Acoso y derribo en la cuenca minera
Purito recupera el maillot rojo con un ataque en el ¨²ltimo kil¨®metro que hundi¨® a Nibali
Fabian Cancellara no mira nunca las clasificaciones, no sabe, antes de partir de Gij¨®n, que marcha el cuarto por la cola; tampoco le seduce la idea de perder m¨¢s tiempo del absolutamente necesario, forzar los frenos en los descensos de la etapa reina para terminar el ¨²ltimo de la general e intentar ma?ana el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, ser el primero de una gran vuelta que sale el primero de una contrarreloj y la gana. De vinos s¨ª que sabe el gigante suizo, en los vinos s¨ª que se fija el corredor que gan¨® en Burdeos, entre las uvas del M¨¦doc, la ¨²ltima contrarreloj del pasado Tour. Sabe tambi¨¦n que ma?ana le toca vi?edos de tempranillo. "S¨ª, s¨ª", dice Cancellara, "la Ribera del Duero. Vinos muy buenos. Pero no, no voy a intentar salir el primero, me gusta tener siempre a unos cuantos por delante a los que poder doblar y con los que medirme". Antes de los vinos, sin embargo, ayer mismo, Cancellara y el pelot¨®n recorrieron la cuenca minera asturiana donde los pozos de carb¨®n les recordaron que polvo son, aun polvo apasionado, trabajadores del sudor y del coraz¨®n.
Entre San Lorenzo y la Cobertoria a Cancellara, invisible hasta entonces en la carretera toda la Vuelta, le toc¨® participar en las maniobras de acoso y derribo al l¨ªder Nibali que hab¨ªan iniciado antes del San Lorenzo el Caisse d'?pargne y el Euskaltel, los dos equipos que lo perdieron todo en la ca¨ªda de Pe?a Cabarga. El equipo de Unzue lanz¨® un ataque largo infiltrando en la primera fuga a Luis Le¨®n, que estaba a siete minutos en la general, estilo Tour, como aquel d¨ªa del Tour en el que el mismo Luis Le¨®n pudo ser l¨ªder, pudo ganar la etapa y se qued¨® en nada. Como ayer. El equipo de Gerrikagoitia hizo lo mismo, pero m¨¢s a lo grande, con tres ciclistas a la vez devorando las rampas de San Lorenzo. Se trataba de que Oroz y Txurruka llevaran hacia adelante a Mikel Nieve, escalador menudo y serio, la nueva ola m¨¢s o menos con ra¨ªces en lo de toda la vida, para que rematara en el ¨²ltimo puerto la subida a Coto Bello, una especie de Alpe d'Huez, magn¨ªfico asfalto, pendiente regular y alta, terrible final en una antigua mina a cielo abierto.
Detr¨¢s de ellos, el Liquigas de Nibali en pleno control¨® los movimientos, no dejando, correa corta, m¨¢s de 3m a los alborotadores, lo que, llegado el momento, se demostr¨® fatal. Terminado el acoso ?primer cap¨ªtulo de la etapa m¨¢s verdadera de la Vuelta y en el que tambi¨¦n entr¨® de entrada el invisible Fr?nk Schleck ya subiendo la Cobertoria? lleg¨® el derribo. Lleg¨® en Coto Bello, cuando a Nibali solo le quedaba el incre¨ªble y sacrificado Kreuziger. Lo iniciaron Fr?nk, de nuevo, y Sastre, empe?ado en terminar en el top ten, al comienzo del puerto. Lo remataron, en el ¨²ltimo kil¨®metro, el m¨¢s duro, primero Mosquera, que hizo temblar a Kreuziger, Y luego Purito, que desnud¨® a Nibali del maillot rojo con un pu?ado de segundos (37s) que deber¨¢ defender ma?ana, 46 kil¨®metros muy llanos, entre los vi?edos y el Duero.
En la salida, triste y melanc¨®lico, el lehendakari Ardanza, patr¨®n del Euskaltel tambi¨¦n, recordaba el momento traum¨¢tico que sufri¨® toda la afici¨®n vasca con la ca¨ªda de Anton el s¨¢bado, cuando se aprestaba a rematar la Vuelta, lo que hab¨ªa supuesto ese momento. En la meta, ni Ardanza, que sigui¨® la etapa en el segundo coche del equipo, ni ning¨²n aficionado vasco pod¨ªan estar deprimidos: hab¨ªa ganado la etapa Mikel Nieve, un escalador navarro de 26 a?os, disciplinado y obediente, un chico de Leitza, un pueblo en el que lo que gusta es la pelota, en el que suspiran por Barriola y Bengoetxea, la pareja manomanista que revienta los frontones, que ya tienen un nuevo h¨¦roe deportivo, un chaval capaz de lograr, desde las tripas, convertir una ca¨ªda en el impulso para la ilusi¨®n. Detr¨¢s, m¨¢s de 20 minutos m¨¢s tarde, lleg¨® Cancellara, que se esforz¨® finalmente tanto que acab¨® 14? por la cola en la general.
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