El f¨²tbol grande es de los peque?os

No es f¨¢cil ver partidos sosos en San Mam¨¦s. Hay partidos buenos, malos y regulares, pero pocas veces tan ins¨ªpidos, incluso tan timoratos, como el que brindaron Athletic y Valencia en la primera mitad. Todo estaba reservado para el postre, en un final fren¨¦tico que premi¨® a buenos y malos y gratific¨® el mejor paladar del Valencia, aunque el Athletic se flagel¨® en exceso errando un penalti de Navarro a Javi Mart¨ªnez que David L¨®pez envi¨® contra el poste. Lo ins¨ªpido, lo convencional, dio paso al frenes¨ª, con Iraizoz rematando de cabeza la ¨²ltima jugada que roz¨® el gol tras tres saques a bal¨®n parado con el portero en el punto de mira.

Ninguno de los dos equipos hab¨ªa encontrado el punto de sal que deb¨ªa otorgar a su juego para que supiera a gloria. Soltaba juguillo el Valencia con el dominio de la pelota y el intercambio de posiciones de sus cuatro matadores. Todos haciendo de s¨ª mismos e intentando entre todos hacer de Silva, el futbolista ausente sin el que nunca ganaban fuera. Pero era un juguillo un tanto aguado, que casi nunca alcanzaba a Villa, demasiado perdido en el ¨¢rea y obligatoriamente individualista.

Todo qued¨® reservado para el final, fren¨¦tico, que premi¨® el mejor paladar del Valencia

El juguillo del Athletic era monocorde. Se ha acostumbrado a cocer los goles a bal¨®n parado y ha dejado de creer en otro tipo de cocina futbol¨ªstica. No le ha ido mal as¨ª y ha decidido que inventen otros. El problema surgi¨® cuando se rompi¨® Llorente por un golpe dejando al Athletic sin el sem¨¢foro verde del ¨¢rea.

Algo ten¨ªa que cambiar porque aquello, sin ser indigesto, resultaba poco comestible. Sin Llorente, el Athletic est¨¢ en manos de Muniain, un ni?o de 16 a?os que tiene la virtud de cambiar los partidos y una experiencia que contrasta con su DNI. La forma en que le rob¨® la cartera a Navarro demuestra algo m¨¢s que picard¨ªa en la misma medida que Albelda pec¨® de pasividad ante Javi Mart¨ªnez en el disparo precedente. Muniain es de la estirpe de los bajitos que ha encumbrado al f¨²tbol espa?ol. Pero Villa es uno de los estandartes de esa estirpe y, fiel a su cita con San Mam¨¦s y ante Caparr¨®s, a los que siempre marca, remat¨® a botepronto un centro de Pablo, resarci¨¦ndose de un extra?¨ªsimo error anterior en un mano a mano con Iraizoz. Fueron dos chispazos en un partido excesivamente respetuoso que el Valencia s¨®lo busc¨® cuando lo vio perdido y el Athletic se lo encontr¨® cuando menos

se lo esperaba.

Y entonces sali¨® la tarta. F¨²tbol enrevesado, aguerrido, roto por la expulsi¨®n de Koikili. Pero el f¨²tbol que premia a los buenos y a los malos les dej¨® el protagonismo a Mathieu y David L¨®pez, que hab¨ªan arrasado su banda con un recital de mal juego. El franc¨¦s acert¨® en su disparo y David L¨®pez malgast¨® un penalti. Y todo acab¨® con Iraizoz rematando c¨®rners y rozando el gol. Lo que naci¨® soso acab¨® salado.