La liberaci¨®n de Contador
El chico de Pinto ganar¨¢ ma?ana su tercer Tour con 39s de ventaja sobre Andy Schleck despu¨¦s de pensar que lo perd¨ªa todo en la contrarreloj.- Menchov arrebata a Samuel S¨¢nchez el tercer escal¨®n en Par¨ªs
Finalmente, el viento acudi¨® en su ayuda.
Alberto Contador no celebr¨® su victoria con el gesto estereotipado del pistolero dando en la diana, sino que se dej¨® llevar plenamente por la emoci¨®n y levant¨® el pu?o con fuerza, al tiempo que daba un suspiro de alivio que se oy¨® hasta en Pek¨ªn, al tiempo que se derrumbaba y lloraba. Tanto hab¨ªa sufrido. "Fue una liberaci¨®n enorme", dijo. "Lo he pasado realmente mal".
Con ¨¦l, millones de aficionados, que rezaron, cruzaron los dedos, soplaron. El duelo, el verdadero, el que no lleg¨® a darse en el Tourmalet porque ninguno de los dos, ni Andy Schleck ni Alberto Contador, fue capaz de romper el hilo invisible que les un¨ªa, se produjo ayer en las llanuras del M¨¦doc, tan apacibles, 52 kil¨®metros entre vi?edos de malbec, cabernet franca y petit verdot, tan amadas por Hemingway que puso a su hija Margaux, como el ch?teau espectacular que atravesaron en bicicleta Contador y Andy, uno, el de Pinto, hundido en la miseria; el luxemburgu¨¦s, en las nubes, empujado por la fuerza de la fe.
Sali¨® Contador de Burdeos con 8s, y todos los especialistas dec¨ªan que con eso bastaba, que el d¨ªa ser¨ªa de tr¨¢mite. Contador, recordaban, puede que sea igual a Andy en la monta?a, pero en la contrarreloj lo machaca, seguro. Y as¨ª pareci¨® al principio. Andy, ligero de desarrollo, mov¨ªa con agilidad los pedales, pero no daba sensaci¨®n de avanzar tan r¨¢pido como Contador, pese a que este, nervioso, se mov¨ªa inquieto en el sill¨ªn, de atr¨¢s adelante, como si padeciera lombrices, se tocaba el casco, se volv¨ªa. Estaba mal, lo confes¨® luego, muy mal, "ha sido el d¨ªa que m¨¢s he sufrido en todos los Tours", dijo, "el d¨ªa con peores sensaciones", pero, pese a ello, en los primeros cinco kil¨®metros gan¨® 7s de ventaja sobre la sombra blanca del luxemburgu¨¦s.
"?se fue su error", dijo el maestro de la especialidad, Fabian Cancellara, que ya hac¨ªa unas horas hab¨ªa conseguido el mejor tiempo de la contrarreloj. "Yo le dije a Andy, mi compa?ero, mi pupilo, que saliera a tope, tope, y que aguantara, que aguantara. Y Contador sali¨® con la misma idea, empezar al m¨¢ximo para descorazonar a Andy de entrada. Y ah¨ª casi muri¨®".
En el kil¨®metro cinco empez¨® el tormento de Contador, que vio c¨®mo a la velocidad de un cuentagotas las d¨¦cimas de segundo iban cayendo a favor de Schleck. En el kil¨®metro 25, Contador perd¨ªa ya 7s en la contrarreloj. Manten¨ªa el maillot amarillo por s¨®lo 1s. El p¨¢nico. El caos. En el coche, desde donde le deb¨ªan dar las referencias, empezaron a discutir los directores y el mec¨¢nico sobre qu¨¦ decirle, la verdad pura y dura y arriesgarse a un hundimiento moral de Contador, o mentirle piadosamente, con el riesgo de que el ciclista no hiciera lo que ten¨ªa que hacer. "Hicimos lo que pudimos", dijo Sandro Martinelli, su director italiano. "Quiz¨¢s le dijimos la verdad...". Le dijeran lo que le dijeran, Contador se mosque¨®. "He sufrido much¨ªsimo con las referencias", dijo. "Lleg¨® un momento en que no sab¨ªa si las referencias eran de verdad o me ment¨ªan. Llegu¨¦ a dar todo por perdido".
Contador ten¨ªa motivos para sentirse nervioso. Hab¨ªa dormido mal. El est¨®mago le dol¨ªa. Por eso, como durante todo el Tour, en el que actu¨® guiado por la ley del c¨¢lculo y la m¨¢xima econom¨ªa, en el que corri¨® con una m¨¢scara impenetrable de invulnerabilidad que escond¨ªa sus debilidades, decidi¨® que deb¨ªa fingirse m¨¢s fuerte de lo que estaba, salir al m¨¢ximo, impresionar. Y all¨ª estaba. Mediada la etapa y agarrado a un segundo. Dispuesto a una lucha tit¨¢nica. Los siguientes 15 kil¨®metros as¨ª fueron. La lucha de dos voluntades por no ceder, conscientes de que el primero que se rindiera, que obedeciera a unas piernas que solo ped¨ªan reposo, estaba perdido.
Juan Antonio Flecha, que hab¨ªa hecho la contrarreloj unas horas antes, dec¨ªa que el viento soplaba por todas partes, que unas veces de cara y otras de espalda, tambi¨¦n por la izquierda y por la derecha, pero en cuanto el viento aument¨® su velocidad y encontr¨® la autopista del valle del estuario del Garona, empez¨® a soplar constante e intenso del noroeste, oblicuo de cara para los corredores, empez¨®, as¨ª, a ayudar a Contador, quien encontr¨® un ritmo digno para mover el 54/11 (el mismo desarrollo que Andy) con mejor cadencia, que se acopl¨® mejor, m¨¢s compacto, m¨¢s cerrado, sobre su Specialized que Andy, m¨¢s desgalichado, m¨¢s esbelto, sobre la suya. A falta de 10 kil¨®metros, el luxemburgu¨¦s comenz¨® a ceder inexorablemente: 10s. La situaci¨®n comenzaba a estar bajo control.
Hace un a?o, en su esplendor del lago de Annecy, Contador luch¨® para derrotar a Cancellara y lo consigui¨®; ayer, en los ¨²ltimos kil¨®metros, su objetivo era superar la barrera de los 31s, el tiempo en que le aventajaba Andy antes de su percance con el cambio y la cadena. Como condenado por el destino en 31s exactos se qued¨® su ventaja, en 39s, los mismos que le sac¨® en Bal¨¨s, su diferencia en la general. "Y eso significa", concluy¨®, ya liberado, ya sereno, "que he sufrido much¨ªsimo para ganar el Tour".
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