El Villarreal se hace grande

Partidos como el disputado en El Madrigal curten. El Villarreal, con f¨²tbol y una inusual dosis extra de adrenalina, derrot¨® a un buen Athletic en el inicio, pero superado luego por el excelso rival y su mal hacer defensivo. Una falta de atenci¨®n de su zaga y un p¨¢rvulo error de Iraizoz dilapidaron el plan del grupo de Caparr¨®s, que vendi¨® cara su derrota. Necesit¨® el Villarreal sacar a relucir lo mejor de s¨ª mismo y el m¨¢ximo nivel de sus jugadores, con Diego L¨®pez incluido, para derribar a un contrario ambicioso que se llev¨® una derrota con demasiado eco para sus merecimientos. No le faltaron tampoco a un Villarreal grande.

Lo sab¨ªa el Athletic, lo tem¨ªa el Villarreal: el despliegue exterior del conjunto bilba¨ªno y su poderoso juego a¨¦reo pod¨ªa vulnerar la, hasta hoy, in¨¦dita porter¨ªa amarilla en los cuatro partidos precedentes en El Madrigal. A la primera ocasi¨®n hizo diana el Athletic, tras un buen centro de Aurtenetxe y un mejor remate de Llorente, imposible para Musacchio en el salto, inevitable destino para Diego L¨®pez. Lograba el Athletic un id¨ªlico comienzo, estudiado ¨¦l, con la presi¨®n adelantada sobre la l¨ªnea de creaci¨®n castellonense, con Susaeta y Muniain pegados a la cal intentando percutir por los costados. Fernando Llorente, el goleador nacional m¨¢s en forma, lograba su s¨¦ptimo gol en la Liga.

La situaci¨®n, in¨¦dita para el Villarreal, requer¨ªa una r¨¢pida asimilaci¨®n y una tranquila gesti¨®n del hecho. R¨¢pidamente dispuso el grupo de Garrido de una ocasi¨®n inmejorable para equilibrar el encuentro, curiosamente en una contra llevada por Nilmar, continuada por Cazorla y rematada por Rossi ante un ¨²nico defensor, pero evitada finalmente por Iraizoz. Recuperar el sosiego y el juego combinativo pod¨ªa dar alg¨²n r¨¦dito a un Villarreal inferior en el plano f¨ªsico. El que m¨¢s ahondara en sus virtudes tendr¨ªa mucho terreno ganado.

El estilo m¨¢s intenso y agresivo, pero sin maldad, del Athletic alter¨® el proceder del Villarreal, acostumbrado a rivales m¨¢s d¨®ciles, lo que le hizo apretar los dientes y reaccionar, una cara desconocida para el conjunto castellonense, al que espole¨® una grada mucho m¨¢s caliente e implicada de lo habitual. Despert¨® el conjunto de Garrido, que dio a probar al Athletic su propia medicina: un centro de Borja Valero fue rematado de cabeza por Nilmar, libre de marcaje ante la media salida de Iraizoz.

La falta de atenci¨®n de la defensa del Athletic en el gol de Nilmar, el sexto de la temporada, qued¨® en una peque?a falta comparada con el infantil error de Iraizoz al intentar enviar un sencillo pase a Aurtenetxe tras una cesi¨®n de San Jos¨¦. La ligera presi¨®n de Cani asust¨® a Iraizoz, cuyo env¨ªo al lateral lo intercept¨® Cazorla. List¨ªsimo ¨¦l, envi¨® a la red de primeras. En siete minutos de pasi¨®n, los ¨²ltimos del primer acto, el Villarreal volteaba un marcador cuestionado por el buen planteamiento y disposici¨®n del Athletic, que se vio por detr¨¢s por su propia impericia defensiva y la superlativa calidad de su rival.

Nac¨ªa un nuevo partido en el que el Athletic no renunciaba a nada, ya sin sus dos pu?ales de banda: Susaeta, lesionado a la media hora de juego, y Muniain, sustituido tras el descanso. El peligro del Athletic se centraba por completo en Llorente, desequilibrante por tierra y por aire, lo que hizo sacar a Marchena toda su experiencia.

Contrario a la voluntad del Villarreal, el encuentro deriv¨® en una ida y vuelta sin control. El Athletic, m¨¢s directo, cont¨® con ocasiones, monopolizadas por el omnipresente Llorente. El Villarreal, a ras de suelo, contrarrest¨® el poder rojiblanco y Rossi y Montero certificaron la victoria de un equipo que se hace grande.

Villarreal 4 - Athletic 1