El Tottenham tiene el pie torcido

El ataque por bandera, tropecientos disparos, tres postes y un empate. El Tottenham, de gusto refinado para el f¨²tbol y alegre en la propuesta, hasta despreocupado en la retaguardia, arrincon¨® al West Ham con fiereza pero palideci¨® en el remate, de enfoque terrible y pie torcido. Fue un ataque perenne, arma posible contra rivales menores, que se impresionan ante las pertinaces y sucesivas embestidas. Pero no contra potencias de empaque, como el Madrid -se jugar¨¢n las habichuelas en cuartos de la Champions-, que le puede discutir la posesi¨®n del bal¨®n y que convierte en gol cualquier rendija.

M¨¢s que al ritmo del pase y de la asociaci¨®n, el Tottenham ataca posicionalmente, adelantando las l¨ªneas y con una ofensiva en tromba, con cinco jugadores por delante de la pelota. Tiene pie para el juego de mezcla y toque, pero flaquea en el pase que descuenta rivales, que desarbola las tupidas zagas que le plantean la mayor¨ªa de los equipos de la Premier, intimidados por la n¨®mina de futbolistas ofensivos de los Spurs, por la vocaci¨®n de atacar que les define. Eso le ocurri¨® hoy en White Hart Line frente a un West Ham tan apocado como reagrupado en su ¨¢rea.

Entiende Redknaap, tambi¨¦n imbuido por el juego que define al club londinense, que al f¨²tbol se juega sin freno. Al Tottenham, en cualquier caso, le cuesta horrores atender al retrovisor. Una circunstancia que desdibuj¨® su propuesta, que por poco no le cuesta el partido; Cole rompi¨® la l¨ªnea del fuera de juego por dos ocasiones y no supo afinar en el remate, cuando solo le quedaba batir a Gomes, excelente en el duelo, por m¨¢s que su gorra en el primer tiempo -por el intenso reflejo del sol- pusiera en entredicho su est¨¦tica como guardameta. Manos firmes y pies torpes, otra debilidad de los Spurs, que se diluyen en su ¨¢rea porque no sacan la pelota jugada desde atr¨¢s. Y, como hoy, sin Crouch en la punta de ataque, sin una boya, pierden una cantidad de balones notable porque no hay quien la baje. Por eso Modric, alejado definitivamente de la media punta y reciclado a medio centro, es la pieza m¨¢s capital.

Primoroso en la conducci¨®n, ejemplar en el quiebro y notable en el pase, Modric asume todo el peso de la construcci¨®n. Frente al West Ham, recul¨® para recoger el bal¨®n y repartirlo con equidad a ambos costados. De lado a lado, con criterio pero un tanto horizontal. Tambi¨¦n se dej¨® ver en el ¨¢rea rival, como en esa jugada que le regal¨® el gol a Defoe -inepto todo el duelo en el remate -, como en ese disparo que ataj¨® Green. Pero a Modric le falt¨® el pase definitivo e interior, una carencia que se extiende al equipo. Entre otras cosas, porque Defoe no ten¨ªa espacios para ganarle la espalda a la defensa adversaria -demasiado cerca del meta-, y porque Van der Vart no le ayud¨®. El holand¨¦s comprende que su misi¨®n no pasa por filtrar balones, sino que es un francotirador de gatillo f¨¢cil, que busca las cosquillas de los guardametas rivales a base de zapatazos. No tuvo fortuna frente a Green, atento y de manos firmes.

Tampoco enca?on¨® con acierto Lennon, que envi¨® el cuero al poste, ni lo hizo Defoe, que lo estamp¨® en el otro palo. Ni Bale, que ejecut¨® con maestr¨ªa una falta frontal, sutil, teledirigida, hasta que la manopla de Green la envi¨® al larguero. Suerte que tambi¨¦n corri¨® Pavlyuchenko, revolucionario desde que pis¨® el c¨¦sped, est¨¦ril en sus tres disparos desde el balc¨®n del ¨¢rea. La r¨¦plica del West Ham, de nuevo por la tibieza de la zaga contraria, lleg¨® con sensacional chilena de Noble que no entr¨® de chiripa. Tablas finales y el Tottenham, bien ofensivo pero fr¨¢gil atr¨¢s, re?ido con el gol. Una deficiencia que solo penaliza.