La revancha interminable
El recuerdo de la victoria en la Guerra de Flandes caldea en la prensa holandesa el ambiente ante la final contra Espa?a
El f¨²tbol como batalla ficticia. Como ajuste de cuentas hist¨®rico y espejo de la justicia popular. El estadio, de su lado, como nuevo Campo de Marte con el pase de bal¨®n como ¨²nico ejercicio bizarro. Los s¨ªmiles guerreros son dif¨ªciles de esquivar en el ambiente futbol¨ªstico. Prueba de ello es la aparici¨®n en la prensa holandesa de los primeros art¨ªculos sobre la final del Mundial del domingo contra la selecci¨®n espa?ola. "nrc.next", la edici¨®n matutina del vespertino NRCHandelsblad , un diario serio, ha unido en su portada dos revanchas hist¨®ricas que parecen interminables. En un recuadro naranja, se recuerda al lector que "ya vencieron (a la Espa?a de Felipe II) en 1648", tras la Guerra de Flandes. "En 2010 tambi¨¦n podremos hacerlo", concluye la frase, una especie de advertencia tranquilizadora. Si el titular es intenso, la letra peque?a que le acompa?a es algo m¨¢s bronca. "Ganar a Espa?a no tiene por qu¨¦ ser dif¨ªcil. S¨®lo hay que albergar sentimientos de venganza. A un enemigo quieres vencerle". Una foto en blanco y negro ilustra el texto a modo de compendio del desquite que se desea. Un hincha mira al espectador con una gorra donde aparece la palabra "Holland", grabada en la visera. Por su vestimenta y corte de pelo, se trata de la final perdida contra Alemania, en suelo germano, en 1974.
El reportaje que sigue a esta primera p¨¢gina cargada de emoci¨®n, explica el nacimiento de la "oranjemania". El autor, John Kroon, relata lo que signific¨® vencer a Alemania en el Mundial de hace tres d¨¦cadas. Se refiere, claro, a la extinta Rep¨²blica Democr¨¢tica de la guerra fr¨ªa. Esa s¨ª perdi¨® por 2-0 contra los holandeses en aquel campeonato. Kroon admite que "deporte y pol¨ªtica deb¨ªan separarse en 1974", pero cae de lleno en la actual marea naranja. "Eso siempre que gan¨¢ramos a la (entonces) Rep¨²blica Federal de Alemania", puntualiza. La realidad de 1974 result¨® frustrante para Holanda. De ah¨ª que el texto lamente que Espa?a les haya robado la posibilidad de medirse de nuevo con los germanos en 2010. A modo de cierre, destaca una arenga ir¨®nica sobre Espa?a. "El pa¨ªs del duque de Alba (de nuevo los tercios de Flandes). El de la Guerra de los Ochenta A?os. ?No deber¨ªamos hacer algo?", concluye el articulista.
De Pers, un diario gratuito que ha ido consolid¨¢ndose en dicho sector del mercado, aborda la final del Mundial de forma m¨¢s radical. Ofrece a sus lectores seis razones "para odiar a Espa?a". Son las siguientes: "maltratan a los animales; consideran un h¨¦roe al duque de Alba; mandan okupas a ?msterdam que s¨®lo causan destrozos; han descalabrado la econom¨ªa europea; maltratan a las mujeres y han llegado a la final del campeonato Mundial". Es posible que la bater¨ªa de t¨®picos se pretenda jocosa, pero de tanto estirarla, la broma acaba deform¨¢ndose. Curiosamente, la Holanda y Espa?a de hoy mantienen excelentes relaciones diplom¨¢ticas y comerciales, y suelen hacer causa com¨²n en foros como la UE. Otro campo, otros modos.
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