El Atl¨¦tico vuelve al psicoanalista
Un gran H¨¦rcules vapulea en la primera parte a un rival sin alma y sin ideas
El Atl¨¦tico vuelve a convertirse en carne de psicoanalista, inmerso en una de esas crisis de personalidad padecidas en los ¨²ltimos a?os. No es un episodio aislado sino repetido ya en diversas ocasiones a lo largo de la temporada: un equipo sin ideas ni planes para llevarlas a cabo. Preparado en la primera parte para conservar el empate a cero, con tres mediocentro defensivos -Assun?ao, Su¨¢rez y Ra¨²l Garc¨ªa-, el cuadro rojiblanco recibi¨® una tunda muy dolorosa; liberado de tanto dique en la medular, el Atl¨¦tico maquill¨® ligeramente la goleada tras el descanso.
En su cuarto triunfo consecutivo en casa, el H¨¦rcules confirm¨® su bipolaridad en el campeonato: una potencia en su estadio, donde sus delanteros imponen su enorme presencia, y una nulidad fuera del Rico P¨¦rez, incapaz de acercarse a sus goleadores.
H¨¦rcules 4 - Atl¨¦tico 1
H¨¦rcules: Calatayud; Cort¨¦s, Abraham Paz, Pamarot, Pe?a, Fritzler, Abel Aguilar, Tote (Cristian, m.64), Valdez (Rufete, m.75), Thomert (Sendoa, m.51) y Trezeguet.
Atl¨¦tico de Madrid: De Gea; Ujfalusi, God¨ªn, Dom¨ªnguez, Filipe Luis, Ra¨²l Garc¨ªa (Koke, m.59), Assun?ao, Mario Su¨¢rez (Fran M¨¦rida, m.46), Reyes, Diego Costa y Kun Ag¨¹ero (Forl¨¢n, m.77).
Goles: 1-0. Min.11: Tote. 2-0. Min.23: Valdez. 3-0. Min.32: Thomert. 4-0. Min.45: Trezeguet. 4-1. Min.88: Reyes.
?rbitro: Paradas Romero (Colegio Andaluz). Amonest¨® a Pe?a, del H¨¦rcules.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 18 de Liga en Primera Divisi¨®n, disputado en el estadio Rico P¨¦rez de Alicante ante unos 24.000 espectadores. Se guard¨® un minuto de silencio en memoria de la madre del presidente del H¨¦rcules, Mar¨ªa Ros Mula, fallecida recientemente.
Zurdo cerrado aunque ubicado por el entrenador, Esteban Vigo, a pie cambiado, en el extremo derecho, Tote destroz¨® al Atl¨¦tico de Madrid con sus arrancadas desde el centro de campo, sus combinaciones con el lateral derecho Cort¨¦s y su picard¨ªa para inventarse un gol donde no exist¨ªa. Todo empez¨® con una pared con Cort¨¦s que le llev¨® a encarar dentro del ¨¢rea al lateral izquierdo, Filipe Luis, y al central zurdo que lo acompa?aba, Dom¨ªnguez. Frenado por estos en un primer instante, el bal¨®n qued¨® muerto entre los dos defensores y el atacante. Tote decidi¨® atacarlo y disparar a gol sin apenas ¨¢ngulo, cerca de la l¨ªnea de gol, y hacia el palo cubierto por De Gea. El portero fue el primer sorprendido. Entre sus guantes y el palo, se le col¨® la pelota. Y abri¨® un boquete inmenso en la moral del Atl¨¦tico.
A partir del gusto exquisito de Tote, el H¨¦rcules empez¨® a tejer un f¨²tbol muy suave que acabar¨ªa convirti¨¦ndose en un martillo en los pies de sus dos delanteros, Valdez y Trezeguet. El paraguayo traz¨® en el disparo una curva perfecta desde la frontal, con la zurda, lejos del alcance de De Gea, su s¨¦ptimo gol en el torneo. En su noveno tanto, el franc¨¦s remat¨® de primeras, raso y pegado al palo, tambi¨¦n desde la frontal, un pase de Tote desde la izquierda. Trezeguet es lo m¨¢s parecido a un felino dentro de un campo. Se mueve sigilosamente de aqu¨ª para all¨¢, buscando la espalda de un central o de otro, esperando la ocasi¨®n para zamp¨¢rselo. Entre medias, Tholmert gan¨® la posici¨®n a la defensa y cabece¨® picado un centro desde la izquierda de Pe?a.
Todo eso sucedi¨® en la primera parte, la mejor del H¨¦rcules tras su regreso a Primera. Un recital con la aquiescencia de un Atl¨¦tico sin orgullo ni f¨²tbol, lastrado por un trivote en el centro del campo, incapaz de dar dos pases seguidos, con Reyes y Ag¨¹ero como llaneros solitarios, sin que pudiera percibirse la aportaci¨®n de Diego Costa. Es un misterio por qu¨¦ Quique Flores mantiene tanto tiempo en juego al delantero brasile?o, muy por debajo de su rendimiento la campa?a pasada en el Valladolid.
Sacrificado uno de los mediocentros (Su¨¢rez) a favor de un enganche (Fran M¨¦rida), el Atl¨¦tico volvi¨® del descanso con un equipo m¨¢s racional, sinti¨¦ndose m¨¢s c¨®modo con el bal¨®n. Y Ag¨¹ero envi¨® al palo una falta colada por el exterior de la barrera. El segundo cambio de Quique no fue tampoco Forl¨¢n, sino el canterano Koke, en lugar de Ra¨²l Garc¨ªa, lo que supon¨ªa un Atl¨¦tico much¨ªsimo m¨¢s ofensivo que el de la primera parte, con dos puntas y tres volantes.
Tampoco eso puso nervioso al H¨¦rcules, consciente de que le bastaba con seguir siendo s¨®lido en defensa para defender una victoria hist¨®rica. Con la intenci¨®n de alg¨²n otro chispazo para redondearla. De Gea estaba de los nervios y a punto estuvo de comerse tambi¨¦n un disparo lejano de Sendoa.
Forl¨¢n no entr¨® hasta el minuto 78 y no por Costa sino por Ag¨¹ero, se?al de que Quique ya estaba pensando en el choque copero frente al Real Madrid. Y a pesar del gol postrero de Reyes, en un remate con la derecha, el rostro del t¨¦cnico madrile?o sigui¨® siendo digno de un funeral, sin ganas de pasarse de nuevo por el div¨¢n.
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