Juanito y el de Ra¨²l. Con las gradas en combusti¨®n, como si en el cartel estuvieran el Derby County o el Anderlecht, el equipo de Pellegrini -abroncado por el bochorno- pas¨® un calvario. No por los apretones del Alcorc¨®n, sino por la necesidad de gestionar sus propias angustias frente al reloj.
REAL MADRID 1 - ALCORC?N 0
Real Madrid: Dudek; Lass (Marcelo, m. 69), Pepe, Albiol, Arbeloa; Diarra, Gago (Van der Vaart, m. 46); Higua¨ªn, Ra¨²l, Kak¨¢; y Van Nistlerooy. No utilizados: Ad¨¢n; Garay y Granero.
Alcorc¨®n : Juanma; Anuarbe, Borja G¨®mez, Nagore, I?igo L¨®pez; Rub¨¦n Sanz; B¨¦jar (Vara, m. 72), Mora, Ernesto; Borja P¨¦rez (Jeremy, m. 78) y Casc¨®n (Carmelo, m. 57). No utilizados: Eladio; Bravo, Mor¨¦ y Berm¨²dez.
>Gol: 1-0. M. 80. Van der Vaart, desde fuera del ¨¢rea, ajustado al palo derecho.
?rbitro :Fern¨¢ndez Borbal¨¢n. Amonest¨® a Albiol, Nagore, Rub¨¦n Sanz y Kak¨¢.
Unos 70.000 espectadores en el Santiago Bernab¨¦u.
Un Madrid simple hubiera rebajado el entusiasmo visitante. Pero los madridistas, en estado febril, afrontaron el duelo con tanta impaciencia como individualismo. Cada pase ten¨ªa que ser el definitivo, cada remate, el tercer gol antes que el primero. Atrincherado sin otro remedio, con ese tono de equipo barrial, de aquellos que anta?o se forjaban en las plazas, el Alcorc¨®n se mantuvo firme ante cada asalto madridista. La falta de trazo de su adversario, una circulaci¨®n de la pelota m¨¢s fluida, hubiera agrietado el mecano defensivo, pero el Madrid, precipitado, fue muy frontal. Sin tacto para imponer su superioridad, para salir airoso de la penitencia que se gan¨® con creces en Santo Domingo, se atasc¨® solo. En cambio, el grupo de Anquela s¨ª que supo c¨®mo gobernar su inferioridad: desparpajo, nada de tiritonas y la tensi¨®n justa para evitar que el enfrentamiento resultara almibarado para su imponente rival.
Lass cop¨® todo el primer tramo. Desplazado al lateral, fue quien m¨¢s peso tuvo en la caballer¨ªa madridista. Su empuje no dio resultados, por la precipitaci¨®n de sus compa?eros y las dos velocidades impuestas por los delanteros: en una calle, Kak¨¢ e Higua¨ªn; en otra, Ra¨²l y Van Nistelrooy.
Poco sufri¨® Juanma hasta el segundo acto, cuando se redobl¨® el toque de corneta local. Poco sutil, el Madrid fue m¨¢s contundente. Van der Vaart contribuy¨® a ello con la ¨²nica cualidad que le distingue, el disparo. El resto tambi¨¦n se anim¨® al pelot¨®n de fusilamiento y Juanma no perdi¨® plano. Van Nistelrooy, Van der Vaart e Higua¨ªn se estrellaron con los postes. Ni as¨ª se destempl¨® el Alcorc¨®n, que estorb¨® con orden todo lo que pudo. La puerta de Dudek se le hizo un viaje lunar, pero su coraje le mantuvo en alza, tanto como en vilo estuvo su aristocr¨¢tico rival hasta el ¨²ltimo instante. No es que al Madrid le faltara coraz¨®n. Esta vez su voluntad no admiti¨® reproche alguno. Su enfoque futbol¨ªstico del partido, s¨ª. La distancia polar entre uno y otro equipo a¨²n debi¨® certificarse mucho m¨¢s con el sudor por el medio.
Por s¨ª solo es dif¨ªcil que un futbolista, por mucha galaxia en la que viva, destripe a todo un equipo. No importa que sea de menor categor¨ªa si previamente se le ha concedido una gloria tan merecida como inesperada. Tampoco anoche el Madrid supo ser un grupo coral. Para sus rectores y cuerpo t¨¦cnico debiera ser inquietante, muy inquietante, que ni siquiera con los dientes apretados y una hinchada entregada a la causa, el equipo tuviera m¨¢s juego frente a un contrario tan modesto. Un adversario que engrandeci¨® el deporte, que desminti¨® uno a uno mil supuestos futbol¨ªsticos. Casi 300 millones despu¨¦s, el Madrid, sin triplete posible ya en noviembre y sin podio copero desde 1993, s¨®lo pudo marcar un gol al Alcorc¨®n. Y tras 170 minutos, en dos partidos. ?Qu¨¦ demonios al Alcorc¨®n! ?Al Real Alcorc¨®n!
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